16 de julio de 2013

Opening(s) de series televisivas: historias narrativas en pequeñas dosis

Hoy ha tocado hablar de los openings y las intros en el curso de verano sobre series de televisión en la UOC. Comentaba que el opening se ha convertido en un elemento narrativo esencial en las series y ya no son únicamente la careta y la sintonía de entrada, el el mero enunciado de créditos al empezar un episodio (como en los años 80 y 90) o después de un teaser. Del mismo modo que el inicio de la Ilíada ("canta, oh diosa, la cólera del pelida Aquiles"), las primeras líneas de Anna Karenina de Tolstói ("todas las familias se parecen entre sí, pero cada familia siente la desgracia a su manera")... el opening nos "anticipa" parte de la trama, se incrusta en la propia esencia narrativa y nos cuenta una pequeña historia. Se convierte en una píldora narrativa autónoma.

Ayer destaqué el caso de The Newsroom, con dos intros diferentes, una por temporada. Con la intro de la 1ª temporada el (tele)spectador ya se hace ya una composición de lugar respecto esta serie. Y quizá en comparación con openings de otras series actuales, ésta resulte ser de factura muy clásica; pero precisamente a eso juega Aaron Sorkin, presentando una serie que trata el periodismo desde dentro: la redacción de un informativo, News Night's, de la cadena ACN, en una planta de un rascacielos de Nueva York. La intro nos sugiere ese aroma a clásico, a profesionalidad, en las imágenes de tres grandes news anchors: Edward R. Murrow (recordad: "good night and good luck"), Walter Cronkite (anunciando el asesinato de Kennedy) y Chet Huntley, en una sucesión de imágenes que se superpone al trabajo delante y detrás de las cámaras, para luego pasar al elenco de actores. Sorkin muestra desde el principio las cartas: recuperar el legado de los grandes periodistas de la segunda mitad del siglo XX, de la Golden Age de la televisión.

El opening en la 2ª temporada es más más directo; ahora que ya sabemos cómo son los personajes, no hay necesidad del recuerdo a los grandes referentes del periodismo clásico, pues su legado sigue permanente en el trabajo diario; ahora  se pone el acento en el propio oficio del periodista sin personalizar... y con una mayor tensión en la música de Thomas Newman... que me pone los pelos de punta (qué bueno es Newman).

Fotograma del opening de Casino Royale (Martin Campbell, 2006

El cine ha influido: hoy en día las películas de superhéroes "cuentan" en sus openings pequeñas piezas, por ejemplo en Watchmen (Zack Snyder, 2009), o puede suceder que sea al final, on los últimos créditos, como en The Avengers (Joss Whedon, 2012); en ambos casos los personajes o bien son presentados en sociedad o bien se les define definitivamente mediante elemenos propios. También han creado tendencia los openings de las películas de James Bond; quién no recuerda Goldfinger (Guy Hamilton, 1964) o, más recientemente, Casino Royale (Martin Campbell, 2006) y Skyfall (Sam Mendes, 2012). En el primer caso nos encontramos un elemento que os recordará al opening de Mad Men...

En la última década y media hemos pasado del clasicismo de The West Wing (NBC, 1999-2006) a completas intros como Six Feet Under (HB0, 2001-2005) o espectaculares presentaciones como Game of Thrones (HBO, 2011-). La serie de Alan Ball, con música de Thomas Newman, presenta el escenario, una casa de pompas fúnebres, y los rasgos que la definen; esta serie, además, introducía, justo después del opening, un teaser con la muerte de alguien, que luego pasaba a la funeraria Fisher... o no. En la intro de Game of Thrones se juega con la épica y "montando" el escenario de Westeros (Poniente) como si fuera el tablero de un juego de mesa. Frente al idealismo presente en The West Wing, con una música que trata de insuflarnos valores positivos, series políticas como Boss (Starz, 2011-2012) o House of Cards (Netflix, 2013-) iniciden en, respectivamente, un Chicago de las personas sobre las que se cierne la sombra que todo lo atrapa del alcalde Tom Kane o imágenes más oscuras, con un Washington vacío, acelerado, imprevisible.


No podemos dejar de lado el opening de Dexter (Showtime, 2006-2013), no en balde titulado "Morning Routine", una historia narrativa en sí misma: como afeitarse, preparar el desayuno, comer, lavarse los dientes o vestirse se convierte en un espejo de dos caras... pues lo realiza un asesino en serio; fijémonos, además, en ese plano final, con Dexter mirando directamente a cámara, estableciendo una relación directa con el (tele)spectador... que en la serie se realiza mediante la voz en off del personaje. Algo similar sucede con el opening de True Blood (HBO, 2008-), con una pequeña pieza que nos sitúa en el sur de Estados Unidos, en Lousiana, la puerta de entrada a misticismos y santerías de todo tipo... cómo no ubicar allí a vampiros. En American Horror Story (FX, 2011-), una serie con dos temporadas independientes y que nos llevan a "clásicos" del cine y la lietratura de terror (la casa encantada, el hospital psiquiátrico), nos proponen mantenernos en vilo desde el principio, con openings impactantes, horrísonos y espeluznantes...

Pero también hay intros minimalistas: de unas letras en oblicuo que se acercan al (tele)spectador en Lost (ABC, 2004-2010), a unos números que apenas parpadean en 24 (Fox, 2001-2010) o apenas un fogonazo audiovisual en The Good Wife (CBS, 2009-).

En los apenas treinta y poco segundos del opening de Mad Men hay una historia, un hombre que cae, sin rostro, desde el interior de su despacho, cayendo por un precipicio de edificios de cristal e imágenes publicitarias, para finalmente aparecer sentado en un sofá. Es la historia de la caída de ese hombre la que marca la trama de toda la serie. En este opening no podemos dejar de percibir toda una cascada de referencias, especialmente cinematográficas: por ejemplo, Vertigo (1958) y North by Northwest (1959) de Alfred Hitchcock, Catch Me If You Can (2002) de Steven Spielberg o la mencionada Casino Royale (el hombre sin rostro...).

Pero también nos queda la música de Treme (HBO, 2009-) para llevarnos a una ciudad que trata de sobrevivir sobre la adversidad; a unos personajes que no se detienen ante un huracán y a una sinergia de culturas muy vivas.

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