En el inicio de este documental, que se sitúa en la capilla ardiente del ataúd que alberga el cadáver de Federico Fellini, uno de los asistentes comentaba la relevancia de su muerte, prácticamente la de un jefe de estado, y cuán importante fueron las películas de este cineasta; en un momento determinado comenta que en el metro silbó (y silba la
“La passerella di Otto e Mezzo”) y que todo el mundo se giró: reconocían el tema de Nino Rota para este filme, uno de los mejores de Fellini, se sumaban incluso. “Cuando la humanidad se siente unida”, terminaba. Hoy en día, es más que probable que alguien silbe esta y otras piezas que Rota compuso para muchas películas de Fellini, y pocas personas las reconozcan; quizá si escuchan
el tema de Amarcord les venga a la cabeza el
anuncio de unos cruceros.
Las películas de Federico Fellini (1920-1993) tampoco suelen emitirse con asiduidad en las cadenas generalistas: quizá la 2 de TVE muy de tanto en tanto o algún canal local casi de tapadillo. No busques en los catálogos de Netflix y HBO España: no tienen ninguna de sus películas. En Amazon Prime Video sí encontrarás joyas como 8 y medio, Los inútiles, La Dolce Vita y Giulietta de los espíritus, que podrás complementar en Filmin (dónde si no), donde encontrarás estas y otras películas del director italiano: La Strada, Las noches de Cabiria, Fellini Satyricon, Roma de Fellini, Boccaccio 70… Tristemente, ninguna de esas plataformas incluye Amarcord en sus catálogos.
Pero para los que tenemos ya una cierta edad y recordamos ciclos de películas en TVE cuando éramos pequeños, el cine de Fellini forma parte de nuestra educación sentimental, de nuestro bagaje; entonces quizá no comprendiéramos esas películas, pero nos fascinaban: tenían algo, entre la realidad y los sueños, entre el misticismo y lo costumbrista, que nos atrapaba, que nos mantenía enganchados al televisor (y más en aquellos armatostes que “potenciaban” el blanco y negro). Comentaba, y volvemos al documental, ese asistente anónimo al homenaje al cineasta fallecido lo que significaba Fellini: su gran espiritualidad. Y es que
Fellini de los espíritus incide, ya en el propio título con un juego de palabras que evoca una de sus grandes películas, en precisamente eso: la espiritualidad de su cine.
Estrenado con motivo de su nacimiento en 2020, el documental de Anselma Dell’Olio se centra no tanto en lo que sería habitual en el género, la vida y obra de este gran personaje, sino en lo que tiene de “espiritual”, por definirlo de esa manera, su cine. El viaje (le fascinaban al de Rímini las estaciones de tren, pero no le gustaba viajar), la religión, los sueños (quizá ambos sean los temas que más desarrolló en su filmografía y desde diversas aproximaciones, siendo el primero además fuentes de no pocas controversias) y el psicoanálisis son algunos de los ejes sobre los que pivota el filme.
Una película documental que se construye a partir de fragmentos de sus películas y de extractos de entrevistas al propio Fellini (incluso alguna en España) durante muchos años, a colaboradores y amigos suyos (guionistas, escritores, periodistas, músicos, académicos, críticos de cine, “amigos mágicos”), y a directores que han admirado su obra, como William Friedkin, Terry Gilliam y Damien Chazelle, que serán mucho más reconocidos para el público que esa pléyade de colaboradores y amigos que hablan sobre el director italiano; quizá Nicola Piovani (que compuso la música de las últimas películas de Fellini, una vez desaparecido Nino Rota en 1979) y, sobre todo, Roberto Benigni (que protagonizó su último filme,
La voce della luna en 1990) sí sean más conocidos para el espectador no italiano.
El resultado es una delicia para los amantes del cine de Federico Fellini y, me parece, una estupenda oportunidad para que se aproximen a él quienes lo han catado poco o no lo conocen (atención, estudiantes de cine y televisión: supone parte de vuestro aprendizaje). Un documental que se acompaña de una banda sonora a cargo de Antonio Fresa que evoca la música de Nino Rota (a destacar en un collage de fragmentos de películas al final del mismo) y que nos traslada a ese mundo “mágico”, espiritual, de uno de los directores y guionistas italianos más importantes, si no el más importante y original, de la cinematografía italiana. Y sobre todo un viaje a los recuerdos que sólo sus películas, sus imágenes y personajes, su música, logran desenterrar de nuestra nebulosa memoria.