Es bastante ilogico, por no decir mucho, escribir
dos críticas de UNA sola película. Sigue siendo incomprensible que se
haya estrenado esta película en dos entregas, dos partes, cuando es
evidente que no son dos películas diferentes, sino la misma. El
espectador interesado ya lo sabe y lo corrobora cuando se sienta en la
butaca, se enciende el proyector y, tras el aviso de los exhibidores
acerca del montaje y unos mínimos créditos iniciales, la película
continúa desde el mismo punto en el que acabó la primera entrega.
No le busquemos explicaciones a esta operación de distribución y
exhibición cinematográfica, porque no la hay, al menos relacionada con
la lógica argumental de una película. Si es por metraje (cuatro horas de
un metraje editado de cinco horas y media original), pensemos, por
ejemplo, que la tercera entrega de El Señor de los Anillos, El retorno
del rey, dura tres horas y media... y no la estrenaron partida en dos
entregas. Aunque, en fin, si se trata de coherencia en cuanto a los
metrajes... aún recuerdo que Superman Returns y El Reino de los Cielos
las vi con un "descanso" de veinte minutos cada una en el cine...
cuando apenas duran dos horas y media. Luego está el montaje para dejar
fuera esa hora y media de metraje... en el que debe de estar la parte
del león de las secuencias pornográficas, supongo: en las dos entregas
de esta ÚNICA película las secuencias porno, así a ojo de buen cubero,
no deben de superar los veinte minutos, y menos las que tienen
explícitas imágenes de sexo real. Luego, si la cuestión era puentear la
etiqueta de película provocadora (que lo es, pero no por el sexo en sí),
sigo sin entender la "lógica" de esta exhibición en dos partes. Lo que
sí sé es que he pagado dos entradas para ver UNA película, aunque sarna
con gusto no pica; y en segundo lugar, que Lars von Trier ha realizado
una película que en muchos aspectos es un compendio de su filmografía,
de sus temas preferidos (la religión, por ejemplo), de sus estructuras
narrativas y de su estilo personalísimo.
Dejamos al final de la anterior entrega a Joe en medio de la relación
con Jérôme, en un vacío sensitivo y en el fondo existencial. El brío en la
exposición de los "capítulos" que Joe/narradora le cuenta a
Seligman/oyente, más rápido en las primeras dos horas de película, se
ralentiza en las dos siguientes, que en realidad muestran los tres
episodios restantes, más dilatados en el tiempo y en la propia duración
de los mismos, para llegar al epílogo. Stacy Martin interpretaba a Joe
en su etapa más joven y ahora Charlotte Gainsbourg se erige en
sujeto/narradora de los acontecimientos. Tres episodios en los que se
profundiza en pulsiones eróticas más complejas, siendo las experiencias
sadomasoquistas donde Joe (o más bien el propio Von Trier) se regodea
con especial dedicación. Joe sigue experimentando y buscando en el sexo
lo que no obviamente no encuentra en su vida personal. La maternidad no
la motiva ni la siente con especial pasión (hay un momento en el que Von
Trier se planta en la línea roja y hace dudar al espectador de si será
capaz de cruzarla) y experimenta. Con detalle, se nos muestra el proceso
del castigo físico, el miedo de la propia Joe y su progresivo abandono a
un nuevo placer. Hay otra línea roja, también importante, que Von Trier
parece estar a punto de cruzar, y esta más controvertida: la pedofilia.
No se escandalice el lector de estas líneas, no hay una respuesta polémica ni inmoral por parte de un tipo como Von Trier, que a menudo
juega a la provocación (mal que le pese... Cannes 2011, ¿verdad?): el
espectador se quedará de piedra, como Seligman, cuando Joe actúe como lo
hace, pero la explicación que ésta dará (a ambos) muestra que para Von
Trier el sexo, y sus respuestas, tienen muchas más aristas de lo que a
menudo se habla. Incluso acercándose con temeridad a cuestiones morales y
éticas como la pedofilia.
Y también, como en la primera entrega, momentos cómicos (la secuencia de Joe con los dos negros).
Nymphomaniac, como ÚNICA
película, se acerca a los temas que siempre le han interesado a Lars von
Trier en su filmografía. Sería reduccionista limitar el alcance de esta
película a una historia que se preocupa de intercalar secuencias
pornográficas (a la espera de poder ver ese montaje original de cinco
horas y media), como sería un tópico etiquetar a Von Trier como un
cineasta meramente provocador. Su cine siempre ha sido reflexión y
debate moral y un viaje a (o a lo largo de) la condición humana. No
podía ser menos en esta ocasión.
1 comentario:
Es la película definitiva de Lars Von trier. Brutal.
Saludos!
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