Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
En 2010 Elena Trapé, directora y guionista surgida de la ESCAC, presentó su primer largometraje, Blog, un interesantísimo filme alrededor de la adolescencia y el uso de las redes sociales por un grupo de chicas que esconden un secreto. Un documental sobre Isabel Coixet, Palabras, mapas, secretos y otras cosas (2015) le permitió conocer de cerca a la directora barcelonense, que se ha convertido en la principal valedora de la segunda película de Trapé, Las distancias (2018), un desencantado retrato de un grupo de treintañeros en crisis. Olivia (Alexandra Jiménez), Eloi (Bruno Sevilla) y Guille (Isak Férriz), junto a la pareja de éste, Ana (Maria Ribera), viajan a Berlín para darle una sorpresa a Comas (Miki Esparbé), amigo de los tiempos universitarios en Barcelona. Lejos de recibirlos con entusiasmo, Comas trata de hacer de tripas y corazón y pasar con sus amigos un fin de semana, “por los viejos tiempos”, que además coincide con su cumpleaños (35 años), la excusa para que los colegas se trasladen a la capital alemana, donde Comas lleva instalado un tiempo y desarrolla una carrera que, vista desde acá, parece más exitosa de lo que realmente es… o en su momento fue. La distancia geográfica se mezcla con la que se ha establecido a nivel personal entre el grupo de amigos, hasta el punto de que quizá cualquier tiempo pasado fue mejor, pero los vínculos estrechos forjados entonces se han quebrado, al tiempo que las vicisitudes de cada uno de ellos ha construido una imagen muy subjetiva sobre la amistad y el compromiso.