30 de diciembre de 2016
29 de diciembre de 2016
2016 (I): un año de cine
Como ya es "tradicional" por estas fechas, llega el repaso anual, aquello que me ha parecido más relevante de (entre lo que he visto en) 2016. Como suele ser habitual, algunas de estas películas en puridad son de 2015 pero, ya se sabe, se estrenan en las salas españolas semanas o meses después. En comparación con el año anterior, en este 2016 he podido ir más veces al cine (ayuda el pase de prensa) y por tanto al final han sido 50 las ocasiones en que me he sentado en una butaca. No ha habido repeticiones, como en alguna otra ocasión en años precedentes. Y como también suele pasar, algunas películas se quedaron en cartelera sin poder ver, pues a todo no llega uno: Elle de Paul Verhoeven o La muerte de Luis XIV de Albert Serra, por ejemplo, que ojalá repesque más adelante en alguna sesión filmotequera. También, como suele pasar, mucho de lo mejor se ha concentrado en los primeros dos meses, con las películas nominadas a los Oscars, y luego la cosa ha funcionado con altibajos. Si acaso, una de las primeras conclusiones a las que puedo llegar es que, a grandes rasgos, ha sido un año irregular respecto al cine que llegue allende el charco, refiriéndome en concreto a su cuadrante norte, mientras que ha sido el cine español, y el thriller en particular, el que ha generado excelentes películas en el otoño. Para variar, ha habido mucha marvelada, dececomicada y blockbusters varios, de los que a menudo he huido, a menos que fuera al pase de prensa. Y han sido grandes producciones adocenadas, en general, con alguna excepción que, en el caso de Deadpool, puede leerse como bofetada a las grandes sagas de vengadores, justicieros y demás: si un personaje gamberro y procaz, aunque también proceda del cómic, les ha dado pal pelo a las sagas y franquicias, es que la cosa ya empieza a ser "jartible". Tampoco me pondré a pontificar, pues alguna marvelada aún no he visto (Doctor Strange), Batman v. Superman: El Amanecer de la Justicia gana mucho en su versión extendida y Star Trek: Más allá me la miro con demasiados buenos ojos (no está tan mal como se proclamaba).
Canciones para el nuevo día (2114/1343): "Lose Yourself to Dance"
Daft Punk (ft. Pharrell Williams & Nile Rodgers) - Lose Yourself to Dance
28 de diciembre de 2016
27 de diciembre de 2016
26 de diciembre de 2016
23 de diciembre de 2016
Crítica de cine: Animales nocturnos, de Tom Ford
En 2009 el diseñador de moda Tom Ford se "pasó" al cine y presentó Un hombre soltero,
una interesantísima película en lo visual, más problemática en cuanto a
su narración. Sea como fuere, Ford llamó la atención y muy gratamente,
regalando a Colin Firth, además, uno de sus mejores papeles. La trama
transcurría en 1962 con un profesor universitario que sufría una
dolorosa pérdida personal (la muerte de su pareja, otro hombre) y se
enfrentaba a una crisis muy destructiva. Entonces Ford se encargó de
adaptar una novela de Christopher Isherwood. Siete años después hace lo
propio con otra novela, Tres noches, de Austin Wright (publicada en castellano por Salamandra), y el resultado es Animales nocturnos,
una extraña e hipnótica película que muestra a un director inquieto,
quizá algo pagado de sí mismo (como sucedía con su primera cinta) y que
bebe de algunos referentes clásicos del cine negro. Pues esta es una
película muy noir, sí, pero también muy incómoda... quizá no tanto para
el espectador como para su protagonista, Susan Morrow (Amy Adams, otra
vez espléndida). Susan, una artista frustrada y desencantada, recibe un
paquete: se trata de la novela de su ex marido, Edward (Jake
Gyllenhaal), quien le pide que la lea, pues quiere conocer su opinión.
La novela, que lleva el mismo título que la película, también está
dedicada a Susan, que empezará a leerla y a sumergirse en su trama. Una
trama desgarradora, en su opinión, pero que no puede dejar de leer y
que, al mismo tiempo, la obliga a recordar su propio pasado. De este
modo, su historia en el presente se mezcla con retazos del pasado, de su
relación con Edward, y con una la trama de la novela, estableciéndose
un peculiar juego de espejos... y dolorosas sensaciones.
22 de diciembre de 2016
21 de diciembre de 2016
20 de diciembre de 2016
19 de diciembre de 2016
18 de diciembre de 2016
Crítica de cine: Operación Antropoide, de Sean Ellis
Había muchas ganas de ver esta película, que
recoge el desarrollo de la operación que tenía como objetivo asesinar a
Reinhard Heydrich, Protector de Bohemia, Moravia y director de la
Oficina Central de Seguridad del Reich e "ingeniero" de la llamada
Solución Final. Una operación orquestada por el gobierno de
Checoslovaquia en el exilio londinense (y por orden directa de su
presidente, Edvard Beneš) y que logró indirectamente su propósito:
Heydrich, herido de gravedad en el atentado, murió en Praga unos días
después a causa de una septicemia. Unos días después del atentado, y
delatados por uno de los rebeldes checos, el comando que perpetró el
atentado, así como algunos miembros más de la resistencia checa, se
refugiaron en la iglesia de los santos Cirilo y Metodio y durante siete
horas hicieron frente al ataque de cientos de soldados alemanes. Pero el
final no podía tardar en llegar y los siete guerrilleros checos se
suicidaron antes que caer en manos de los alemanes. Para entonces, sin
embargo, una feroz represión por parte de los ocupantes alemanes había
provocado el asesinato de cientos de habitantes del pueblo de Lidice. De
hecho, alrededor de cinco mil checos, incluidas mujeres y niños, fueron
ejecutados como represalia por parte de los ocupantes. La Operación
Antropoide tuvo éxito, indirectamente, y logró el objetivo de acabar con
uno de los principales jerarcas nazis, pero el precio que se pagó fue
enorme. ¿Quizá demasiado? Sean Ellis a la postre no se pregunta si valía
la pena pagar ese precio, pues su intención no se centra tanto en las
consecuencias del atentado (que, de todos modos, se hacen patentes en el
relato de alguna manera) como en narrar una historia de héroes. Y quizá
el problema es que el filme acaba perdiendo la perspectiva para
alcanzar un tono épico que no acaba de conseguir.
16 de diciembre de 2016
Crítica de cine: Rogue One, de Gareth Edwards
Tras una notable campaña viral en los últimos meses, se estrenó Rogue One ayer a partir de ciertas horas (en
Barcelona fue a las 19h.) y sin pase de prensa previo para la crítica.
Había curiosidad por mi parte, también algo de recelo en virtud del Episodio VII, que me dejó bastante insatisfecho... y eso que ses el inicio de una nueva trilogía. Rogue One no es una precuela al uso, sino una película que se sitúa (en cierto modo) en paralelo con el Episodio IV; o si acaso cuando termina Rogue One comienza el Episodio IV:
la trama principal es, como ya sabréis, la operación para robar los
planos de la Estrella de la Muerte, cuya destrucción será el objetivo
último de la Alianza Rebelde en la primera película que vimos de la
serie de películas de George Lucas. Por tanto, el subtítulo "Una
historia de Star Wars" es más que apropiado. Y resulta a priori la mar
de curioso: coger algo que es el leitmotiv de una película y que
simplemente se menciona (el robo de los planos) y construir una película
entera. Presentamos a una heroína (como en el Episodio VII), una
relación paterno-filial que quedó en suspenso (como Luke y Sarth Vader),
un grupo de activistas (por llamarlos de alguna manera) de la Rebelión
con una misión que cumplir y un villano al que enfrentarse... y que a su
vez debe pleitesía a varios villanos de altura (Vader, para empezar).
15 de diciembre de 2016
14 de diciembre de 2016
13 de diciembre de 2016
12 de diciembre de 2016
9 de diciembre de 2016
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