4 de octubre de 2017
3 de octubre de 2017
2 de octubre de 2017
29 de septiembre de 2017
Crítica de cine: madre!, de Darren Aronofsky
Es de agradecer que haya directores heterodoxos, o que vayan de eso, como Darren Aronofsky. Diferentes, rompedores, con voluntad de impactar (y epatar), de dar la nota incluso. Directores que no te dejen indiferente, que tengan personalidad, por muy pretenciosa o ególatra que sea esta. Sinceramente, en el panorama actual del cine –que parece, y soy consciente de que exagero, alimentarse únicamente de blockbusters marvelizados, franquicias y comedias gamberras muy tontorronas–, una película como madre! es un soplo de aire fresco; como también lo fue hace unas semanas el estreno de la gloriosamente fallida pero muy imaginativa El amante doble, de François Ozon (otro tipo peculiarísimo). Películas que se (te) apartan de lo trillado e incluso sobado y que (te) golpean en la butaca del cine, especialmente (y es lo más deseable) si no sabes nada de ellas previamente; de hecho, es como mejor se disfrutan: cuanto menos se sepa de algo y cuanta mayor sea la capacidad de sorprenderse uno mismo, mejor.
28 de septiembre de 2017
Canciones para el nuevo día (2309/1538): "The Beating of Her Wings (Ripper Street)"
Dominik Scherrer - The Beating of Her Wings
27 de septiembre de 2017
26 de septiembre de 2017
25 de septiembre de 2017
22 de septiembre de 2017
21 de septiembre de 2017
Crítica de cine: Detroit, de Kathryn Bigelow
Cuando el espectador ve Detroit, la última
película de Kathryn Bigelow, tiene la sensación de que el tiempo no ha
pasado. Desde luego lo ha hecho, en concreto han transcurrido 50 años
desde los hechos que relata la película, los altercados de Detroit entre
los días 23 y 26 de julio de 1967. Pero, al comparar –y eso que las
comparaciones suelen ser ociosas– lo que se relata en la gran pantalla y
hechos que son de candente actualidad –de Ferguson, Virginia, de manera
casi recurrente, a Charlottesburg, en el mismo estado, el pasado mes de
agosto– uno percibe que el tiempo pasa, sí, pero hay cosas que no
cambian. La violencia racial sigue siendo uno de los principales
problemas de orden público en Estados Unidos: violencia de fuerzas
policiales contra población negra en barrios y ciudades de todo el país,
especialmente en los antiguos estados del sur y en grandes ciudades
como Los Ángeles, Washington o Nueva York. En julio de 1964 se aprobó la
Ley de Derechos Civiles, que, casi un siglo después del final de la
Guerra de Secesión, mantuvo un sistema de segregación racial (“Jim
Crow”, como era conocido popularmente), impedía a la población negra, en
aquellos estados sureños, el ejercicio de derechos como el del voto y
perpetuaba un apartheid que separaba a blancos y negros en autobuses,
trenes, lavabos, etc. Pero la violencia continuó, el Ku Klux Klan y
otras organizaciones y grupos de supremacistas blancos sobrevivieron, e
incluso aumentaron en número (los David Duke de turno) y se produjeron,
de manera periódica, estallidos de violencia a causa del maltrato de
agentes de policía contra individuos negros (el caso de Rodney King, en
1992 en Los Ángeles, es uno de los muchos ejemplos). Al mismo tiempo,
juicios polémicos como el de O.J. Simpson en 1995, acusado de asesinar a
su ex esposa y un amigo de esta, enardecieron a la población negra que,
con o sin razón según el caso, intensificaron un grado de violencia
siempre latente y que, como los ojos del Guadiana, reaparece
constantemente. El cine y la televisión han tratado este tema desde
muchos ángulos y perspectivas. Con su película, Bigelow trata de
recordarnos que la violencia por causas raciales y sus causas siguen aún
muy presentes en la sociedad norteamericana.
20 de septiembre de 2017
19 de septiembre de 2017
18 de septiembre de 2017
15 de septiembre de 2017
14 de septiembre de 2017
Crítica de cine: Experimenter: la historia de Stanley Milgram, de Michael Almereyda
Anoche aparqué momentáneamente las series para
ver una película que me interesaba mucho desde su estreno (pasó bastante
desapercibida cuando se estrenó a finales de agosto de 2016), Experimenter: la historia de Stanley Milgram.
Un filme sobre los experimentos sociales de Milgram sobre el
comportamiento humano, a principios de la década de 1960 mientras
trabajaba/investigaba en la Universidad de Yale, y que se realizaron en
paralelo al juicio de Adolf Eichmann en Jerusalén, considerado el
"ingeniero" o el "arquitecto" de la Solución Final nazi, el exterminio
de los judíos europeos durante la Segunda Guerra Mundial. La figura de Milgram (1933-1984), personaje peculiar, psicólogo social que se abrió a la multidisciplinariedad y que creó experimentos de corte sociológico sobre el comportamiento humano y que tambiñen ahondó en el concepto de los seis grados de separación. Judío y de padres inmigrantes de orígenes rumano y húngaro, el Holocausto fue algo que le tocó de cerca, pues en su familia muchas personas acabaron en los campos de la muerte, y en sus estudios sobre la obediencia a la autoridad quedó siempre subyacente el tema del exterminio nazi y en cómo sus perpetradores lograron la colaboración, coercitiva o voluntaria, de toda una sociedad. En la película, Milgram asiste prácticamente "en directo" al juicio de Eichmann y, como Hannah Arendt, reflexionará sobre la participación del individuo en un asesinato en masa.
13 de septiembre de 2017
12 de septiembre de 2017
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