Probablemente aquellos que lean Librerías de
Jorge Carrión, finalista del Premio Anagrama de Ensayo 2013, tengan una
librería favorita, en el recuerdo o de visita habitual. Un lugar que
convertimos en santuario particular del conocimiento, un espacio en el
que no sólo buscamos aquel libro deseado u hojeamos novedades. Un sitio
en el que el silencio puede ser la nota dominante, sólo roto por el
suave paso de las páginas, el disimulado (o no) desembalaje del plástico
que a menudo envuelve los libros (suelo hacerlo, si no cómo vas a poder
hojear un libro, mirar el índice de contenidos, tocar el papel, olerlo
incluso…; siempre procurando poner la etiqueta del precio en la
contraportada). En ocasiones ese lugar acompaña nuestra presencia con
una leve banda sonora que no moleste, huyendo de radiofórmulas y
esperando que el lector se sienta cómodo, se quede un buen rato en la
librería, si puede incluso se puede tomar un café, y se acaba llevando
uno o varios libros. Pues esa es la finalidad de toda librería: que
compres libros. Y, gracias por venir y vuelva pronto.
El Ateneo de Buenos Aires... no he estado. |
Librerías no es sólo un libro sobre tiendas de libros, eso ya lo
puede asumir el lector antes incluso de empezar a leerlo. Es un viaje
personal, el del autor y el que emprende el lector con sus recuerdos,
por aquellas librerías que por todo el mundo ha visitado Jorge Carrión.
Si he de ser sincero, no sé cómo reseñar este libro, pues lo fácil sería
decir «un libro sobre librerías de todo el mundo», resumir la
estructura, comentar algunos capítulos y aplaudir el proyecto del autor.
Pero entonces sería «spoilear» el libro al lector, que ya mirando el
completo sumario de contenidos en las primeras páginas se puede hacer
una idea de lo que va a encontrarse. Y sí, se va a encontrar esa guía de
viajes alrededor de unas librerías que le llevarán por diversos países y
continentes, coast to coast en Estados Unidos, llegando a la punta sur
del continente americano, siguiendo la senda de Bruce Chatwin; o
eligiendo algunas librerías como Shakespeare and Company en París,
donde los beatniks se reunían y que regentó George Whitman hasta su
muerte a los 98 años en 2011, lugar de paso de lectores-viajeros que
podían encontrar alojamiento y comida a cambio de trabajar en la
librería y, cómo no, de leer muchos libros. Lo cierto es que la idea de
mencionar en esta reseña las múltiples librerías que Carrión ha visitado
en diversas ocasiones, comprando y sellando su pasaporte invisible, o
conversando con sus dueños, o simplemente buscando algún libro que ya
tenía en otro idioma (aunque luego uno no pueda leerlo), no me seduce
demasiado. Animo a que el lector se adentre en ese viaje librero a lo
largo de las trescientas páginas del ensayo y que elija aquellos
capítulos (y librerías) que más le llamen la atención.
Pequod Llibres en Barcelona... sí. |
Lo cierto es que el libro de Carrión me ha interesado, me ha
gustado (y me ha gustado mucho) y hecho reflexionar por algunas
imágenes, ideas, llámelas usted como quiera. La Biblioteca es orden,
permanencia y control, mientras que la Librería es caos, vivencia y
pasajera. Cuántas veces nos habrá pasado que vemos un libro, lo
hojeamos, dudamos en si llevárnoslo o no, decidiendo que ya lo
compraremos más adelante… y no encontrarlo cuando volvemos por él.
Porque lo han comprado, lo han cambiado de estante o incluso lo han
escondido (reconozco haber escondido algún libro en la Canuda de
Barcelona, pues en ese momento no podía comprarlo). La Librería es el
lugar de las eternas y efímeras novedades en sus mesas y cabeceras de
góndolas, el lugar donde el tiempo no pasa por quienes la regentan o por
sus visitantes pero sí por los libros que entran, se quedan y se van.
La Librería no es única, hay modelos diversos: librería de novedades,
librería de viejo, de saldos, cafebrería en la que la compra de libros
se complementa con una estancia más prolongada en la que se puede tomar
un café y comprar algún merchandising, librería de encuentro de autores y
lectores, librería-museo o incluso librería-obra de arte,
librería-espacio arquitectónico o librería-recogimiento espiritual. Las
Librerías son residuos de la libertad y el espíritu crítico en los
regímenes dictatoriales… o aparentes espacios de libertad en los que el
Gran Hermano Amazon te vigila, te sugiere, te etiqueta y te capitaliza.
La Librería de toda la vida, pequeña o grande, debe convivir con los
nuevos modelos virtuales en los que la búsqueda de libros se hace por
catálogos electrónicos y el pasa las páginas se realiza con modernos
lectores en Internet, fríos y kindelizados, pero cómodos desde el
ordenador de tu casa. Pequod Llibres frente a la FNAC, por poner dos
ejemplos barceloneses (aunque El Corte Inglés es, con diferencia, la
«librería» que más vende en España), simbolizan dos modelos de librerías
que a priori poco tienen que ver. En Pequod puedes comprar, en su
reducido espacio, tanto novedades como estantes de libros de segunda
mano, mientras en la FNAC te enteras de las novedades más
best-sellerizadas y te haces a la idea de que no es conveniente
preguntarle a alguno de los dependientes por tal o cual libro (la de
veces que me mordido la lengua para no corregirle a uno de esos
estudiantes de paso, siempre diferentes, a los que el lector incauto o
mal informado realiza una consulta). Un tipo intermedio podría ser La
Central, ya sea la de calle Mallorca o la del Raval, en la que hay un
mayor «fondo de armario», dependientes más informados y una presentación
de novedades entre las que encuentras bastantes obras en su idioma
original, y todo ello a menudo amenizado con un hilo musical que huye de
estridencias o incluso te sorprende (dependerá de la persona que lo
ponga en ese momento) con la banda sonora de la primera temporada de
Treme o piezas clásicas conocidas a ritmo de bossa nova. Añadamos la
cafetería o la presentación de libros cada semana y tendremos un espacio
en el que el clasicismo de la vieja librería se hermana con una cierta
modernidad (y un cierto esnobismo, todo hay que decirlo) en el que uno
entra, como librería que es, mira, hojea, decide y compra.
Librería en Calcuta... |
La librería ha mutado en muchas ocasiones y no sólo es Santuario,
Academia y Cafetería; también es Aduana, Estación de Paso y Residencia.
De la librería a la que dedicas tu tiempo, una mañana entera si hace
falta, al casi quiosco en el que compras un best-seller para un viaje
que debes emprender o en el que ya estás inmerso: en la estación de
Termini de Roma he pasado a menudo más tiempo que en 10 Corso Como de
Milán, aunque luego resulte que es esta librería lo que más recuerdes de
una estancia de treinta y seis horas en la ciudad de los Visconti y los
Sforza. En Marcial Pons de la plaza Conde Valle de Suchil de Madrid, a
la que siempre acudo en mis viajes a la villa y corte, he podido
encontrar libros que habitualmente no ves en librerías «especializadas»,
y además tuve el placer de conversar con Geoffrey Parker, al que
reconocí al instante, y que con gentileza y simpatía me puso al tanto de
un libro que se publicaría al cabo de un año y medio. En FNAC del
Callao de Madrid te encuentras con algún actor no tan conocido (hablo de
hace ya unos cuantos años) que agradece, con su estrechada de manos,
que le reconozcas y le preguntes en qué proyectos está inmersos.
Librerías de Jorge Carrión es la guía de viajes personal y el libro
sobre libros y lugares donde comprarlos. Y es también el prólogo y el
epílogo de la idea de la Librería como tiempo y como espacio; como lo
que fue y lo que es, lo que ha estado y lo que ya no es físico. Es la
reseña personal de todo lector, de las librerías que ha visitado, que ha
querido conocer, en las que ha comprado o a las que simplemente acude
para hojear novedades. Es un libro imposible de sintetizar, pues una vez
lo empiezas te dejas llevar por tus propios recuerdos y sensaciones. Y
una vez lo terminas te preguntas: ¿qué librería voy a visitar hoy?
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