Un 7 de septiembre de 1940 comenzó el Blitz, el
bombardeo estratégico y masivo sobre Londres por parte de la Luftwaffe
alemana, durante la Segunda Guerra Mundial. El bombardeo sobre la
capital británica formó parte de la Batalla de Inglaterra, el conjunto
de operaciones aéreas que debían prefigurar algo que no llegó: la
invasión alemana de Gran Bretaña. La campaña aérea alemana contra
Londres era el castigo por un raid contra Berlín de la RAF, que a su vez
fue una respuesta británica por un ataque alemán sobre Londres en
agosto. Todo empezó en mayo y junio de ese año, con la invasión, derrota y
ocupación de Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia, que con rapidez
llevó a la Wehrmacht al Canal de la Mancha y que sería la
sistematización y consolidación de la ‘Blitzkrieg’ como concepto y
puesta en práctica, llevó a Adolf Hitler y el alto mando alemán a su
siguiente fase: la invasión de Inglaterra.
Mantengamos la calma... |
Hitler hubiera
preferido un acuerdo de paz con los británicos, que significaría para
estos reconocer el dominio alemán sobre el continente y mantenerse fuera
del mismo, pero los británicos no estaban dispuestos a llegar a ningún
compromiso con los alemanes. Y eso quebraba los planes de Hitler, que no
conseguía acabar con la guerra en el frente occidental y temía,
planeada ya la campaña contra la Unión Soviética en el este, una guerra
en dos frentes como en 1914. La Batalla de Inglaterra debía destruir a
la RAF en los aires y abrir el camino para el desembarco alemán en las
costas británicas (la finalmente no desarrollada Operación León Marino).
Desde julio de 1940 los aviones alemanes y británicos entablaron un
férreo combate sobre los cielos del Canal de la Mancha, al mismo tiempo
que sobre barcos ingleses, para después pasar a destruir fábricas y las
defensas aéreas en suelo británico. E resultado no fue el esperado por
Hitler, ni el prometido por el comandante supremo de la Luftwaffe,
Hermann Göring, que garantizó barrer los cielos de aviones británicos y
dejar expedito el camino para la invasión anfibia. La resistencia de los
británicos, con menos aviones que los alemanes pero que contaban con el
radar, desquició los planes de Hitler y Göring.
... y no perdamos las buenas costumbres. |
Ante la situación, el hecho de que Londres recibiera un primer
ataque por parte de la Luftwaffe, el 24 de agosto de 1940, fue un punto
de inflexión. Aunque Hitler había dado órdenes de no atacar objetivos
con población civil (pues aún se guardaba la carta de un acuerdo con los
británicos), el primer ministro Winston Churchill decidió contraatacar y
ordenó un raid sobre la capital alemana, que por primera vez fue
bombardeada durante la guerra, la noche del 25 de agosto. Hitler entró
en cólera y unos días después ordenó desviar los combates sobre el Canal
de la Mancha a las principales ciudades británicas del sur de la isla,
incluyendo Londres. La capital recibió el ataque de 300 bombarderos y
600 cazas el 7 de septiembre, y que atacaron sobre todo el East End,
matando a más de 400 personas: sería el inicio de una campaña de
bombardeos sobre Londres, de día o de noche, que duraría hasta finales
de mayo de 1941. Los londinenses, nueve millones de personas,
encontraron refugios improvisados en las estaciones del metro (el Tube),
en sótanos y refugios construidos, y mantuvieron alta la moral durante
los ocho meses de ataques aéreos; representaciones teatrales, números
musicales, lecturas públicas, hubo diversos actos en los refugios y en
las atestadas estaciones del metro durante ese tiempo. Diversas líneas
quedaron cortadas por los numerosos bombardeos y el trabajo para
reanudar el servicio, aunque parcial, fue constante. Pero quizá la mejor
imagen de la resistencia londinense sea que, todas las mañanas, y a
pesar de transitar por ruinas y cascotes, los habitantes de la capital
fueron a sus trabajos como si no hubiera sucedido nada. La gente
colaboró en unidades de protección civil, en el desescombro de edificios
destruidos, como camilleros y enfermeros, conduciendo ambulancias,
ayudando a los bomberos.
A dormir cada noche en el Tube, improvisado refugio antiaéreo... |
El Blitz causó 43.000 muertos y unos 140.000 heridos en la capital
británica. Alrededor de 18.000 toneladas de bombas fueron lanzadas
sobre Londres, y un total de 40.000 junto con otras ciudades; recordemos
que la catedral de Coventry fue destruida en uno de esos raids. Provocó
un enorme daño a las infraestructuras de la ciudad: diez años después
del Blitz, Londres aún acusaba las consecuencias de los ataques, con
grandes solares en diversos lugares de la ciudad. Junto a la destrucción
de edificios, el racionamiento de alimentos continuaría hasta 1952.
Pero la ciudad resistió. Los ataques continuaron durante meses pero
frustraron la invasión alemana de Gran Bretaña; León Marino nunca se
realizó. Desde noviembre de 1940 Hitler comenzó a preparar la campaña
rusa, que esperaba iniciar pronto, pero tuvo que lidiar en Grecia y
Yugoslavia, echando una mano a los desastrosos alemanes en la primera e
iniciando una guerra en el país balcánico que le complicaría la
estrategia en los años siguientes al hacer frente a los partisanos.
Aviones alemanes volaron de nuevo sobre Londres, en junio de 1944 y
marzo de 1945, con las “milagrosas” bombas V1, pero no lograrían el
objetivo de detener la marea aliada contra Alemania.
Lectura(s) recomendada(s): 19 semanas: el crucial verano de 1940, que cambió el curso de la historia, de Norman Moss (Ediciones Península, 2005), un estupendo libro sobre el período entre la Blitzkrieg de mayo y la fase más aguda del Blitz sobre Londres en octubre, con especial incidencia en los bombardeos sobre la capital británica.
Lectura(s) recomendada(s): 19 semanas: el crucial verano de 1940, que cambió el curso de la historia, de Norman Moss (Ediciones Península, 2005), un estupendo libro sobre el período entre la Blitzkrieg de mayo y la fase más aguda del Blitz sobre Londres en octubre, con especial incidencia en los bombardeos sobre la capital británica.
Ficha del libro.
Desde la ficción, el magnífico díptico novelesco de Connie Willis, El apagón y Cese de alerta (Ediciones B, 2011 y 2013), que aunando el género histórico y ciencia-ficción, nos acerca vívidamente al Blitz londinense y a la resistencia de los británicos. Están también en formato bolsillo.
Ficha de los libros El apagón y Cese de alerta.
Desde la ficción, el magnífico díptico novelesco de Connie Willis, El apagón y Cese de alerta (Ediciones B, 2011 y 2013), que aunando el género histórico y ciencia-ficción, nos acerca vívidamente al Blitz londinense y a la resistencia de los británicos. Están también en formato bolsillo.
Ficha de los libros El apagón y Cese de alerta.
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