4 de abril de 2014

Crítica de cine: El desconocido del lago, de Alain Guiraudie

El tema del cruising gay suele ser tabú en la cinematografía al uso y comercial (dejemos a un lado el cine porno). Alguna novela ha tratado el dogging, pero en relaciones heterosexuales, como La isla de los perros de Daniel Davies (Anagrama, 2010), pero lo que es la temática de esta práctica homosexual suele quedar en la nebulosa; tabú decía, pues se trata de simples contactos para mantener sexo con desconocidos, y que suele suceder en espacios ya categorizados como lavabos públicos, parques, bosques, etc. Por tanto, que una película como El desconocido del lago se acerque a esta temática podría considerarse "novedoso", sobre todo porque el director, Alain Guiraudie, lo hace de una manera "natural". ¿Y qué quiere decir esto? Pues que para mostrar con naturalidad lo que es el cruising, hay que coger el asunto con valentía y que el espectador vea lo que es. Y de este modo hay planos con lo que el género pornográfico se llama el money shot, o el plano de la eyaculación, o incluso una felación con la cámara a escasos centímetros de la "acción". De modo que si el espectador tiene reparos a este tipo de secuencias, puede sentirse más que incómodo, aunque resultan necesarias para dotar de naturalidad a la aproximación al tema. Y eso es lo que Guiraudie ha hecho, aunque sin abusar de esos planos, para los que se han contado con dobles de los actores protagonistas; de hecho, si alguien esperaba largas secuencias de sexo homosexual como en La vida de Adèle, probablemente se quedará con las ganas (si las tenía). No va a ser todo como Nymphomaniac del amigo Lars... y ahí nos escamotearon una hora y media del montaje original.

Canciones para el nuevo día (1400/629): "One"

Broadway Musicals' Week (y V):
A Chorus Line Ensemble - One



Disco: A Chorus Line Original (1975 Broadway Cast) (1998)


3 de abril de 2014

2 de abril de 2014

Canciones para el nuevo día (1398/627): "One Day More"

Broadway Musicals' Week (III):
Les Misérables Ensemble - One Day More



Disco: Les Miserables (1987 Original Broadway Cast) (1990)





1 de abril de 2014

31 de marzo de 2014

Crítica de cine: The Grand Budapest Hotel, de Wes Anderson

En el fundido a negro con que termina El Gran Hotel Budapest (de hecho, la traducción castellana del título debería ser El Hotel Grand Budapest) se dice que la película se inspira en las obras de Stefan Zweig. Y es interesante el verbo elegido: "inspira", no "se basa en", pues el mundo que refleja Wes Anderson en esa cinta no es exactamente el que recoge el autor austriaco en obras como El mundo de ayer... pero sí que hay algo que evoca obras como esta. U obras de su coetáneo Joseph Roth. Hay una pátina nostálgica en torno a este peculiar y elitista hotel situado en un entorno alpino, en un país imaginario heredero de la gloria vetusta del imperio austrohúngaro, con elementos visuales tan encantadores como el teleférico que traslada a los huéspedes a la cima de la montaña en el que se ubica. Hay una clara reminiscencia de una época, los años treinta revisitados e incluso reinventados, en los que la guerra no es pasado sino amenaza de un presente que parece evaporarse sólo con recordarlo. Pero la película no se limita a ser un receptáculo para la evocación de un mundo inspirado en Zweig, sino que sirve de caja de resonancia de la fértil  imaginación del propio Anderson. Y que evoca ese mundo interior que ha desarrollado en películas como Viaje a Darjeeling (las secuencias en el tren), Life Aquatic (los interiores coloristas), Fantastic Mr. Fox (el estilo de dibujos animados) o Moonrise Kingdom (el optimismo de los personajes jóvenes).

Canciones para el nuevo día (1396/625): "Defying Gravity"

Broadway Musicals' Week (I)
Idina Menzel, Kristin Chenowitz & Ensemble - Defying Gravity



Disco: Wicked (2003)


23 de marzo de 2014

Reseña de Los que sobraban. Historia de la eutanasia social en la Alemania nazi, 1939-1945, de Götz Aly

«EN HONOR DE LAS VÍCTIMAS OLVIDADAS. En este lugar de la calle Tiergarten 4 se organizó, a partir de 1940, el primer asesinato en masa del gobierno nacionalsocialista, conocido como “Acción T4” por el nombre de esta dirección. Entre 1939 y 1945 fueron asesinados casi [más de] 200.000 seres humanos indefensos. Sus vidas fueron calificadas de “indignas de ser vividas” y su asesinato se llamó “eutanasia”. Murieron en las cámaras de gas de Gafeneck, Brandeburgo, Hartheim, Pirna, Bernburg y Hadamar. A unos los mataron pelotones de ejecución y otros sucumbieron de inanición o envenenamiento planificados. Los perpetradores fueron científicos, médicos, cuidadores y miembros der la Justicia, la Policía y la administración de Salud y Trabajo. Las víctimas eran pobres, desobedientes, estaban desesperadas o necesitaban ayuda. Venían de clínicas psiquiátricas y hospitales infantiles, de residencias de ancianos y centros de asistencia, de hospitales militares y campos de reclusión. Las víctimas fueron muchas, los perpetradores condenados, pocos.» 

Texto de Klaus Hartung y Götz Aly en la placa conmemorativa situada en el suelo del actual edificio de la Orquesta Filarmónica de Berlín, inaugurada el 1 de septiembre de 1989 (citado en p. 304). Se añade entre corchetes dos palabras escritas en el texto original y que fueron desafortunadamente rectificadas.

20 de marzo de 2014

Crítica de cine: Vivir es fácil con los ojos cerrados, de David Trueba

No me resigné a que esta película desapareciera de las carteleras sin haberla visto. Y su triunfo en los últimos Premios Goya ha permitido que vuelva o se mantenga en algunas salas (de las grandes ciudades, imagino). Pero quería verla y ayer me acerqué a una sala de un multisalas, acompañado por e incluso invitado con los puntos de una tarjeta de fidelización de una amiga (que para algo han de servir). Ya estaba predispuesto a pasarlo bien, a ver esta película con los ojos muy abiertos: me gusta el estilo de David Trueba, tanto en novela como en cine, esa socarronería que de tanto en tanto saca, esa denuncia que no trata de levantar la voz porque sí. En esta película se nota esa alerta constante sobre cuestiones como "que nadie decida por mí", "que nadie os quite la dignidad" o "en este país hemos vivido con mucho miedo". Tomando la historia de Juan Carrión, profesor instituto en Cartagena hasta que se jubiló (roza los noventa años), Trueba nos invita a soñar (además de vivir) con los ojos cerrados y a que miremos la vida con optimismo y esperanza. 

Canciones para el nuevo día (1389/618): "Cerca de las vías"

Fito y los Fitipaldis - Cerca de las vías



Disco: En Directo desde el Teatro Arriaga (2014)


19 de marzo de 2014

Reseña de Putsch: cómo hizo Hitler la revolución, de Richard Hanser

Probablemente Putsch: cómo hizo Hitler la revolución (BattleBooks) sea un libro que a priori pueda aportarnos poco; más si resulta que es la reedición castellana de un libro que Plaza & Janés publicó en 1972. Sin embargo, aunque la bibliografía sobre Hitler sea abrumadora, aunque parezca que tras biografías canónicas como la Ian Kershaw o libros como los de Richard Evans (por citar sólo dos autores) ya prácticamente se ha dicho todo sobre el fracaso de Hitler, Ludendorff y la plana mayor del naciente Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP, en sus siglas en alemán), no está de más echar un vistazo a este libro de Richard Hanser (1910-1981). El lector, probablemente sin esperarlo, acabará atrapado por una monografía que aporta un punto de vista fresco y cercano a la intentona golpista, con un estilo periodístico cercano y que lo sitúa en el meollo de la acción –no en balde el autor era periodista– y, además abrirá el objetivo de su cámara sobre la convulsa realidad política y social de Baviera entre 1919 y 1923. Pues precisamente uno de los aciertos de este libro es focalizar el interés en lo que sucede en esta región del sur de Alemania. Un antiguo reino en el que la revolución sorprendió a propios y ajenos en medio de su aparente tranquilidad.

Canciones para el nuevo día (1388/617): "With a Little Help From My Friends"

Joe Cocker - With a Little Help From My Friends



Disco: Joe Cocker Live (1990)

17 de marzo de 2014

Reseña de Marco Aurelio: la miseria de la filosofía, de Augusto Fraschetti

Quizá a más de un lector le sorprenda el subtítulo («la miseria de la filosofía») de esta biografía sobre uno de los romanos que mejor «prensa» ha tenido. «¿Cómo?, paréceme oír, ¿Marco Aurelio y miseria en una misma frase? ¡No puede ser, es prácticamente un oxímoron!». Pero Augusto Fraschetti (1947-2007) no duda en llegar a tal conclusión. ¿Por qué?, se dirá. Para tal empresa he aquí un libro que induce, de entrada, a dejar de lado nuestros apriorismos y a reflexionar. La tarea no es demasiado complicada habiendo cuenta de que contamos con numerosas fuentes sobre el emperador-filósofo: además de sus Meditaciones, que en el libro I ofrece pistas sobre su propia biografía, contamos con textos casi coetáneos como la Historia romana de Dión Casio (o en el epítome conservado por el monje bizantino Juan Xilifino en el siglo XI), las biografías de Adriano, Antonino Pío, el propio Marco, Lucio Vero y Cómodo en la Historia Augusta; la Historia del imperio romano después de Marco Aurelio de Herodiano, la correspondencia de Frontón (tutor de Marco), los epítomes de época tardía (Eutropio, Aurelio Víctor), los textos de Galeno (su médico de cabecera), los discursos de Elio Arístides, la epigrafía, los papiros conservados en Egipto… fuentes no nos faltan, pues. Y de ellos se desprende, en una primera lectura, una imagen benévola de Marco Aurelio (en el caso de la Historia Augusta, la Vita Marci es un espejo en positivo de la Vita Veri, considerado un «depravado»). Por tanto, ¿por qué ese subtítulo, por qué esa «miseria de la filosofía»?