21 de septiembre de 2016

Reseña de Manifiesto por la Historia, de Jo Guldi y David Armitage

En este libro breve que publica Alianza Editorial y que asume la forma de un manifiesto, Jo Guldi (Brown University) y David Armitage (Harvard University) reflexionan sobre el papel de la Historia en la actualidad, sus problemas presentes –la «crisis de las humanidades», la dictadura del short-term (o cortoplacismo), la visión no útil de la disciplina en los gobiernos, empresas y think tanks– y los desafíos que plantea la recuperación de la longue-durée (la larga duración) de Annales y Fernand Braudel para analizar conceptos como el cambio climático, la gobernanza, la desigualdad y el manejo de una inabarcable masa documental (Big Data) en la actualidad. Versión impresa del texto en un portal creado por Cambridge University Press, disponible on line. Es curioso que nos reencontremos con viejos planteamientos braudelianos como la longue-durée… y sin embargo en la actualidad quizá sea un elemento muy necesario en los estudios históricos. Guldi y Armitage analizan cómo en una disciplina como la Historia se ha asentado el método de la microhistoria de décadas anteriores en tesis doctorales e investigaciones, acortándose los períodos a analizar. Si hace unas décadas se planteaban estudios de procesos que se producen a lo largo de varios siglos, en la actualidad se tiende al cortoplacismo (pocas décadas e incluso años), con conclusiones que apenas tienen en cuenta las dinámicas evolutivas del paso del tiempo; se tiende, además, a estudios hiperespecializados y temas muy concretos que no permiten una análisis de larga duración, y que en muchas ocasiones benefician a otras disciplinas como la economía.

Ambos autores estudian cómo la longue-durée se ha retirado de muchos planes de estudios en las universidades pero apuestan por este concepto para poner la Historia encima del tapete y apostar por ella como disciplina analítica de los problemas actuales. La retirada de este concepto ha ido de la mano con una crisis de las humanidades en general (y que, para este libro, se centra en el ámbito anglosajón), pero que puede ser útil para comprender las complejidades sociales, económicas y políticas actuales. Y, de hecho, nuevas tendencias como la Big History, la World History o la Deep History utilizan mecanismos similares a los de la longue-durée, con una mirada más amplia y que analiza procesos con miles de años de perspectiva y duración. [1] La antropología, y su método de investigación, se erige en un modelo a seguir, para los dos autores, y plantean un maridaje de la macrohistoria y la microhistoria, la interdisciplinariedad, el rol de la Historia como disciplina que trata el pasado para comprender el presente y poner las bases del futuro, en contraposición a estudios más cortoplacistas que apenas indagan en las causas y deja en manos de profesionales al margen de los estudios históricos (y por tanto, menos preparados) el debate sobre cuestiones de plena actualidad. El tono de este libro se sitúa entre la denuncia y el planteamiento de propuestas integradoras con otras disciplinas, poniendo el énfasis en el papel activo que deben tener los historiadores. 

David Armitage y Jo Guldi.
Quizá para un lector profano en la materia, el tema puede ser demasiado abstracto por lo teórico, pero el libro –todo un manifiesto y una declaración de intenciones– es ideal para un ámbito universitario, en especial para posgraduados en estudios históricos, antropológicos o incluso filosóficos. Las reflexiones que plantean ambos autores, con la Historia como disciplina que puede analizar metódicamente el Big Data, que puede ofrecer una investigación útil sobre el cambio climático y las desigualdades, y que, como el reciente libro de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica), tiene en larga duración un concepto y un campo de investigación útiles en la actualidad. Quizá el principal hándicap del lector hispano sea situarse en un debate historiográfico que suele llegarle tarde y que habitualmente queda en ámbitos como el académico, saliendo pocas veces a publicaciones de alta divulgación. ¿Cómo “venderle” un producto que trata cuestiones teóricas que no son materia de estudio habitual en las facultades de Historia o Letras de las universidades españolas, aún ancladas (en no pocos casos) en periclitados planteamientos sobre la antigüedad y/o vigencia de la nación española (o catalana), la formación de los estados modernos, la arqueología hiperespecializada o un estudio de fuentes que queda lejos de lo que supone el Big Data.

La publicación de un libro como este puede ser el acicate (o una continuidad) para profundizar en líneas de investigación (y reflexión) que están en el debate actual en foros universitarios y think-tanks y tampoco por estos lares podemos quedarnos atrás. El tema resulta de candente actualidad en otro debate: la crisis de las humanidades, la hiperespecialización como déficit respecto una perspectiva amplia o las limitaciones metodológicas de los nuevos planes de doctorado derivados del Horizonte Bolonia en la Unión Europea. El libro es breve, de lectura amena e incisiva, y trata cuestiones que tienen una aplicación práctica: los dos autores ponen el ejemplo del cambio climático, la vigencia del capitalismo o la desigualdad social, todos ellos con un planteamiento que entronca con la longue-durée braudeliana. A estas alturas de la vida...

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[1] En este sentido resultaránn conocidos para el lector hispano libros sobre la Big History o la Universal History como Mapas del tiempo: introducción a la “Gran Historia” de David Christian (Crítica, 2006), Gran Historia: Del Big Bang a nuestros días de Cynthia Stokes Brown (Alba Editorial, 2006), El lugar del hombre en el cosmos: la “Gran Historia” y el futuro de la humanidad de Fred Spier (Crítica, 2010) o Una nueva historia para un mundo global. Introducción a la World History de Peter N. Stearns (Crítica, 2012).

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