Nota: Visto lo que me estoy "enrollando" con esta reseña (que me temo no es tal), la dividiré en dos partes, para hacerla más legible. Luego las uniré en un solo documento en PDF.
Sobre Gayo Julio César (c.100-44 a.C.) suelen
hacerse análisis que en ocasiones tienden a la hipérbole. Líder
político, caudillo militar, creador de su propia propaganda, mito y
leyenda antes y después de los Idus de Marzo. Alfred North Whitehead
dijo una vez que la filosofía occidental no deja de ser una serie de
notas a pie de página del pensamiento platónico; ¿podríamos pensar en
que el cesarismo fue la hoja de ruta de militares y políticos en los
últimos veinte siglos? Etiquetas reduccionistas al margen, lo cierto es
que la memoria y el exemplum de César ha estado presente, de un modo u
otro, en el pensamiento y la praxis política de la historia universal
desde hace mucho tiempo. Pero, ¿qué César tenemos en mente? ¿El
ambicioso y escurridizo político popularis que tiene su propia agenda?
¿El insaciable conquistador de las Galias o el hombre que lucha por
defender su dignitas y en defensa de los tribunos de la plebe, y que al
cruzar el Rubicón se pone al margen de la ley o la defiende de esa
factio paucorum que ha tratado de subvertirla a su antojo? ¿El hombre
que aspiraba a la tiranía (adfectatio regni) o el salvador y purificador
de la República? ¿El autor de unos Commentarii que eran mucho más que
una serie de despachos oficiales enviados al Senado y/o una «versión»
de la (interminable) guerra civil de los años 49-45 a.C., o el furioso
inspirador de un panfleto en contra de Catón (Anticato), su más
irreductible enemigo y símbolo de una manera de entender la República a
la antigua usanza? ¿El pérfido procónsul que causó un genocidio en las
Galias o el talentoso comandante militar que en la gran rebelión gala
del año 52 a.C. realizó las más impresionantes obras de poliorcética
hasta entonces conocidas por los romanos? Probablemente en César haya
muchos Césares (y algún Mario, parafraseando a Sila), y bastantes de
ellos (por no decir todos) sean los anteriormente prefigurados. Bertolt
Brecht, mientras preparaba su inacabada novela Los negocios del señor
Julio César, anotó: «Escribiendo el libro de César debo estar atento a
no creer ni siquiera por un instante que las cosas tuvieron que suceder
por fuerza como han sucedido» (Arbeitsjournal, 23 de julio de 1938;
publicados en Frankfurt del Meno en 1973). Que Luciano Canfora comience
su (no estrictamente) biografía Julio César. Un dictador democrático
(Ariel, 2014 [1999]) con esta cita no es fruto de la casualidad, sino una primera
conclusión: hay mucho que decir y mucho que entresacar de fuentes,
historiografía y mitos sobre Gayo Julio César.