Un casi centenario anciano se nos presenta en el
ocaso de su vida, en un exilio al que se vio forzado a refugiarse cuando
siendo joven tuvo que huir: desfigurado el rostro por una bala perdida,
dejaba atrás la ciudad que trataba inútilmente de defender en un asedio
que ya duraba casi catorce meses. Desde entonces, ha vivido en ese
exilio permanente por diversas ciudades europeas, trabajando como
ingeniero militar, luciendo una máscara que esconde los estragos de la
guerra en su joven rostro; poniendo en práctica las enseñanzas de un
maestro al que aprendió a querer, que le enseñó que hay que buscar la
perfección y que se puede llegar a ser un artista de la poliorcética.
Pero para Martí Zuviria, la guerra en la que participa (en los dos
bandos), que testimonia parcialmente para un lector que quizá espera
confirmar sus propias tesis y que narra con no poco sarcasmo, todo ello
quedó atrás, demasiado atrás, y ahora se dedica a contarle a su paciente
escribana, la teutona Waltraud, los recuerdos que tiene de aquella
década a principios del siglo XVIII
28 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1243/472): "Paddy McCarthy"
The Corrs - Paddy McCarthy
Disco: Talk on Corners (1997)
27 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1242/471): "Magic Carpet Ride"
Steppenwolf - Magic Carpet Ride
Disco: The Second (1968)
26 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1241/470): "Karma Chameleon"
Culture Club - Karma Chameleon
Disco: Colour by Numbers (1983)
24 de agosto de 2013
Crítica de cine: El último concierto, de Yaron Zilberman
En estos tiempos de estridencias visuales, con
blockbusters veraniegos de todo tipo, se agradecen películas más
sosegadas. Películas sencillas. Películas hermosas. Y El último concierto
es probablemente una de las mejores apuestas para ese espectador que
acaba empachado de pirotecnias y vanos juegos de artificio. Una pelicula
de actores consagrados como Philip Seymour Hoffman, Christopher Walken o
Catherine Keener, director desconocido (Yaron Zilberman), trama para un
público más selecto que el de un multisalas y resultados discretos para
la taquilla, pero con mucho más poso que la mayoría de pamemas que se
estrenan por estas fechas.
The Fugue es un cuarteto de éxito. Veintincinco años de existencia y de giras siete meses al año. El violonchelo Peter (Walken), el primer violín Daniel (Mark Ivanir), el segundo violín Robert (Hoffman) y la viola Juliette (Keener). A su vez, Robert y Juliette se conocieron en los primeros tiempos del cuarteto y tienen una hija, Alexandra, que también tiene talento al violín. The Fugue fue creado por Daniel, que le pidió a un ya consagrado Peter que se uniera, añadiéndose jóvenes talentos como Robert y Juliette (ahijada y pupila, en muchos aspectos, de Peter). La música clásica siempre ha estado presente en estos personajes, si bien cada uno la vive a su manera: Daniel de modo obsesivo y perfeccionista; Peter con reverencia al oficio, recordando a maestros como Pau Casals; Robert con una ambición olvidada que ahora, rondando la cincuentena, reverdece; y Juliette con mimo y pesar al mismo tiempo, pues no ha sido fácil ser madre y música al mismo tiempo. Preparando la nueva temporada, llegará el bombazo: Peter sufre las primeras fases del Parkinson, enfermedad que le fuerza a replantearse su vida y, al mismo tiempo, su presencia en el cuarteto.
The Fugue es un cuarteto de éxito. Veintincinco años de existencia y de giras siete meses al año. El violonchelo Peter (Walken), el primer violín Daniel (Mark Ivanir), el segundo violín Robert (Hoffman) y la viola Juliette (Keener). A su vez, Robert y Juliette se conocieron en los primeros tiempos del cuarteto y tienen una hija, Alexandra, que también tiene talento al violín. The Fugue fue creado por Daniel, que le pidió a un ya consagrado Peter que se uniera, añadiéndose jóvenes talentos como Robert y Juliette (ahijada y pupila, en muchos aspectos, de Peter). La música clásica siempre ha estado presente en estos personajes, si bien cada uno la vive a su manera: Daniel de modo obsesivo y perfeccionista; Peter con reverencia al oficio, recordando a maestros como Pau Casals; Robert con una ambición olvidada que ahora, rondando la cincuentena, reverdece; y Juliette con mimo y pesar al mismo tiempo, pues no ha sido fácil ser madre y música al mismo tiempo. Preparando la nueva temporada, llegará el bombazo: Peter sufre las primeras fases del Parkinson, enfermedad que le fuerza a replantearse su vida y, al mismo tiempo, su presencia en el cuarteto.
23 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1240/469): "Blurred Lines (parody)"
Y si empezamos la semana con el original de Robin Thicke... la terminamos con esta divertida versión.
Mod Carousel ft. Caela Bailey, Sydni Deveraux & Dalisha Philips - Blurred Lines
Disco: Blurred Lines - cover (2013)
22 de agosto de 2013
Reseña de Jo confesso, de Jaume Cabré
Adrià Ardèvol tardó mucho tiempo en descubrir qué
quería ser de mayor. De pequeño se escondía detrás del sofá en el salón
de casa y escuchaba conversaciones de sus padres, decidiendo si el niño
debía aprender idiomas como el francés, el alemán, el latín, el griego,
el hebreo, el arameo, el ruso… (el padre) o dejándose de paparruchas y,
que no, Fèlix, que Adrià tiene que tocar el violín, ser un virtuoso,
que las lenguas muertas no le van a servir para nada. Y Adrià, con las
figuras del sheriff Carson y el caudillo arapaho Águila Negra, escuchaba
y le daba vueltas al significado de palabras como “deshonrar”, mientras
pensaba en colarse en el despacho de su padre, abrir la caja fuerte y
sacar el storioni, ese violín que tenía nombre (Vial), y descubrir que
dentro de su estuche con una extraña mancha oscura se ocultaban muchos
secretos e historias. Adrià no sabía aún qué sería de su vida, pero
pronto se sentiría culpable por una muerte violenta,
conocería/perdería/reencontraría al amor de su vida y se preguntaría,
con el tiempo, por qué el mal es una de las constantes en la historia de
la humanidad.
Canciones para el nuevo día (1239/468): "Sultans of Swing"
Dire Straits - Sultans of Swing
Disco: Dire Straits (1978)
21 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1238/467): "What Have I Done To Deserve This"
Pet Shop Boys ft. Dusty Springfield - What Have I Done To Deserve This
Disco: Actually (1987)
20 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1237/466): "Wake Me Up Before You Go-Go"
Wham! - Wake Me Up Before You Go-Go
Disco: Make It Big (1984)
19 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1236/465): "Blurred Lines"
Robin Thicke ft. T.I. & Pharrell Williams - Blurred Lines
Disco: Blurred Lines (2013)
16 de agosto de 2013
15 de agosto de 2013
14 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1233/462): "Don't Stop Me Now"
Glee Season Four's Week (III): Don't Stop Me Now
13 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1232/461): "Let's Have A Kiki"
Glee Season Four's Week (II): Let's Have A Kiki
12 de agosto de 2013
9 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1230/459): "Bye bye"
Una petardada para terminar la semana...
Goodbye's Week (y V):
Goodbye's Week (y V):
David Civera - Bye bye
Disco: La Chiqui Big Band (2003)
8 de agosto de 2013
Reseña de La ópera: una historia social, de Daniel Snowman
«La reacción de la gente la primera vez que ve una ópera es muy espectacular, o les encanta o les horroriza. Si les encanta, será para siempre; si no, pueden aprender a apreciarla, pero jamás les llegará al corazón» (Edward Lewis/Richard Gere en Pretty Woman
de Garry Marshall, 1990).
Suele decirse que la ópera es elitista, una manifestación cultural sólo para iniciados, para melómanos con gustos exquisitos, con buen nivel adquisitivo para sufragar los abonos y entradas a los grandes coliseos operísticos (la Scala de Milán, el Liceo de Barcelona, el teatro San Carlo de Nápoles, la Ópera de París, la Royal Opera House londinense, la Fenice veneciana, el teatro de la ópera de Sidney, la Metropolitan Opera House de Nueva York...). Gente atildada, impecablemente vestida en cada representación, conocedora al dedillo de un repertorio musical que apenas varía. Asistir a la ópera es un acto social jerarquizado en función del palco ocupado o la situación en el patio de butacas. Un profesor mío en la carrera solía decir que no se podía esperar gran cosa de un colega suyo que “nunca había bajado del cuarto piso del Liceo”.
Suele decirse que la ópera es elitista, una manifestación cultural sólo para iniciados, para melómanos con gustos exquisitos, con buen nivel adquisitivo para sufragar los abonos y entradas a los grandes coliseos operísticos (la Scala de Milán, el Liceo de Barcelona, el teatro San Carlo de Nápoles, la Ópera de París, la Royal Opera House londinense, la Fenice veneciana, el teatro de la ópera de Sidney, la Metropolitan Opera House de Nueva York...). Gente atildada, impecablemente vestida en cada representación, conocedora al dedillo de un repertorio musical que apenas varía. Asistir a la ópera es un acto social jerarquizado en función del palco ocupado o la situación en el patio de butacas. Un profesor mío en la carrera solía decir que no se podía esperar gran cosa de un colega suyo que “nunca había bajado del cuarto piso del Liceo”.
Canciones para el nuevo día (1229/458): "American Pie"
Goodbye's Week (IV):
Madonna - American Pie
Disco: The Next Best Thing - soundtrack (2000)
7 de agosto de 2013
Canciones para el nuevo día (1228/457): "Song to Say Goodbye"
Goodbye's Week (III):
Placebo - Song to Say Goodbye
Disco: Meds (2006)
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