Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Para cuando acabe 2018 y llegue ese momento en el que los críticos y aficionados elaboran sus listas sobre las mejores películas del año, sospecho que Un lugar tranquilo va estar no sólo incluida en esos listados sino en un puesto muy destacado. Y es que esta película, con un presupuesto más bien modesto (unos 17 millones de dólares que, en términos hollywoodienses, es casi calderilla) pero con unas ganancias (en sus primeras dos semanas), que multiplican por diez cada dólar invertido, puede convertirse (si es que no lo está haciendo ya) en uno de los filmes más comentados este año. La respuesta en el mercado estadounidense ha sido entusiasta, tanto por parte de la crítica como de un público que ha acudido en masa a las salas de cine; y es algo digno de elogio en estos tiempos en los que todo parece “más de lo mismo”, y más en un género como el terror post-apocalíptico cada vez más cultivado. Por ello, hay que destacar positivamente que este filme aporte un soplo de aire fresco y algunas ideas muy originales, aunque luego la puesta en escena sea muy convencional. Pero,” tiquismiqueces” al margen, en la balanza de las virtudes y los deméritos, se decanta claramente su peso hacia el lado de las virtudes.