14 de noviembre de 2018

Reseña de Atenas. El lejano eco de las piedras, de Mario Agudo Villanueva

Puede que el visitante que llega por primera vez a la Atenas actual en busca de la ciudad antigua sienta una cierta desilusión: la urbe moderna no anima a quienes se topan con los efectos del caótico tráfico urbano, lo desastrado de sus calles, la apatía de sus habitantes, resignados a sufrir las consecuencias de la crisis económica que ha golpeado con especial incidencia a Grecia en la última década. Cierto es que la urbe actual realizó un lavado de cara en ocasión de los Juegos Olímpicos de 2004, pero no ha terminado de maquillar una cierta sensación de desidia urbanística y de desaliño en general durante décadas. Recuerdo mis impresiones, apenas un muchacho de dieciséis años, en un viaje de fin de curso del instituto a Atenas, Delfos, Micenas y Corinto: aquella ciudad no parecía amable, no recibía a los visitantes con especial afabilidad. Para los parámetros algo ventajistas de quienes, siendo testigos de los enormes cambios urbanísticos de aquel 1992, veíamos como se «modernizaban» unas ciudades (Barcelona, Sevilla) que necesitaban mucho más que grandes obras faraónicas para albergar acontecimientos de la dimensión de unos Juegos Olímpicos y una Exposición Universal, Atenas podía parecernos «antigua», «cutre» incluso. Recuerdo aquellos anuncios de maquinillas de afeitar BIC en grandes vallas en las principales avenidas de la ciudad; se nos desaconsejaba coger el metro, oscuro y sórdido, y no ir «solos» por la ciudad. 

Canciones para el nuevo día (2603/1822): "Nothing Matters When We're Dancing"

The Magnetic Fields - Nothing Matters When We're Dancing 

Disco: 69 Love Songs (1999) 



13 de noviembre de 2018

Reseña de Teenage. La invención de la juventud, 1875-1945, de Jon Savage

Yeah, you're fucked all right and all for spite
You can kiss your sorry ass goodbye
Totally fucked, will they mess you up?
Well, you know they're gonna try

Blah blah blah blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah blah blah blah

Blah blah blah blah blah

Blah blah blah blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah blah blah blah
Blah blah blah blah blah

Totally fucked!

En 1891 el dramaturgo Frank Wedekind publicó el texto de su obra teatral Frühlings Erwachen (El despertar de la primavera), furibunda pieza contra el conservadurismo de una clase dirigente alemana que ahogaba a la juventud con un sistema educativo reglamentista que impedía salirse de la línea marcada. La obra, que no se estrenó hasta 1906 en Berlín de la mano de Max Reinhardt y, incidía en la opresión sexual de unos jóvenes que, sin comprensión ni apoyo de sus mayores, se veían abocados a la desesperación. Wedekind escandalizó por mostrar la sexualidad de los jóvenes y planteaba cuestiones como la masturbación, la primera vez, el abuso infantil, la homosexualidad, el aborto y el suicidio. Diversas adaptaciones se produjeron en el siglo posterior. En 2006 se estrenó en el off-Broadway (y después en el propio gran escenario neoyorquino) un musical (al que pertenece el fragmento de una de sus canciones más destacadas, “Totally Fucked“, y con el que se inicia este reseña), que acabaría cosechando ocho Premios Tony, incluido el de mejor musical. En Barcelona llegó en 2016 un montaje de la obra, a cargo de Marc Vilella, que tras un gran éxito en el pequeño Teatre Gaudí y una gira, llegó a un teatro de los “grandes“, el Victoria, en abril de 2018 (adaptación catalana de "Totally Fucked")·. Una versión del musical formó parte de la trama argumental de la serie televisiva Rise (NBC: 2018): el profesor Lou Mazzuchelli (Josh Radnor) se hace cargo del aula de teatro y decide, despertando la oposición de colegas y padres de alumnos, realizar un montaje de la obra para estimular a los estudiantes y que se “rebelaran“ contra lo establecido.

Canciones para el nuevo día (2602/1821): "Our Mutual Friend"

The Divine Comedy - Our Mutual Friend 

Disco: Absent Friends (2004) 



9 de noviembre de 2018

Crítica de cine: Millennium: lo que no te mata te hace más fuerte, de Fede Álvarez

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Al inicio del cuarto episodio de la séptima temporada de la serie The Big Bang Theory (CBS: 2007-2019), Amy (Mayim Bialik) le hace ver a Sheldon (Jim Parsons) un «flagrante problema argumental» en la película En busca del arca perdida (Steven Spielberg, 1981), cosa que saca de sus casillas al peculiar científico, fan declarado del filme. Amy afirma que «Indiana Jones no desempeña ningún papel en el desarrollo de la historia: si no estuviera en la película acabaría exactamente igual (…) los nazis habrían encontrado el arca, la habrían llevado a la isla, la habrían abierto y habrían muerto todos. Habría acabado igual». Enfurruñado, Sheldon buscará posibles agujeros argumentales en Orgullo y prejuicio de Jane Austen, una de las novelas preferidas de Amy, para «fastidiar» a su novia, del mismo modo que ella le ha «fastidiado» a él. Cuando les cuenta el asunto a sus amigos, estos también quedan «fastidiados», pues la afirmación de Amy les ha «arruinado» la película. Howard (Simon Helberg) intenta contraargumentar: «Los nazis estaban excavando donde no debían, sólo consiguen el Arca porque Indy la encuentra primero», a lo que Leonard (Johnny Galecki) responde: «En realidad sólo excavaban donde no debían porque Indy tenía el medallón; sin él tendrían el medallón y habrían excavado en el sitio correcto». Más «fastidio». Hacia el final del capítulo, el grupo de amigos, incluido Raj (Kunal Nayyar), repasan atentamente la película y Howard comenta: «Espera, espera, si no fuera por Indiana Jones, el Arca nunca habría llegado al almacén»; Sheldon lo ratifica: «Es cierto, él recogió y entregó el Arca a las autoridades para que la archivasen» («¡Como un héroe!», apostilla Raj). Todos se felicitan… hasta que Leonard comenta: «Aunque en teoría Indy tenía que llevar el Arca al museo para estudiarla y ni siquiera pudo hacer eso». «Fastidio» completo y definitivo. 

Efemérides historizadas (XXXIII): 9 de noviembre de 1799 - golpe de Estado de Brumario en Francia

Un 9 de noviembre (o 18 de brumario) de 1799 Napoleón Bonaparte dio un golpe de estado que liquidó el Directorio, forma de gobierno que supuso en la Francia del período revolucionario (1789-1799/¿1804?) una "reacción" frente a la "revolución" de la Convención (desde el 19 de septiembre de 1792) y el gobierno en poder de los jacobinos de octubre de 1793 al 27 de julio/9 de termidor de 1794 (con una primera etapa previa, la llamada Convención termidoriana desde esta última fecha al 26 de octubre de 1795 (qué de fechas, ¿eh?). El Directorio, como etapa de Gobierno en Francia, supuso un frenazo en seco a las ansias de una revolución popular que se les había ido de las manos a jacobinos y 'sans-culottes' parisinos, y abrió una etapa de corte más conservador; más "burgués", si se prefiere. Formado por cinco "directores", elegidos anualmente de manera parcial (uno diferente cada año, al estilo a como el Congreso estadounidense se renueva parcialmente cada dos años en las elecciones de "mitad de mandato" presidencial), su designación es potestad del Consejo de Ancianos que, junto al Consejo de los Quinientos sustituyeron a la Convención como poder legislativo tras la reacción termidoriana y la promulgación de la Constitución del Año III (1795).

Canciones para el nuevo día (2600/1819): "Radio Ga Ga"

Queen - Radio Ga Ga 

Disco: The Works (1984)


6 de noviembre de 2018

Crítica de cine: El árbol de la sangre, de Julio Medem

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Ver El árbol de la sangre, la última película presentada por Julio Medem (n. 1958), en cierto modo supone realizar un ejercicio de retrospectiva de la obra del director donostiarra, pues en este filme se perciben varias de las constantes de su filmografía: pequeñas obsesiones como las vacas, el árbol como elemento simbólico (y telurio), bien arraigado a una tierra que respira y aporta la sangre a tres familias; la propia familia como vehículo narrativo y testimonio personal (Medem dedica la película a su madre en los créditos finales; Caótica Ana [2007] ya supuso un proyecto que el cineasta emprendió como mecanismo para superar la depresión por la muerte de su hermana); la construcción de una narración que rompe a menudo los estándares de lo que es el tiempo y el espacio; la pasión sexual como obsesión y al mismo liberación; y la literatura como terreno de construcción de historias, de evasión, de redención incluso. Y es que la pulsión literaria sobrevuela a menudo el cine de Medem, evidentísima en Lucía y el sexo (2000), una de sus mejores películas. En Vacas (1992), las sagas familiares (con varias generaciones) asumieron un papel parecido al que juegan las tres familias entrelazadas, por el amor, la sangre derramada y las verdades ocultas, en esta película que presentamos. De un modo parecido, Rebeca (Úrsula Corberó) y Marc (Álvaro Cervantes), evocan, en su historia de conocimiento personal, a Otto (Fele Martínez) y Ana (Najwa Nimri) en Los amantes del círculo polar (1998), y la invención de una nueva realidad, como hace Jota (Nancho Novo) en La ardilla roja (1993), también subyace en esta ocasión. La pasión de dos mujeres en Habitación en Roma (2010) se recoge también en esta ocasión en la historia de Amaia (Patricia López Arnaiz) y Núria (Maria Molins).

Canciones para el nuevo día (2597/1816): "Neighborhood #1 (Tunnels)"

Arcade Fire - Neighborhood #1 (Tunnels) 

Disco: Funeral (2004) 



3 de noviembre de 2018

Efemérides historizadas (XXXII): 3 de noviembre de 1534 - promulgación del Acta de Supremacía en Inglaterra

Un 3 de noviembre de 1534 el Parlamento de Inglaterra aprobó la (primera) Acta de Supremacía por la que se establecía que el rey, entonces Enrique VIII, sería "la suprema y única cabeza [Supreme Head] en la Tierra de la Iglesia en Inglaterra". De esta manera, Inglaterra rechazaba la autoridad del Papa de Roma y daba inicio a su particular Reforma anglicana. Todo comenzó, como sabemos todos, con un divorcio, o el intento, según las leyes canónicas, que intentó Enrique para poder anular su matrimonio con Catalina de Aragón y casarsae con Ana Bolena. La reina se negaba a aceptar la nulidad y con ella su sobrino, el emperador Carlos V, con quien inicialmente barajó Enrique casar a su hija María; futura reina María I Tudor, que a la postre se casaría con el hijo de Carlos, Felipe II, quien durante cuatro años, además de sus títulos hispánicos y en varios territorios europeos, fue rey consorte de Inglaterra (1554-1558)... pero esa es otar historia. El asunto del divorcio real duró varios años, acabó con la preeminencia del principal ministro de Enrique, el cardenal Wolsey, hartó al rey, al Papado, a media Europa y acabó como el rosario de la aurora. Puesto que Clemente VII se negaba sistemáticamente a conceder la nulidad y menos con la burda alegación de los abogados de Enrique de que, puesto que Catalina estuvo prometida y casada previamente con el malogrado hermano mayor de Enrique —Arturo, de quien enviudó sin haber consumado el matrimonio, se decía—, pues en realidad el matrimonio de Catalina era nulo, lo cual suponía considerar a la hija de ambos, María, ilegítrima. Todo un culebrón en la época; acerca de los pormenores del proceso de divorcio recomiendo leer la biografía de Catalina a cargo de Giles Tremlett que publicó Crítica en 2012. 

1 de noviembre de 2018

Canciones para el nuevo día (2594/1813): "Here Comes Your Man"

Pixies - Here Comes Your Man 

Disco: Doolittle (1989) 



Crítica de cine: Bohemian Rhapsody, de Bryan Singer

Desde que Brian May y Roger Taylor anunciaran en 2010 que había un proyecto para realizar una película sobre Queen, los fans de la banda británica se frotaron las manos. De la elección inicial de Sacha Baron Cohen como Freddie Mercury y de Peter Morgan como guionista, pasamos al abandono del proyecto por parte de Baron Cohen (cuyo parecido físico con Freddie era evidentísimo, pero se temía que “Borat” se acabaría comiendo al personaje) en 2013 y a una posterior marea de cambios que incluían a Ben Whishaw como el icónico líder de la banda y la designación de Dexter Fletcher como el director, cosa que finalmente no cuajó y ambos dejaron la producción en 2014. La cosa se alargaba, se rumoreó que tanto Baron Cohen como Whishaw podrían retornar al proyecto. Se encargó en 2015 a Anthony McCarten, autor de los guiones de La teoría del todo y El instante más oscuro, la escritura del guion del filme y finalmente se anunció un año después que Bryan Singer (que no necesita presentación) dirigiría el filme. Por fin las cosas parecían encarrilarse: se fichó a Rami Malek (de la serie Mr Robot) para encarnar a Freddie y paulatinamente se anunciaron los nombres del resto del elenco. Se inició el rodaje en septiembre de 2017, las primeras imágenes de Malek como Freddie en la recreación del mítico concierto Live Aid de Wembley, en julio de 1985, corrieron por las redes sociales, la cosa ya iba en serio, el estreno se anunció para este 2018. Luego vino el despido de Bryan Singer (¿qué hubo detrás? ¿Desidia, ausencias del rodaje y falta de profesionalidad? ¿Pique con Malek?), nos temimos lo peor, pero con dos tercios del rodaje ya completado, el sustituto de Singer, Dexter Fletcher, se limitó a completar lo que faltaba y a finales de enero de 2018 terminó la fase de grabación; y se mantiene a Singer en los créditos como director del filme. Y empezamos a contar las horas para que llegara este deseadísimo Bohemian Rhapsody. Por fin.