Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo, Grup Balañà y los Cines Verdi en Barcelona, lo emitirán los días 10 y 11 de junio, vinculado a una programación cultural especial; consúltese también en FilmAffinity para saber en qué otros cines se emitirá.
Gustave Klimt, Egon Schiele, Otto Wagner, Koloman Moser, Wilhelem List… son artistas que tienen algunas cosas en común. Para empezar, todos, de un modo u otro y con mayor o menor influencia, participaron en el movimiento artístico vienés conocido como la Secesión, fundado en 1897 y que trató de romper (el nombre era más que evidente) con un estilo artístico que consideraban estanco e incluso decadente, y pretendían especialmente renovar las artes en sus diversas vertientes: la arquitectura, la pintura, los carteles o la joyería y la artesanía, pasando por aplicaciones prácticas como el menaje de hogar o incluso las sillas. Encuadrado en el marco del modernismo, como gran movimiento artístico del período (con el Art Noveau como etiqueta que ha quedado ya fijada), y durante los años que son conocidos como la Belle Époque, que transita grosso modo entre la década de 1870 y el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. Por otro lado, todos ellos fallecieron en 1918, en algunos casos a raíz de la pandemia de gripe, la mal llamada “gripe española”, que se extendió por prácticamente todo el planeta entre ese año y finales de 1920. Schiele, el más joven de todos ellos (apenas tenía 28 años cuando murió) falleció a causa de la gripe tres días después que su pareja, Edith, embarazada, el 31 de octubre de 1918. Con él murió una época en Viena, si es que los estragos de la Gran Guerra no la habían finiquitado un poco antes.