Tras una notable campaña viral en los últimos meses, se estrenó Rogue One ayer a partir de ciertas horas (en
Barcelona fue a las 19h.) y sin pase de prensa previo para la crítica.
Había curiosidad por mi parte, también algo de recelo en virtud del Episodio VII, que me dejó bastante insatisfecho... y eso que ses el inicio de una nueva trilogía. Rogue One no es una precuela al uso, sino una película que se sitúa (en cierto modo) en paralelo con el Episodio IV; o si acaso cuando termina Rogue One comienza el Episodio IV:
la trama principal es, como ya sabréis, la operación para robar los
planos de la Estrella de la Muerte, cuya destrucción será el objetivo
último de la Alianza Rebelde en la primera película que vimos de la
serie de películas de George Lucas. Por tanto, el subtítulo "Una
historia de Star Wars" es más que apropiado. Y resulta a priori la mar
de curioso: coger algo que es el leitmotiv de una película y que
simplemente se menciona (el robo de los planos) y construir una película
entera. Presentamos a una heroína (como en el Episodio VII), una
relación paterno-filial que quedó en suspenso (como Luke y Sarth Vader),
un grupo de activistas (por llamarlos de alguna manera) de la Rebelión
con una misión que cumplir y un villano al que enfrentarse... y que a su
vez debe pleitesía a varios villanos de altura (Vader, para empezar).
La película tiene problemas en su primera hora, es morosa en su
desarrollo, el prólogo sobre la infancia de Jyn Erso (Felicity Jones) se
dilata para presentar el conflicto inicial: cómo su padre, Galen (Mads
Mikkelsen) fue forzado a colaborar en la construcción de la Estrella de
la Muerte. Pasan los años y ya vemos a Jyn de adulta: solitaria (o
individualista), taciturna, independiente y preparada para el combate.
Su historia se mezcla con la de los personajes que la acabarán
acompañando en el desarrollo de una trama que tiene aspectos
interesantes (todo vale por la causa, en este caso la Rebelión), pero
que tarda en arrancar para ser una película de un solo recorrido (no
habrá secuela de esta película... no puede haberla). Junto a Jyn estará
el capitán Cassian Andor (Diego Luna), un 007 particular al servicio de
la Alianza, que se encarga de rastrear la pista de un piloto renegado
del Imperio, Bodhi (Riz Ahmed), a quien Galen le pasó un soplo sobre la
Estrella de la Muerte y que debe ponerse en contacto con un miembro de
la Alianza Rebelde que va por libre, Saw Gerrera (Forest Whitaker); un
extremista que preocupa a los líderes rebeldes. Cassian, que no deja de
ser un Han Solo más resolutivo, no tiene a Chewbacca, pero sí un droide
imperial capturado y reprogramado (como Arnold Schwarzenneger en
Terminator II) llamado K-2SO. Por el camino se les unirá un, si se me
permite la expresión, monje shaolín jedi ciego (toma ya), Chirrut Îmwe
(Donnie Yen), que es protegido por un armatoste, Baze Malbus (Jiang
Wen), que trabaja como particular sicario para los rebeldes. Frente a
ellos, y en el bando imperial, está el director Orson Krennic (Ben
Mendelsohn), que fue quien capturó a Galen para que participara en la
construcción de la Estrella de la Muerte. A este le presionan desde
arriba, "viejos amigos" imperiales para el espectador fan de la saga.
La primera hora del filme muestra las idas y venidas, los encuentros y
desencuentros de los diversos personajes. Resulta algo lenta en su
desarrollo, lo cual resulta hasta cierto punto lógico a tenor de tanto
personaje nuevo que se añade (y algunos viejos). Es oscura y sucia, como
las operaciones encubiertas de unidades de élite de un ejército
moderno. Pero la segunda parte es diáfana y sencilla: robar los planos. Y
ahí podemos hacer una lectura de la película en clave Segunda Guerra
Mundial, cambiando los planos de la Estrella de la Muerte por Enigma y
Ultra, y los rebeldes que han de hacerse con ellos con Doce del patíbulo, Los violentos de Kelly o incluso Malditos bastardos. Y es en lo netamente bélico donde la película gana. Aunque sepamos la resolución (pues sin ella no habría Episodio IV).
De hecho, esa segunda parte tiene un ritmo de película bélica de los
años cincuenta y sesenta, funciona bien y no deja cabos sueltos. Michael
Giacchino mimetiza la música de Jon Williams sin que apenas quede algo
de su propia personalidad como compositor y la dirección ( a cargo de
Gareth Edwards) se muestra eficaz pero también bastante impersonal.
¿Qué no funciona tan bien? Los personajes, con mucho menos carisma que los de las dos trilogías, aunque el droide tiene cierto toque de humor que en algunos momentos puden ser redundantes. Jyn no es un personaje de altura, como a su manera tampoco lo es Cassian y bastante menos el director Krennic. Incluso el radical Saw Gerrera lo es más por lo que cuentan de él que por sí mismo, aunque su entrada en escena recuerda a la del droide humanoide Grievous en el Episodio III... efímeramente. Galen Erso (y Mikkelsen) es muy sufriente pero se desaprovecha tanto al personaje como al actor; como personaje le sucede lo mismo a Bodhi, el piloto renegado. Hay personajes "clásicos" "recuperados" para el seguidor fiel de la saga aunque a nivel de doblaje castellano (vi la película en versión original subtitulada) se plantearán problemas (si eso ya contará alguien que vea la versión doblada)
¿Qué no funciona tan bien? Los personajes, con mucho menos carisma que los de las dos trilogías, aunque el droide tiene cierto toque de humor que en algunos momentos puden ser redundantes. Jyn no es un personaje de altura, como a su manera tampoco lo es Cassian y bastante menos el director Krennic. Incluso el radical Saw Gerrera lo es más por lo que cuentan de él que por sí mismo, aunque su entrada en escena recuerda a la del droide humanoide Grievous en el Episodio III... efímeramente. Galen Erso (y Mikkelsen) es muy sufriente pero se desaprovecha tanto al personaje como al actor; como personaje le sucede lo mismo a Bodhi, el piloto renegado. Hay personajes "clásicos" "recuperados" para el seguidor fiel de la saga aunque a nivel de doblaje castellano (vi la película en versión original subtitulada) se plantearán problemas (si eso ya contará alguien que vea la versión doblada)
En conclusión, Rogue One una película que, a pesar de un denso arranque, acaba funcionando mejor de lo esperado (en mi humilde, mucho mejor que el Episodio VII)
y que depara una segunda hora de trepidante cine bélico. Y yo me tiré
esa segunda hora pensando que veía un episodio de la Segunda Guerra
Mundial en clave Star Wars...
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