No me resigné a que esta película desapareciera
de las carteleras sin haberla visto. Y su triunfo en los últimos Premios Goya ha permitido
que vuelva o se mantenga en algunas salas (de las grandes ciudades,
imagino). Pero quería verla y ayer me acerqué a una sala de un
multisalas, acompañado por e incluso invitado con los puntos de una
tarjeta de fidelización de una amiga (que para algo han de servir). Ya
estaba predispuesto a pasarlo bien, a ver esta película con los ojos muy
abiertos: me gusta el estilo de David Trueba, tanto en novela como en
cine, esa socarronería que de tanto en tanto saca, esa denuncia que no
trata de levantar la voz porque sí. En esta película se nota esa alerta
constante sobre cuestiones como "que nadie decida por mí", "que nadie os
quite la dignidad" o "en este país hemos vivido con mucho miedo".
Tomando la historia de Juan Carrión, profesor instituto en Cartagena
hasta que se jubiló (roza los noventa años), Trueba nos invita a soñar
(además de vivir) con los ojos cerrados y a que miremos la vida con
optimismo y esperanza.
La historia la debéis de conocer, supongo: un profesor de inglés,
Antonio (estupendo Javier Cámara) viaja de Albacete a Almería para
conocer a John Lennon, que está rodando una película, y pedirle que
ponga las letras de las canciones de los Beatles en los discos. Pues él
enseña inglés a través de sus canciones y de las letras. Por el camino
se encontrará con una chica embarazada que regresa a su Málaga natal
(Natalia de Molina) y un muchacho (Francesc Colomer), que ha huido de
casa, harto de un padre (Jorge Sanz), que no es mala persona, como él
mismo admite, pero que no le deja vivir con libertad (pelo largo
incluido). Antonio es un tipo alegre y optimista, y contagia su "marcha" a
los dos muchachos mientras tratan de entrar en el lugar de rodaje de la
película y se alojan en un hotel modesto, aledaño a un restaurante
donde conocen a un tipo también peculiar (Ramon Fontserè), "El Catalán",
con una visión de la vida también muy curiosa.
La película es quizá algo ingenua, pero plantea muy bien ese deseo de
conocer mundo, de dejarse llevar por los sueños que todos llevamos
dentro. Por no dejar "que nadie decida por mí", que suena tan actual
pero que en realidad es universal. El tono alegre de la película se
traslada al espectador, que se deja llevar por una historia bien
trabada, con personajes muy reales, con esa mirada a la represión de
unos años sesenta y a unos tiempos donde la miseria era no sólo
económica. "¿Esta es la música que os gusta?", dirá el personaje que
encarna Jorge Sanz, con una actitud entre paternalista, incomprensiva y
tierna de un padre de familia que comienza a entender que los tiempos
cambian y que que quizá quienes están fuera de época no son sus hijos,
sino él; como Don Draper en Mad Men...
Estupenda película, magnífico guión, sólidos personajes... "Living is easy with eyes closed, misunderstanding all you see, it's getting hard to be someone, but it all works out, it doesn't matter much to me".
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