[1-V-2011]
Cómo escribir unas pocas palabras sobre esta película. Cómo reflejar en unas líneas las sensaciones que te provoca un filme que habla claramente sobre un terror cotidiano que no debería ser, ni existir. Cómo no quedarse afectado por el drama de Silvia (Michelle Jenner), que nos dispara a bocajarro sin estridencias ni juegos fílmicos. Narrar una historia de horror es fácil si no te paras a pensar un poco en como contarlo. Quizás por ello películas como Precious, donde el terror es excesivo y sin contemplaciones afectan menos (aunque asquean lo suyo) que esta película de Montxo Armendáriz, que regresa a las pantallas tras varios años de ausencia. Porque, en una senda similar a la magnífica Elisa K, esta es una película que muestra sin caer en lo visceral, atrapando al espectador sin manipularlo. Abriendo ventanas donde y cuando a veces las puertas no se vuelven a abrir nunca más.
Silvia tuvo el horror en casa, en la persona de un padre (Lluís Homar) que siempre la quiso, demasiado. La madre (Belén Rueda) asiste a la caída en los infiernos de su hija, ya de pequeña, en los cambios que algo que no puede contar pero que se palpa rascando un poco ha provocado en una niña de siete, catorce y, siempre niña, veinticinco años. A Silvia le quitaron algo más que un pasado: la posibilidad de forjar un futuro. Y en su camino errático, contraductorio en ocasiones, atrapado en un bucle que no cesa, Armendáriz nos lleva de la mano. Sin aspavientos, sin apenas más que una cámara que sigue a Silvia por las calles de una lluviosa ciudad. Silvia al violonchelo, Silvia jugando a las tragaperras, Silvia conociendo a un chico. Pero Silvia muda, aunque en sus ojos se lee todo. Hay una escena que quizá se pueda interpretar de muchas maneras: Silvia practicando al chelo con su amiga Maite (Núria Gago) al piano; tocan Falla, pero de pronto Silvia arranca con el Preludio de la Suite nº 1 de Bach. Un momento de pulsión, de mostrarse al mundo, de chillar a los cuatro vientos lo que Silvia siente. Pero aún nadie puede entenderla.
Preciosa, preciosísima película de Montxo Armendáriz, que nos habla de mucho más que del trauma por unos abusos sufridos en la infancia. Película de denuncia social de una realiad muy existente. Película de testimonio. Película de sentimientos.
Cine, señores, cine.
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