Bill Clinton (n. 1946) y Tony Blair (n. 1953) tienen, hasta cierto
punto, vidas paralelas, si decidimos asumir un punto de vista
plutarquiano. Eche la cuenta el lector: ambos llegaron al poder en
momentos de cambio para sus respectivos países, un cambio deseado y
propiciado por sus habitantes, tras años de dominio conservador; ambos
presentaron como carta de presentación un ambicioso programa de reformas
que, no obstante, pronto se quedó en el camino; ambos gozaron de un
enorme carisma personal, puesto a prueba por sus propios defectos
personales y políticos; ambos se admiraban mútuamente y vieron el uno en
el otro un espejo en el que mirarse o una senda que seguir; ambos,
también, tuvieron una cuestión que lastró drámaticamente sus respectivos
mandatos –el affaire Lewinsky para Clinton, la guerra de Iraq
para Blair–, y ambos, desde su retirada del poder, a una edad
relativamente joven, aunque avejentados por el ejercicio del mismo, han
visto marchitas no pocas de las ilusiones al inicio de su carrera
política.
26 de julio de 2012
Canciones para el nuevo día (959/187): "Wuthering Heights (Main Theme/End Titles)"
Ryuichi Sakamoto - Wuthering Heights (Main Theme/End Titles)
Disco: Wuthering Heights - soundtrack (1992)
25 de julio de 2012
Crítica de cine: En el valle de Elah, de Paul Haggis
[18-VI-2008]
"Y en el valle de Elah se reunieron dos ejércitos: el de los israelitas, con su rey Saúl al frente, y el de los filisteos, con su campeón, el gigante Goliath, entre sus filas. Y durante 40 días Goliath desafió a todo israelita que quisiera luchar contra él, pero ninguno súbdito de Saúl aceptó el envite. Hasta que finalmente, un pastor, David, aceptó el desafío. Armado con su honda, dejó que Goliath se acercara, disparó una piedra, que le rompió el cráneo al gigante filisteo, y lo derrotó."
Con esta metáfora bíblica de fondo, Paul Haggis, tras Crash,
vuelve con una película que narra un caso, uno de tantos que se han
producido entre los soldados estadounidenses a su regreso de Iraq (o de
cualquier otra guerra, en esencia): el asesinato de uno de ellos por
parte de sus propios compañeros.
Canciones para el nuevo día (958/186): "Get Back"
The Beatles - Get Back
Disco: Get Back - single (1969)
24 de julio de 2012
23 de julio de 2012
The Hollow Crown: Henry V (BBC-2)
Un funeral de Estado. Un rey-héroe que ha muerto prematuramente. Una viuda que apenas tuvo tiempo de conocerlo. Una multitud silenciosa. Un niño que busca una flor en medio de la suciedad de la ciudad para arrojarla al paso del cortejo fúnebre. La escena es el inicio de otra obra (Enrique VI. Primera parte), pero ¿por qué no iniciar así este último episodio de The Hollow Crown, el mejor, el más vibrante, el más emocionante, dedicado a Enrique V? El féretro entra en la catedral. El arzobispo de Canterbury comienza la homilía. Empieza a escucharse la voz del Coro, en la voz grave pero suave de John Hurt:
O For a Muse of Fire, that would ascend
The brightest Heaven of Inuention:A Kingdome for a Stage, Princes to Act,And Monarchs to behold the swelling Scene.Then should the Warlike Harry, like himselfe,Assume the Port of Mars.
Suppose within the Girdle of these Walls
Are now confin'd two mightie Monarchies,
Whose high, vp-reared, and abutting Fronts,
The perillous narrow Ocean parts asunder.
Can this Cock-Pit hold
The vastie fields of France? Or may we cramme
Within this Woodden O the very Caskes
That did affright the Ayre at Agincourt?
And let vs, Cyphers to this great Accompt,
On your imaginarie Forces worke.
Peece out our imperfections with your thoughts:
For 'tis your thoughts that now must deck our Kings,
Carry them here and there: Iumping o're Times;
Turning th'accomplishment of many years
Into an Howre-glasse: for the which supplie,
Admit me Chorus to this History.
Una bandera, con el escudo de armas de las casas reales de Inglaterra y Francia, cubre el cadáver del rey. Se descubre el cuerpo. En toda su juventud, apenas treinta y cinco años de vida. Disentería, la causa de la muerte. La corona ciñe su frente. El rostro tranquilo, los ojos cerrados. El plano cambia: la mirada del rey vivo. Sólo un segundo. La vida, los colores, todo rodea a Enrique V cabalgando, camino de la corte. Y comienza la épica...
Canciones para el nuevo día (956/184): "Moonlight Shadow"
Mike Oldfield ft. Maggie Reilly - Moonlight Shadow
Disco: Crises (1983)
22 de julio de 2012
The Hollow Crown: Henry IV. Part 2 (BBC-2)
La primera parte de Enrique IV terminaba con una victoria real, pero también con un rey mortalmente enfermo; la segunda parte comienza con el conocimiento de la derrota de los Percy en Shewsbury por parte del conde de Northumberland, padre de Hotspur. Pero la revuelta no ha terminado, o así lo creen quienes en el pasado apoyaron al antaño Enrique Bolingbroke, ahora Enrique IV. La revuelta se extenderá, mientras el rey agoniza. Pero con lo que no cuentan los rebeldes es con la redención. al menos personal, del príncipe Hal, el heredero de la corona. Quien dilapidó su juventud en malas compañçias, en la burla constante, las borracheras y la cercanía de sir John Falstaff, una mala influencia, va camino de reformarse, de asumir la corona y el cetro, de hacer olvidar la usurpación manchada con la sangre de la realeza de su padre. El futuro Enrique V llama a las puertas de la monarquía; el disoluto Hal se quedará fuera.
20 de julio de 2012
Reseña de Los muertos, de Jorge Carrión
You woke up this morning
Got yourself a gun,
Mama always said you'd be
The Chosen One.
She said: You're one in a million
You've got to burn to shine,
But you were born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.
You woke up this morning
All that love had gone,
Your Papa never told you
About right and wrong.
But you're looking good, baby,
I believe you're feeling fine, (shame about it),
Born under a bad sign
With a blue moon in your eyes
Got yourself a gun,
Mama always said you'd be
The Chosen One.
She said: You're one in a million
You've got to burn to shine,
But you were born under a bad sign,
With a blue moon in your eyes.
You woke up this morning
All that love had gone,
Your Papa never told you
About right and wrong.
But you're looking good, baby,
I believe you're feeling fine, (shame about it),
Born under a bad sign
With a blue moon in your eyes
Piloto. En la intro de la serie de televisión Los Soprano (HBO, 1999-2007), Tony Soprano regresa a casa, en New Jersey, tras lo que se prevé un duro día de trabajo. Imágenes de carreteras, puentes, vehículos, edificios, el coche de Tony, su puro en los labios, la música como oración, como letanía que se recita machaconamente. En pocas intros tres elementos (personaje, trama y diálogo) quedan tan presentes como en esta secuencia inicial de apenas minuto y medio de duración. Y son precisamente estos tres elementos los que están presentes en una novela poliédrica, fuera de toda categorización por géneros, que nos ofrece Jorge Carrión: Los muertos (Mondadori, 2010).
Crítica de cine: El Caballero Oscuro: la leyenda renace, de Christopher Nolan
En un momento de El Caballero Oscuro,
Joker (Heath Ledger) declamaba uno de esos monólogos que pasan a la
memoria colectiva de la historia del cine y preguntaba: "Why so serious?" (¿por qué tan serio?). Unas pocas palabras, un cuchillo en la
mano y la implícita amenaza de dibujar una siniestra sonrisa en la cara
nos dejaba bien claro la psique de un personaje que convertía el caos en
algo más que un ataque contra el orden establecido. Comentaba Jimmy
Quidd (Jeremy Renner) en un episodio de la 4ª temporada de House, que su
propósito en esta vida era el despropósito, y que la vida le importaba
poco si no había drogas, algo de música, más drogas... El caos por el
caos, el despropósito por el despropósito. Recordemos estas palabras por
qué quizás nos vengan a la mente mientras visionamos The Dark Night Rises, tan sosamente traducida por estos lares como El Caballero Oscuro: la leyenda renace.
19 de julio de 2012
Crítica de cine: El Caballero Oscuro, de Christopher Nolan
[14-VIII-2008]
Como preámbulo, quizá fuera necesario (o no), ponernos en antecedentes. Nos hallamos ante la 6ª entrega de la saga sobre Batman, pero de hecho podríamos prescindir de las 4 primeras, pues con Batman begins (2005) Christopher Nolan relanzó el personaje y le dio una nueva vida en todos los sentidos. En esta película, de excelente factura, conocemos los orígenes de Bruce Wayne, sus fobias y su conversión en el oscuro caballero volador. Aparecieron a su lado su amiga de juventud, y algo má,s Rachel Dawes (Katie Holmes), el hombre de las cuestiones tecnológicas Lucius Fox (Morgan Freeman), el policía honrado Jim Gordon (Gary Oldman) e incluso una nueva cara para el inefable mayordomo Alfred (Michael Caine). Y dos villanos antológicos, el psiquiatra/Espantapájaros (Cillian Murphy) y el "mentor" de Wayne, el malvado Ra's al Ghul (Liam Neeson). Y un mafioso italiano, Carmine Falcone (Tom Wilikinson), que recibía lo suyo.
Como preámbulo, quizá fuera necesario (o no), ponernos en antecedentes. Nos hallamos ante la 6ª entrega de la saga sobre Batman, pero de hecho podríamos prescindir de las 4 primeras, pues con Batman begins (2005) Christopher Nolan relanzó el personaje y le dio una nueva vida en todos los sentidos. En esta película, de excelente factura, conocemos los orígenes de Bruce Wayne, sus fobias y su conversión en el oscuro caballero volador. Aparecieron a su lado su amiga de juventud, y algo má,s Rachel Dawes (Katie Holmes), el hombre de las cuestiones tecnológicas Lucius Fox (Morgan Freeman), el policía honrado Jim Gordon (Gary Oldman) e incluso una nueva cara para el inefable mayordomo Alfred (Michael Caine). Y dos villanos antológicos, el psiquiatra/Espantapájaros (Cillian Murphy) y el "mentor" de Wayne, el malvado Ra's al Ghul (Liam Neeson). Y un mafioso italiano, Carmine Falcone (Tom Wilikinson), que recibía lo suyo.
Con esta película nos olvidamos de las dos películas de Tim Burton, a
medio camino entre lo gótico y lo efecticista, y sobre todo los dos
productos perpetrados por Joel Schumacher, lo peorcito de la saga, donde
además aparecía ese personaje insustancial llamado Robin. Nolan
reinventó al personaje, más pendiente de lo que los cómics de Frank
Miller aportaron a mediados de los años 80, que de influencias
cinematográficas anteriores. Y el resultado fue óptimo. Y se preparó la
siguiente entrega: El Caballero Oscuro.
Canciones para el nuevo día (954/182): "Yes, Sir, I can boogie"
Baccara - Yes, Sir, I can boogie
Disco: Baccara (1977)
18 de julio de 2012
Crítica de cine: Red de mentiras, de Ridley Scott
[8-XI-2008]
Hace un par de años llegó a nuestras carteleras Syriana, de Stephen Gaghan, una película que mostraba los entresijos de las operaciones militares en el Golfo Pérsico, la guerra de Iraq y los intereses, nada patrióticos, de las grandes empresas petrolíferas. Hará un año, Robert Redford nos ofreció una muestra de buen cine político (algo idealista) con Leones por corderos. Y ahora, tras su película sobre un capo de la droga de las calles de Nueva York (American Gangster), Ridley Scott incide en la guerra sucia contra el terrorismo, los tentáculos internaciones del mismo y los servicios de espionaje.
Hace un par de años llegó a nuestras carteleras Syriana, de Stephen Gaghan, una película que mostraba los entresijos de las operaciones militares en el Golfo Pérsico, la guerra de Iraq y los intereses, nada patrióticos, de las grandes empresas petrolíferas. Hará un año, Robert Redford nos ofreció una muestra de buen cine político (algo idealista) con Leones por corderos. Y ahora, tras su película sobre un capo de la droga de las calles de Nueva York (American Gangster), Ridley Scott incide en la guerra sucia contra el terrorismo, los tentáculos internaciones del mismo y los servicios de espionaje.
Canciones para el nuevo día (953/181): "Walk of life"
Dire Straits - Walk of life
Disco: On the Night (1993)
17 de julio de 2012
Crítica de cine: Leones por corderos, de Robert Redford
[10-XI-2007]
Robert Redford se pone de nuevo tras la cámara, y también delante, a sus setenta y un años, y nos ofrece una muestra de cine político actual. Y muy
actual: la política de USA en Oriente Medio, la lucha contra los
talibanes y el terrorismo en Afganistán e Iraq. Y no sólo eso: la
película es una crítica no sólo contra los que actualmente gobiernan en
Washington, sino también con la dejadez y cuando no la colaboración de
los medios de comunicación, y con la pasividad de la ciudadanía, por no
hablar de los jóvenes.
Tres historias paralelas nutren la trama de esta película: una periodista política, curtida en el oficio y con una larga carrera a sus espaldas (Meryl Streep) entrevista a un senador emergente, ambicioso y con una nueva estrategia para liquidar la guerra en Oriente Medio (Tom Cruise), y que pasa por "hacer lo que haya que hacer"; un profesor universitario, convencido de que las cosas no pueden ir más allá por culpa de la pasividad y la hipocresía del ciudadano medio (Robert Redford), tratando de conseguir que un alumno aventajado pero desencantado y pasivo, asuma algo se crítica (y de autocrítica) en referencia a la política del momento; y dos soldados, uno negro y otro hispano, que piensan que luchando en algo en lo que no creen se puede dar sentido a muchas cosas.
Tres historias paralelas nutren la trama de esta película: una periodista política, curtida en el oficio y con una larga carrera a sus espaldas (Meryl Streep) entrevista a un senador emergente, ambicioso y con una nueva estrategia para liquidar la guerra en Oriente Medio (Tom Cruise), y que pasa por "hacer lo que haya que hacer"; un profesor universitario, convencido de que las cosas no pueden ir más allá por culpa de la pasividad y la hipocresía del ciudadano medio (Robert Redford), tratando de conseguir que un alumno aventajado pero desencantado y pasivo, asuma algo se crítica (y de autocrítica) en referencia a la política del momento; y dos soldados, uno negro y otro hispano, que piensan que luchando en algo en lo que no creen se puede dar sentido a muchas cosas.
Canciones para el nuevo día (952/180): "Don't you (Forget about me)"
Simple Minds - Don't you (Forget about me)
Disco: The Breakfast Club - soundtrack (1985)
16 de julio de 2012
Crítica de cine: American Gangster, de Ridley Scott
[29-XII-2007]
Se acaba el año 2007, cinematográficamente hablando, y ayer nos llegó el
último gran estreno de este año, dirigido por Ridley Scott y con un
(falso) duelo interpretativo entre Russell Crowe y Denzel Washington. Y
llega en esta película, mucho más que un auge y caída de un gángster
neoyorquino; si bien la palabra gángster le viene grande al personaje
que encarna Washington: un tipo listo, un hombre de negocios con olfato y
audacia, un traficante de drogas con suerte. Ridley Scott andaba algo desafortunado en la última década: con demasiado bombo tras el éxito de Gladiator, presentó Hannibal, la continuación de la saga de Hannibal Lecter, muy correcta pero falta de bastantes cosas que emanaban de El silencio de los corderos; seguida de Los impostores
en 2003, una interesantísima película de ladrones de guante blanco,
para naufragar hace un par de años con el pastiche-bodrio medieval El reino de los cielos.
Y ahora recurre al cine de hampones, con reminiscencias coppolescas, para contarnos la historia de Frank Lucas (Washington), un capo de la droga en el Harlem neoyorquino de los años 70, que amasó una inmensa fortuna, consiguiendo controlar el mercado local de heroína: descartando a los intermediarios, acudió directamente a Vietnam para nutrirse de la mejor heroína, transportada por el propio ejército de los todopoderosos USA, y que vendió en su máxima pureza a precios reducidos. De este modo consiguió ser el proveedor de más éxito de caballo en el Nueva York de la primera mitad de los años 70, colaborando con la mafia local italiana (representada por Armand Assante), sobornando a la policía local pero atmbién enfrentándose a las consecuencias de su corrupción. Y frente a él se alzó, como si fuera un vaquero solitario al estilo Eastwood en Infierno de cobardes, el inspector Ritchie Roberts (Crowe), de vida personal imposible y desastrosa, abogado en ciernes y empeñado en perseguir, no a camellos, sino a capos de la droga como Lucas.
Y ahora recurre al cine de hampones, con reminiscencias coppolescas, para contarnos la historia de Frank Lucas (Washington), un capo de la droga en el Harlem neoyorquino de los años 70, que amasó una inmensa fortuna, consiguiendo controlar el mercado local de heroína: descartando a los intermediarios, acudió directamente a Vietnam para nutrirse de la mejor heroína, transportada por el propio ejército de los todopoderosos USA, y que vendió en su máxima pureza a precios reducidos. De este modo consiguió ser el proveedor de más éxito de caballo en el Nueva York de la primera mitad de los años 70, colaborando con la mafia local italiana (representada por Armand Assante), sobornando a la policía local pero atmbién enfrentándose a las consecuencias de su corrupción. Y frente a él se alzó, como si fuera un vaquero solitario al estilo Eastwood en Infierno de cobardes, el inspector Ritchie Roberts (Crowe), de vida personal imposible y desastrosa, abogado en ciernes y empeñado en perseguir, no a camellos, sino a capos de la droga como Lucas.
Canciones para el nuevo día (951/179): "Blood On The Dance Floor"
Michael Jackson - Blood On The Dance Floor
Disco: Blood on the Dance Floor: HIStory in the Mix (1997)
14 de julio de 2012
The Hollow Crown: Henry IV. Part I (BBC-2)
Segundo episodio (de casi dos horas) de The Hollow Crown, la miniserie de la BBC que adapta a la televisión la segunda (primera, cronológicamente) tetralogía, la particular Henriad
de William Shakespeare. Llegan Falstaff... y Hal, el príncipe frívolo,
bala perdida, díscolo, futuro Enrique V, ahora simplemente Harry o, eso,
Hal (Tom Hiddleston). Y en la piel de sir John, Jack, Falstaff, el
orondo, calavera, bizarro, mentiroso, borrachuzo pero, en el fondo, con
buen corazón, honrado y a su manera galante caballero, está Simon
Russell Beale. Pero al espectador le habrá llamado la atención la
presencia de Jeremy Irons, como un envejecido y enfermo Enrique IV,
Enrique Bolingbroke en Ricardo II, el rebelde contra su real primo,
¿usurpador? y que prometió peregrinar a Tierra Santa para expiar la
muerte de Ricardo. Y quizá haya percatado entre el plantel de actores la presencia de
Julie Walters como Mrs. Quickly. Y es que estamos ante una miniserie
que luce, luce mucho.
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