4 de diciembre de 2013

Reseña de El mapa secreto, de Luis Racionero

Durante unas pocas décadas, entre 1405 y 1433, el Imperio del Centro, la China de los Ming, pudo dominar el mundo saliendo de sus fronteras estables, echándose a la mar, navegando en el Índico y los mares del Sur. Un hombre, un eunuco de origen turcomongola, Zheng He (c. 1371-1435), también conocido como Ma San Bao («Ma el de las tres joyas» [el pene y los testículos emasculados]) y también como el legendario Simbad entre los musulmanes, emprendió una serie de viajes y comandó una flota de «28.000 hombres en 320 naves. Navegando en formación cubrían el mar de horizonte a horizonte. Tenía a sus órdenes 93 capitanes, 100 contramaestres, cinco astrólogos y 180 médicos. Los barcos más pequeños medían 20 metros de eslora y servían como transporte de personas y comunicación entre la flota, los buques de guerra medían 60 metros de largo por 22 de ancho, las naves capitanas –llamadas barcos del tesoro– medían 100 metros por 50 de ancho, el buque insignia tenía 150 metros de eslora con nueve mástiles y 62 metros de ancho. La tripulación constaba 500 marineros. Todos los juncos eran blancos como la nieve. Tenían ojos pintados en la proa, para hallar el camino, los de guerra cabezas de tigre para amedrentar al enemigo; por su parte, los soldados llevaban máscaras de tigre. Algunos barcos tenían establos para la caballería, otros eran huertos de verduras y otros, cisternas de agua potable en cuyo fondo depositaban barros traídos de pozos domésticos para no perder las raíces. Las velas de las naves eran de seda roja, ligera y resistente» (pp. 8-9). Qué buena novela puede salir ya sólo con esa descripción de una flota que empequeñecía las carabelas de Colón. Qué personaje tan atractivo Zheng He, qué interesante la pugna entre eunucos y mandarines confucianos en la China del primer tercio del siglo XV, la época de mayor esplendor de la dinastía Ming. Y, sin embargo, qué frustradas pueden quedar las expectativas ante esta novela…

Canciones para el nuevo día (1313/542): "The Voyager"

Mike Oldfield - The Voyager



Disco: Voyager (1996)

2 de diciembre de 2013

Reseña de El luthier de Delft. Música, pintura y ciencia en tiempos de Vermeer y Spinoza, de Ramón Andrés

«Detrás de la Nieuwe Kerk de Delft, en la primera casa levantada en un cruce de calles, está lo que buscamos. El taller y la tienda de un constructor de instrumentos musicales, de un luthier, un lugar en el que se obran los sonidos, todavía no música. Allí la madera adquiere forma para dársela al mundo y compensarlo. Una armonía necesaria» (p. 7). 
Quizás esta sea una de las lecturas más deliciosas que haya podido disfrutar en los últimos años. Un libro que se centra en la pintura neerlandesa del siglo XVII... pero no sólo eso. El punto de partida lo encuentra el lector ya en la portada: un fragmento de un cuadro de Carel Fabritius, Vista de Delft con el puesto de un vendedor de instrumentos musicales (1652), una pintura que apenas mide lo que un folio (15,4 x 32,6 cm), pero en la cual aparecen los tres elementos sobre los que pivota el libro de Ramón Andrés, El luthier de Delft. Música, pintura y ciencia en tiempos de Vermeer y Spinoza (Acantilado, 2013): instrumentos musicales, la perspectiva óptica y, cómo no, Delft, ciudad de Vermeer y que juega un rol especial.

Canciones para el nuevo día (1311/540): "Celebration"

Madonna - Celebration



Disco: Celebration (2009)

File:Celebration Double CD Deluxe Edition.jpg

27 de noviembre de 2013

Reseña de Odiseo. El juramento, de Valerio Massimo Manfredi

«—No puedes pretender comprender, por más agudo y versátil que sea tu ingenio. Aprovecha en lo que puedas mi benevolencia y no preguntes más. Lo que ha sucedido hoy yo no podía cambiarlo porque era la voluntad de los dioses que habitan en los cielos. No era su deseo que la guerra terminase, pues quieren que este juego mortal prosiga para su deleite. Algunos de ellos ayudan a los troyanos, otros a los aqueos. Así la lucha continuará sin descanso ni interrupción aún por mucho tiempo. Resignaos: a los mortales no les es dado sustraerse a la voluntad de los númenes.
—¿Por esa razón corre nuestra sangre, por eso muchos jóvenes se precipitan al Hades?
—No, no solo por eso: lo que ocurre es también un misterio para nosotros. El hado insondable no tiene rostro ni expresión, no tiene finalidad ni causa.
—¿Qué te mueve, pues, a ayudarme si todo es inútil?
—El hado no es otra cosa que el resultado de mil y mil voluntades, infinitas, humanas y divinas, de la fuerza de las olas y del soplo de los vientos, del canto de los pájaros y del movimiento de los astros, así como un gran río está hecho de mil y mil corrientes y su potencia es invencible. Yo estoy a tu lado porque desde los orígenes de los tiempos hasta el final nadie ha sido nunca como tú, nadie lo será jamás. Yo amo tu miedo y tu coraje, tu odio y tu amor, tu voz y tu silencio y por tanto vive tu vida, rey de Ítaca, mientras te quede aliento. Ningún dios podrá ser nunca lo que tú eres, ni aunque quisiera» (pp. 284-285).

Canciones para el nuevo día (1308/537): "Marry the night"

Adam Lambert (Starchild) - Marry the night




Disco:  A Katy or a Gaga (Music from the Episode) (2013)

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24 de noviembre de 2013

Reseña de La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del pasado, de Alejandro García Sanjuán

En una reseña de Los nuevos charlatanes de Damian Thompson (Ares y Mares, 2009), comentaba: «Mantengámonos alerta ante estos charlatanes, nos advierte Thompson. Los blogs, los foros de Internet, el mundo cibernético en general, aprovechado por estos charlatanes, son justamente el ámbito donde más se les puede dañar. Al mismo tiempo, dice el autor: “Debemos pedir cuentas a los guardianes de la ortodoxia intelectual codiciosos, perezosos y políticamente correctos que hayan vuelto la espalda a la metodología que nos permite distinguir los hechos de las fantasías. Suya será la culpa si el sueño de la razón produce monstruos” (p. 192). […] No nos dejemos engañar por esos nuevos charlatanes. Antes vendían potingues para curar el cáncer; hoy simplemente se aprovechan de las nuevas tecnologías para vendernos productos similares. Y además de forrarse con potingues, pseudohistorias o creacionismos de todo tipo, extienden contraconocimiento por todas partes. Advertidos estáis». Todo ello podríamos repetirlo ante el libro del profesor de la Universidad de Huelva Alejandro García Sanjuán (Dialnet), La conquista islámica de la península Ibérica y la tergiversación del pasado (Marcial Pons, 2013), una obra que también nos obliga a mantenernos alerta ante otro tipo de tergiversación: el negacionismo. ¿Y a cuenta de qué? Pues de las peregrinas teorías que Ignacio Olagüe, según el cual la llegada del Islam a la Hispania visigoda no se produjo tras la conquista por contingentes árabes y beréberes, tal y como demuestran las fuentes históricas (textuales, epigráficas, arqueológicas y numismáticas) y afirma la práctica totalidad de la historiografía moderna, sino que se produciría un proceso de génesis interna, según el cual el establecimiento de una sociedad árabe e islámica fue el resultado de la pugna entre el unitarismo arriano y el trinitarismo católico, desembocando a mediados del siglo IX en un «sincretismo religioso». De modo que los árabes no habrían invadido jamás la Península y, de hecho, no habría existido una identidad árabe y musulmana.