10 de enero de 2024

Reseña de El cielo sobre Alejandro, de Luis Villalón

Reseña publicada originalmente en Hislibris.

Para los habituales de Hislibris y de su correspondiente foro, Luis Villalón no es un desconocido. Su pasión por la historia y la cultura griegas es tan desbordante como contagiosa, y su pluma afilada (y a menudo socarrona) nos ha deparado magníficas reseñas y comentarios. Su faceta de escritor, tanto en ensayos como en el género de la novela (y la narración breve) histórica(s), se ha afianzado con el paso del tiempo, más allá de los peros que él mismo quiera añadir (la modestia cuando es sincera es doblemente apreciada). Con relatos como “El mesenio”, publicado en la antología El camino de los mitos II (Ediciones Evohé, 2009), Luis –permítasenos el trato familiar: para los que lo conocemos ya es prácticamente de la familia–, y con el que ganó el II Concurso Internacional La Revelación de Relatos de Mitología Clásica, ya apuntaba maneras y lo hizo con otros relatos que presentó en diversas ediciones del Concurso de Relato Histórico Hislibris, como “El fenicio de Eutresis” (publicado en la antología de los dos primeros concursos, Ediciones Evohé, 2010), “Acerca de la virtud en la época de los griegos” y “Los huérfanos de Clermont” (publicados en la antología del 4º concurso, Ediciones Evohé, 2012), “La voluntad de poder” (en la antología del 6º concurso, Ediciones Evohé, 2014) y “La paradoja del mentiroso” (publicado en la antología del 9º concurso, Ediciones Evohé, 2017); y tres veces ganó Luis/Cavilius este certamen tan hislibreño: en las 2ª, 4ª y 6ª ediciones y se consagró como un maestro en el relato y con temáticas (e incluso técnicas) diversas, no sólo la griega. Pero la primera novela tenía que llegar, y sobre tema netamente griego, y lo hizo en paralelo a alguna de esas ediciones del concurso: Hellenikón (Ediciones Evohé, 2009) se presentó con mucha expectación y obtuvo los parabienes de los lectores que la leyeron y disfrutaron; servidor, que tuvo que lidiar con la presión de reseñarla (y con su malinterpretación), vio en la novela aspectos positivos, otros que no tanto, y destacó (y es algo que el paso del tiempo ha logrado que se afiance como sus virtudes) que fuera «una buena muestra del género […]» y que ofreciera «aire fresco en un género en el que lamentablemente se cae en lo habitual» (añadiría lo adocenado). Ambas cuestiones hoy en día siguen siendo tan esenciales como entonces.

7 de enero de 2024

Reseña de 24 horas en la Roma de Nerón: una inmersión en la vida cotidiana en la capital del Imperio, de Dimitri Tilloi-D'Ambrosi

Nota: esta reseña parte de la lectura del original francés, 24 heures de la vie sous Néron (Presses Universitaires de France, 2022).

Aniceto fue un liberto imperial «caído en desgracia»; según Tácito, «confesó» ser amante de Octavia, esposa de Nerón. Por lo que parece, se trató de un acuerdo con el emperador, que necesitaba una excusa para repudiar y deshacerse de su esposa mediante un exilio en Pandataria y su posterior asesinato en el año 62 de nuestra era (Tácito, Anales, XIV, 60-65). El objetivo de Nerón era casarse con Sabina Popea, que fallecería en 65, probablemente por un aborto (y no de una patada en el abdomen, como refiere la leyenda negra del emperador). Aniceto fue escogido con especial atención para representar ese papel de adúltero: antiguo tutor de Nerón y después prefecto de la flota en Miseno, había sido el responsable de hacer «naufragar» el barco en el que viajaba la madre de Nerón, Agripina la Menor, de quien el el princeps quiso deshacerse en 59, pues ansiaba liberarse de su influencia y poder; al fallar el mecanismo para que se hundiera el barco, y tras sobrevivir a nado Agripina, Aniceto se encargó de que unos soldados la asesinasen (Tácito, Anales, XIV, 3-8). Al haberle fallado antes, Nerón consideraba que Aniceto era perfecto para participar en la mascarada respecto a Octavia: el liberto «confesó» el adulterio con ella y Nerón lo «castigó» con un exilio en Cerdeña, «donde llevó un exilio sin pobreza y acabó sus días de muerte natural» (ibid., XIV, 12). Vamos, que a ambos les salía redonda la jugada. 

30 de diciembre de 2023

2023: un año de libros

Llega ese momento de finales de año en que "toca" hacer repaso de las lecturas que uno hizo en esos 365 días: una cita que, no por menos esperada, se hace también cada vez más morosa, pues a fin de cuentas no es más que una selección de libros que, bajo mi exclusivo criterio, considero que son de las mejores que he hecho durante ese viaje anual de la Tierra alrededor del Sol, y que no dejan de ser un atisbo, unas ligeras impresiones. No obstante, la pereza cada vez me acompaña más en estas lides y la idea no solo de escoger y comentar 20 títulos, sino además de mencionar aquello que pudo entrar en esa selección, me resulta cada vez más pesado (advierto, lo he intentado). A fin de cuentas, ¿a quién le importan?, podría argüir. Pero como las tradiciones, por cansinas que vayan siendo, acaban por imponerse... pues manos a la masa. Para empezar, este año fueron 108 títulos, un par de ellos inacabados, los que pasaron por mis manos y al escrutinio de unos ojos cada vez más cansados. ¿Estadísticas (que nadie me ha pedido)? Pues de esos 108 títulos, 13 fueron relecturas (a menudo de un idioma a otro); predomina la no ficción frente a solo 13 novelas; 23 fueron en inglés, 11 en catalán, 2 en francés, 1 en italiano, 1 se tradujo como se pudo del alemán (y la lectura fue fluida)... y el resto en castellano; 19 fueron libros publicados antes de 2019, el resto son mayoritariamente de 2023 y algunos de 2022 (intento bajar el número de las estrictas novedades, pero en muchos aspectos se depende de ellas). 

7 de octubre de 2023

Reseña de Alexandra Kolontái: una feminista en tiempos de la Revolución Rusa, de Hélène Carrère d’Encausse

Nota: esta reseña parte de la lectura del original en francés, Alexandra Kollontaï. La Walkyrie de la Révolution, Fayard, 2021; las citas y su paginación proceden de esta edición.

Aleksandra Kolontái (nacida Aleksandra Mijailóvna Domontóvich, 1872-1952) estuvo entre los primeros bolcheviques de primera línea y en relación directa con Vladimir Ílich Uliánov, "Lenin", líder de la Revolución de Octubre, pero, a diferencia de otros camaradas bolcheviques, como Trotski, Kaménev, Zinóviev, Bujarin o Stalin, no tuvo un reconocimiento entre los miembros del posterior Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) ni se resaltó su papel en la construcción de la utopía soviética. De hecho, y como se menciona hacia el final de este libro, no hubo un obituario en el periódico oficial soviético, Pravda, a su muerte en marzo de 1952, no fueron destacados ni recordados sus aportaciones a la Revolución, sobre todo desde la esfera del feminismo; apenas una breve necrológica se publicó en Izvestia, órgano gubernamental, y firmada «por un grupo de amigos y de colaboradores» (p. 269). El líder soviético, Stalin, que moriría nueve meses después, no publicó ningún artículo ni hizo ningún homenaje explícito. Kolontái, de hecho, si bien no fue complaciente con el régimen estalinista, no fue víctima de las purgas –afortunadamente para ella, su labor como embajadora la mantuvo fuera del país durante gran parte de las décadas de los años treinta y cuarenta– y siempre dio su apoyo al líder soviético.

6 de septiembre de 2023

Reseña de Akhenatón. Historia, fantasía y el antiguo Egipto, de Dominic Montserrat

«Se han escrito más tonterías sobre el período de Tell el Amarna que sobre ningún otro de la historia de Egipto, y Akhenatón es un fuerte rival de Cleopatra entre quienes escriben novelas históricas. El atractivo de Cleopatra es la romántica combinación de amor y muerte; Akhenatón atrae mediante una combinación de religión y sentimiento. En el caso de Akhenatón, los hechos no soportan la reconstrucción que a menudo se hace a partir de ellos».
Margaret Murray, The splendour that was Egypt, 1949, p. 54.
Sobre Akhenatón («agradable a Atón»), el nombre que asumió el faraón de la XVIII Dinastía Neferjeperura Amenhotep («hermosas son las manifestaciones de Ra, hágase la voluntad de Amón»), conocido como Amenhotep (helenizado en Amenofis) IV (ca. 1353-1336 a.C.), se han escrito océanos de tinta, con bastantes ríos de «tonterías» alimentando sus aguas. Faraón hereje, monoteísta, henoteísta –el monoteísmo implica que sólo hay o se reconoce un dios, el henoteísmo incide en que se pone el foco en uno de los muchos dioses que pueda haber–, homosexual, transexual, loco, excéntrico, místico… son muchas las etiquetas que se le han adjudicado, especialmente desde la expedición napoleónica a finales del siglo XVIII, los viajes de eruditos y arqueólogos (y turistas) al yacimiento de Tell el Amarna a lo largo del XIX, el descubrimiento de las llamadas Cartas de Amarna en 1884 y las diversas campañas de excavaciones arqueológicas en el lugar – el británico sir William Matthew Flinders Petrie en 1891-1892; el alemán Ludwig Borchardt en 1907-1914; la Egypt Exploration Society (EES) entre 1921 y 1936, con trabajos a cargo de T.E. Peel, sir Leonard Woolley, Henri Frankfort, Stephen Glanville y John Pendlebury; las misiones del Departamento de Antigüedades egipcio, actual Consejo Supremo de Antigüedades, en la década de 1960; de nuevo la EES bajo el liderazgo de Barry Kemp entre 1977 y 2008–, así como los much(ísim)os libros publicados en el último siglo sobre este personaje. Un soberano del que no sólo la arqueología y la historia han tenido algo (mucho) que decir.

5 de agosto de 2023

Canciones para el nuevo día (3800/3029): "I Started a Joke"

Bee Gees - I Started a Joke



Disco: Idea (1968)

Canciones para el nuevo día (3799/3028): "The Great Gig in the Sky"

Pink Floyd - The Great Gig in the Sky



Disco: The Dark Side of the Moon (1973)

Canciones para el nuevo día (3798/3027): "The Chain"

Fleetwood Mac - The Chain



Disco: Rumours (1977)

Canciones para el nuevo día (3797/3026): "The Logical Song"

Supertramp - The Logical Song



Disco: Breakfast in America (1979)

Canciones para el nuevo día (3796/3025): "Sweet Talkin' Woman"

Electric Light Orchestra - Sweet Talkin' Woman



Disco: Out of the Blue (1977)