
Para Henry IV. Part 1, estamos ante un adaptación que mezcla sobriedad en la mayor parte del metraje con la espectacularidad de una batalla en el tramo final. La acción comienza en 1402, con la llegada de las noticias de la victoria de sir Henry Percy, o Hotspur (Joe Armstrong), sobre los rebeldes escoceses del clan Douglas. Una victoria que enaltece el corazón de un Enrique IV que muestra señales de estar enfermo. Pero no todo es felicidad para el rey y su corte: la comparación entre este Henry y el otro, el real, el príncipe Hal, golpea al corazón del soberano. Por otro lado, Hotspur, hijo del conde de Northumberland, uno de los apoyos de Bolingbroke para deponer al malogrado Ricardo II, se niega a entregar a los prisioneros escoceses al rey, salvo a uno. Tamaña osadía despierta la ira del rey, pareja a la del propio Hotspur, herido en su orgullo. Pero la acción, por otro lado, también está en las tabernas londinenses, donde el príncipe Hal dilapida dinero y prestigio compartiendo la compañía de personajes como Falstaff, Bardolph o Poins, para vergüenza de la corte. Seguimos pues a un príncipe Hal que, sin embargo, es consciente del papel vergonzoso que desempeña entre francachelas de bajo tono. Incluso cuando se burla de la majestad real sabe que un día reinará, que un día abandonará a su suerte o desterrará a quienes comparten el vino con él. Mientras, la revuelta de los Percy se extiende en el norte de Inglaterra, con apoyo escocés, y el prematuramente anciano Enrique IV no sabe si podrá contar, por una vez, con la presencia de Hal, de su Enrique, el príncipe de Gales.
Buen
capítulo, ¿acaso sorprende a estas alturas? Y, como la vez anterior,
queremos más, sabiendo que se aproxima el momento en que Enrique V llega
al trono y con él la gloria que nadie esperaba en quien parecía
dilapidar su vida en alcohol y mujeres...
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