
Breve historia de los gladiadores de Daniel P. Mannix (Nowtilus, 2009) abunda en lo de siempre y aporta poca cosa a lo ya trillado. No es estrictamente un libro sobre gladiadores, pues también trata las carreras de cuádrigas en el Circo Máximo, las venationes o luchas con animales salvajes, las ejecuciones de condenados a muerte en la arena (cristianos, por ejemplo), las naumaquias o reconstrucciones de batallas navales, o espectáculos más sórdidos como números de bestialismo (violaciones de mujeres por parte de burros o leopardos). El libro, formalmente, acaba en la página 105, de las 250 que tiene, y a partir de ahí Mannix especula cómo sería un día de juegos en el circo o el anfiteatro. Porque el autor se dedica en casi todo el libro a eso, a especular, a suponer, a inventar las biografías de algunos personajes sobre los que tenemos escasas referencias (Diocles el auriga y empresario de las carreras de caballos, Flamma el gladiador, Carpophorus el venator, etc.). Basándose en algunas escuetas referencias de Suetonio, Plinio, Tácito o Séneca, Mannix elucubra sobre el mundo de los gladiadores, de los juegos circenses en general, incidiendo con demasiada retórica y poca sustancia en el componente sádico del populacho romano.
Pues de eso se trata, de sangre y vísceras, de diálogos inventados que dejan bastante que desear, de especulaciones constantes que suenan a irreales. Si a ello añadimos gratuitas aseveraciones que no sabemos de dónde se las saca el autor («se hicieron intentos de abolir el trabajo de los esclavos en las fábricas», p. 24; «los juegos, que venían a costar un tercio de los ingresos totales del imperio […]», p. 27, por citar sólo unas pocas), descripciones novelescas más que verosímiles y un estilo pobre, nos encontramos con un libro más que prescindible. Si a alguien le interesa reincidir en los tópicos, es su libro. Pero los que queremos algo más no nos dejamos tomar el pelo.
2 comentarios:
Mil gracias por el aviso. Ya se el qeu no debo buscar. ;) Esto se agradece mucho
Teniendo a mano el de Fernando Lillo (y no precisamente por hacerle la pelota a Javi y su editorial, jejeje), ya sabes...
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