28 de septiembre de 2012

Crítica de cine: ¡El soplón!, de Steven Soderbergh

Gana  más aún con un segundo visionado...  y el score de Marvin Hamlish sigue siendo genial.
[28-IX-2009]

Última película de Steven Soderbergh (que ha hecho cosas mucho más interesantes que la trilogía oceanesca, desde luego), con un Matt Damon que asume el protagonismo por completo y con una trama que es difícil de sintetizar peroq ue tiene su atractivo.

La película está basada en unos hechos reales, recogidos en diversos artículos de prensa; quien desee saber quién demonios era Mark Whitacre, que clicke este enlace de la Wiki en inglés. La cosa arranca en 1992: Whitacre (Matt Damon), bioquímico de oficio y presidente de la división comercial de Archer Daniels Midland (ADM), afirma que tiene noticias de que hay un topo en su empresa que está al tanto de tejemanejes empresariales para fijar ilegalmente el precio de los productos. A partir de ahí, el FBI entra en juego y Whitacre empieza a realizar grabaciones secretas en su empresa; unas grabaciones que se suceden durante dos años. Y esas grabaciones demuestran que ADM no sólo fija los precios de productos para conseguir beneficios, sino que lo hace a escala mundial con otras empresas del sector. Vamos, un escándalo. Pero, al mismo tiempo, se descubre que en ese período (y antes), Whitacre se lucró con chanchullos varios. ¿Quién dice la verdad? ¿Whitacre, sus jefes? 

El argumento de la película es atractivo, más aún porque la voz en off de Whitacre nos va ilustrando sobre aspectos diversos de cómo funcionan las empresas alimentarias sin luz ni taquígrafos. El problema está en que se nos van dando datos, se nos presenta una trama que se va complicando, y todo ello sin que el espectador parezca que se entere demasiado de lo que está pasando. Que te aclaras un poco a medida que va avanzando la trama, especialmente al final. Pero que cuesta lo suyo, llegando a la conclusión de que toda la película es una farsa, en ocasiones sin mucho sentido, y una denuncia de enorme calibre.

Uno de los grandes atractivos de la película es la música, la partitura con aires setenteros que ha compuesto Marvin Hamlisch, quien, con cuentagotas, sigue trabajando, aunque no lo parezca. Añadamos que el otro atractivo de la cinta es la interpretación de Matt Damon, con esos 15 kg de más, con sus torpezas y salidas de tono.

Por lo demás, se trata de una película más atractiva sobre el papel que en su visionado, pero que se deja ver con agrado... una vez que te metes en la historia.

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