13 de octubre de 2012

Crítica de cine: Magic Mike, de Steven Soderbergh

Esta película te la puedes tomar de dos (o tres) maneras. O bien en coña y vas a ver una película sobre estrípers, digiriendo un festival de la carne y pasando un rato entretenido. O bien, sabiendo que Steven Soderbergh dirige tras la cámara, pensando en que más allá del tema frívolo habrá una buena historia que contar. A la postre te puedes quedar en un punto medio, que básicamente es lo que esperé, encontré y vi en Magic Mike.

En cierto modo, esta es una película que parte de una etapa vital del actor protagonista (y a la postre productor), Channing Tatum, quizá uno de los actores más insípidos del panorama hollywoodiense actual, pero que demuestra audacia... muy de tanto en tanto. Tatum fue estríper a los diecinueve años, cuando trabajaba en mil sitios para subsistir, y aunque su estancia no duró más de un año, la experiencia le sirvió para descubrir que se puede (y de hecho, se debe) ser actor en un escenario, rodeado de mujeres que quieres que les des todo, escenificar una coreografía, desnudarte con más o menos gracia y sacarte unos buenos dólares. Tatum aprendió a bailar y a moverse en un escenario y de ello sacó partido en otras películas comerciales, rentables y muy olvidables. 


Sea como fuere, le quedó la idea de una película que explorase la vida de un joven estríper, que sin oficio ni beneficio encuentra en el mundo de los estrípers una oportunidad para pasarlo bien, conocer muchas mujeres (en todos los sentidos) y ganar dinero... que es básicamente lo que hace Adam (Alex Pettyfer), alias The Kid (el Niño), asesorado (y protegido) por Mike (Tatum), la estrella de un espectáculo de estripers en Tampa, dirigido por Dallas (Matthew McConaughey). Pero lo que para Dallas es un negocio, con una reputación que mantener y un potencial que acrecentar (la posibilidad de trasladarse a Miami a un local más grande y con más perspectivas de beneficios), para Mike es, hasta cierto punto algo temporal. Para Adam, con diecinueve años, es lo máximo, impulsándolo a ser imprudente y a complicarse la vida en trapicheos varios. Pero para Mike es sólo pasta, pues su sueño es montar un negocio de muebles fabricados a mano y de edición limitada. Cada cual tiene su por qué en este asunto, pues, y desde luego no son coincidentes. 

La película, más allá del festival de carne de un espectáculo de estripers (bien planteado, con sus luces y sombras), remite en realidad a la búsqueda del eterno sueño americano, la oportunidad de hacer realidad un proyecto: en el caso de Mike, los muebles; para Dallas, ampliar el negocio, ¿y para Adam, qué queda en la vida? Tiene a Mike protegiéndole y a su hermana Brooke (Cody Horn) vigilándole para que haga algo de provecho (no confía en que ser estriper lleve a nada). Es evidente que los personajes saben que ser estriper es una etapa vital, dinero fácil si sabes ganártelo, y que el tiempo (la edad) marca un horizonte final que es imposible rebasar. Ley de vida, como los jugadores de fútbol. Para Mike, que trabaja de día en diversos empleos y las noches del fin de semana en el local de estrípers, hay un futuro, pero es consciente de que de un modo u otro se le escamotea la posibilidad de alcanzarlo. Tampoco su vida personal es sencilla, y su ambigua relación con Joanna (Olivia Munn) es buena muestra de ello.

Soderbergh no se queda en la superfície y trata de ahondar en los personajes, pero al espectador le puede quedar la sensación de que, tratándose de una película concebida por otros y en la que él colabora, no se ha mojado del todo. Hay ritmo, hay un buen pulso narrativo en la primera hora de metraje, pero al final la cosa se ralentiza o se acelera (depende del punto de vista de quien se acaba aburriendo o de quien esperaba algo más controlado). En optras palabras, que Soderbergh hace su trabajo sin dejar demasiado de sí mismo, pasando de puntillas en alguna que otra ocasión. Con todo, la película es más que correcta, ni de lejos tan superficial si hubiera estado otro director tras la cámara, ni tampoco tan conseguida en función de las expectativas creadas por estar dirigida por Soderbergh.

Vista, contemplada, entretenida y probablemente olvidable en un tiempo.

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