23 de abril de 2020

Reseña de Mi cuaderno estoico: cómo prosperar en un mundo fuera de tu control, de Massimo Pigliucci y Gregory Lopez

Nota: esta reseña parte de la lectura del original en inglés, A Handbook for New Stoics: How to Thrive in a World Out of Your Control de Massimo Pigliucci y Gregory Lopez (The Experiment, 2019).

¿Puede servir la filosofía como objeto de uso para un manual de autoayuda? Quizá pueda sonar a irreverente tal idea, pero al margen de los prejuicios que el lector aficionado a la primera pueda tener (y admito que yo mismo comencé el libro con curiosidad, pero también con mucha prevención), los dos autores de este «manual» consideran que sí; y en particular piensan que el estoicismo puede ayudarnos a superar (o lidiar) con las trifulcas y obstáculos del día a día. Unos problemas que en cierto modo parten de nosotros mismos: nuestros prejuicios hacia los demás, nuestra ira, nuestra impaciencia, nuestra manía de reducirlo todo a bueno o malo en función de nuestra propia experiencia. Nuestros deseos, en última instancia, que pueden convertirnos en rehenes de los mismos, y nuestras acciones, todo lo cual conduce al tercer principio del estoicismo, el asentimiento. El objetivo de la filosofía es reflexionar sobre el mundo que nos rodea y nuestro papel (activo) en él, tiene su utilidad (aunque se repita como un mantra que, como las humanidades en general, no sirven para nada) y su valor más allá de lo meramente utilitario.
 
El estoicismo, además, puede devenir una herramienta (o generar una serie de ellas) para enfrentarnos a nuestras preocupaciones cotidianas, resolver problemas que podemos solucionar (discerniendo aquello que podemos controlar y aquello que no),* ver el mundo desde una visión «cosmopolita» (todos formamos parte de este planeta y todos estamos implicados en su supervivencia), vivir de acuerdo con la naturaleza y alcanzar el objetivo de la ataraxia (la ausencia de turbaciones), que a su vez significa llegar a la serenidad y, en última instancia, la felicidad. 
* En la senda de la Plegaria de la Serenidad (citada en la p. 12), atribuida al teólogo y filósofo Reinhold Niebuhr: 
«Señor, concédeme serenidad para aceptar todo aquello que no puedo cambiar, 
fortaleza para cambiar lo que soy capaz de cambiar 
y sabiduría para entender la diferencia».
Es conocida, sobre todo, por la adaptación que Alcohólicos Anónimos ha realizado en el inicio de sus reuniones y para el programa de los Doce Pasos. 

Con Mi cuaderno estoico: cómo prosperar en un mundo fuera de tu control (Ariel, 2019), un «manual» de 52 capítulos para cada una de las semanas del año, los autores –un filósofo, Pigliucci, y un terapeuta, Lopez (probablemente esta etiqueta no englobe del todo lo que realmente es; entrevista)–, ambos interesados en lo que el estoicismo «puede hacer por nosotros». Cincuenta y dos lecciones, pues, una por semana, que nos enseñan cómo desarrollar una buena vida y mejorar nuestro bienestar. En conclusión, lecciones para vivir como un estoico, como hicieron, por orden cronológico, Lucio Ánneo Séneca (4 a.C- 65 d.C.), Gayo Musonio Rufo (c.20/30-100 d.C.), Epicteto (c.55-135 d.C.) y el emperador Marco Aurelio (121-180 d.C.). 

Masssimo Pigliucci y Gregory López.
El volumen se estructura en tres partes, a realizar durante 17 semanas (18 semanas la segunda parte), y que está relacionada cada una con los tres grandes objetivos del estoicismo: la disciplina del deseo, la disciplina de la acción y la disciplina del asentimiento. Cada parte se inicia con un test que realizar cuando se comienza dicho bloque y que se repetirá al final del mismo para observar el progreso realizado durante esas semanas previas. Un epílogo final establece unas pautas generales a seguir: el final no es más que un punto de partida (si queremos que así sea) en el aprendizaje de la filosofía estoica y en su «aplicación» en nuestro día a día; es también un repaso de los ejercicios realizados y una valoración de los mismos. Se añaden, por último, unas recomendaciones bibliográficas comentadas, tanto de los cuatro autores estoicos como de autores modernos; una sucinta selección, de hecho, sin ánimo de exhaustividad y pensando en sugerir más que apabullar con textos académicos, algo muy encomiable y pertinente si el libro quiere potenciar su vertiente de autoayuda. 

Cada capítulo/semana se inicia con un planteamiento inicial relacionado con la cuestión a tratar y que suele relacionarse con un obstáculo en ese propósito de alcanzar una vida mejor y que se ejemplifica en un personaje (ficticio). A continuación, sigue un fragmento de uno de los cuatro autores estoicos; Musonio Rufo es el que se cita menos, pues no tuvo una obra escrita y las citas que se han conservado proceden de otros autores, incluido su discípulo Epicteto. Los autores del volumen glosan este fragmento para que el lector/nuevo estoico comprenda su significado y alcance. Seguidamente se propone una «actividad», que ocupará toda la semana (de domingo a lunes, por ejemplo, según la propuesta de los dos autores) y un espacio en el que reflexionar y escribir sobre lo propuesto. Al final de cada ejercicio hay una casilla que se recomienda marcar si este fue útil o si se desea revisar más adelante. 

La lectura es cómoda y ágil, los temas se tratan con amenidad y en un estilo de literatura de autoayuda que no cae en banalidades. ¿Qué problemas tenemos en el día a día? ¿Cómo solucionarlos de manera sencilla y aplicando consejos que los filósofos estoicos ya ofrecieron hace dos mil años? Actuar con moderación, centrarnos en aquello que podemos controlar (y descubrir aquello que está fuera de nuestro control), alejarnos de las tentaciones, ver las cosas con perspectiva (y desde la perspectiva de los demás), reflexionar sobre la vida y la muerte (sin caer en el morbo), templar nuestras pasiones, anticipar problemas para poder solucionarlos, desarrollar la empatía hacia los demás, asumir la autocrítica como arma ante las ofensas, cuestionar aquello que vamos a hacer, analizar las causas de la ira y cómo atajarla, poner en cuestión nuestras ansiedades, aislarnos en nuestro interior cuando es necesario (para no dejarnos sobrellevar por el exterior), actuar manera «política» (en relación con la polis/el mundo que nos rodea) y hacer alguno bueno, predisponernos a las cosas buenas… y así hasta 52 lecciones sobre aspectos que la filosofía estoica ha tratado y que pueden desarrollarse desde la autoayuda (entendida convenientemente, desde luego: este libro no decae en un burdo engañabobos). 

En función de estos elementos, resulta una lectura muy interesante (yo mismo reflexioné sobre algunos aspectos que se trataban en las diversas lecciones a lo largo que iba leyéndolas), «diferente» y que permite aunar lo teórico con lo práctico. El elemento visual del libro (las tipografías, las zonas sombreadas, el espacio de bloc de notas) predispone a que los lectores que busquen precisamente ese elemento de autoayuda se sientan cómodos; incluso los que lo lean desde el punto netamente filosófico, porque eso es lo que les interesa, podrán aprovechar ese espacio para tomar notas y reflexionar sobre el tema o la tarea propuestos para cada semana. Además, puede leerse de corrido, como un libro más, o adaptarse al plan semanal, con capítulos que funcionan como píldoras semanales, permitiendo desarrollar el programa anual de ejercicios. 

Combina muy bien este libro con un libro previo de Pigliucci, Cómo ser un estoico. Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna (Ariel, 2018), que lleva la filosofía a un terreno mainstream, para todo el mundo y manteniendo una conversación constante con Epicteto. De hecho, ambos libros se retroalimentan y su lectura combinada (o complementario el uno del otro) es otro aliciente incluso para aquellos lectores no versados en la filosofía estoica. 

¿«Funciona» como libro de autoayuda? Sí, diría que sobradamente, añadiéndole el plus de libro de filosofía con aplicación práctica. En consecuencia, estamos ante una obra que puede llegar a un lector curioso, especialmente el de la literatura de autoayuda; incluso a los interesados en la filosofía puede llamarles la atención, pues no se banaliza el pensamiento de los cuatro filósofos estoicos y se establecen sinergias con nuestro día a día. A fin de cuentas, la filosofía la hallamos en los textos canónicos, en el cine, en series de televisión, con cada vez más producciones seriales que tienen la filosofía como elemento de fondo (de las primeras temporadas de House, M.D. (FOX: 2004-2012) a Merlí (TV3: 2015-2018) o, recientemente, The Good Place (NBC: 2016-2020) y en la literatura de autoayuda bien entendida. ¿Por qué no? 

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