A tenor de gran parte de la filmografía de Todd
Haynes —qué tendrán los "Todds" que como Haynes, Field o, aunque algo ya
desaparecido, Solondz, que realizan películas interesantísimas—, uno
podría llegar a la conclusión que habría disfrutado haciendo películas
en los años 50. Su filia por el melodrama clásico y el homenaje a
Douglas Sirk en anteriores películas como Lejos del cielo (2002) o en la miniserie Mildred Pierce (HBO, 2011) es bien conocida y está presente en esta Carol, película basada en la novela El precio de la sal de Patricia Highsmith; su segunda novela tras el éxito de Extraños en el tren
y que, publicada bajo seudónimo, tiene algo de autobiográfico: como
Therese, la protagonista, Highsmith también trabajó durante una
temporada como dependienta en unos grandes almacenes; el encuentro fugaz
con una clienta le inspiró la trama de su novela que, por su temática,
levantó ampollas en la pacata sociedad estadounidense de los años 50.
Hasta varias década después Highsmith no anunció que era la autora de la
novela, que se reeditó con el título Carol.
La historia de amor entre Therese, la joven de escasos medios que sueña
con ser fotógrafa, y Carol, la dama de la alta sociedad que vive con
inquietud un proceso de divorcio, no podía dejar de atraer a Haynes, que
aceptó el reto de dirigir la adaptación cinematográfica a partir del
guion de Phyllis Nagy. El resultado es una hermosa película, hermosa,
delicada y no apta para quienes busquen un cine más "movido".