15 de marzo de 2014

Crítica de cine: Joven y bonita, de François Ozon

Tras En la casa (Dans la maison) –cuya materia prima, por cierto, la obra de teatro de Juan Mayorga, El chico de la última fila, se estrena en Barcelona estos días–, François Ozon decidió seguir apostando por actores jóvenes e historias protagonizadas por adolescentes. Y fruto de ello es una película cuya carta de presentación ha levantado polvareda entre los sectores más conservadores de la sociedad francesa: que una chica de diecisiete años decida, libremente y sin que tenga una necesidad económica, dedicarse a la prostitución. Compleja situación, de entrada, que no debería ser óbice para tratar de ver la película sin apriorismos, sin la etiqueta de "provocador" para Ozon y que, de hecho, debería hacernos reflexionar sobre una cuestión de candente actualidad en este lado de los Pirineos: el control que una mujer ejerce sobre su propio cuerpo. Pues se trata, ni más ni menos, que de eso en momentos en que por nuestros lares está candente la reforma del aborto y muchas mujeres reivindican que sobre su cuerpo no decide nadie más que ellas mismas. Llega pues Joven y bonita), en un momento muy adecuado.

13 de marzo de 2014

Reseña de A la sombra de las espadas: la batalla por el imperio global y el fin del mundo antiguo, de Tom Holland

Una portada o un subtitulo escogidos por una editorial pueden ser un espaldarazo para un libro o inducir a error. Quizá este libro sea el segundo caso. De Tom Holland poco podemos decir que un lector más o menos curioso y conocedor del ensayo histórico (altamente divulgativo) no conozca ya a estas alturas: de él son libros como Rubicón (2003) –que recoge la etapa final de la República romana y la transición al Imperio–, Fuego persa (2005) –qué decir, las guerras médicas del siglo V a.C.– o Milenio (2008) –sobre la Alta Edad Media europea y la expansión del cristianismo en la Europa “pagana” posromana–; libros con un cariz divulgativo (Rubicón algo “divulgarizante”) para un público general, muy amenos y en los que el autor escoge períodos históricos atractivos y vibrantes. Por tanto, podíamos esperar que su siguiente libro, A la sombra de las espadas: la batalla por el imperio global y el fin del mundo antiguo (Planeta, 2014) también lo sería, y más si recoge un período que a menudo queda más escondido: los siglos VI y VII d.C. En general es un período del que se escribe y publica menos: da la sensación de que tras la caída del Imperio romano (de Occidente) a finales del siglo V, la renovatio imperii de Justiniano en la otra parte imperial romana (la «reconquista» de Africa, Italia y parte de Hispania) y el auge del Islam como nueva potencia con voluntad universalista unas cuántas décadas después, el mundo (euroasiático) apenas se mueve hasta que los carolingios restauren la unidad imperial (o lo intenten al menos) en el siglo IX y den paso a una nueva etapa que lo cambiará todo para la Europa occidental de la Alta Edad Media. Pero este libro viene a subsanar un aparente vacío –afortunadamente el lector hispano cuenta con más libros sobre este período, de Peter Heather y James O’Donell, por citar dos autores). Y, sin embargo, esa portada (más sugerente la portada de la edición en inglés, no obstante) y ese subtítulo pueden inducir a un cierto engaño (más pertinente en esa edición inglesa).

Canciones para el nuevo día (1384/613): "Happy"

Pharrell Williams - Happy


Disco: Girl (2014)


9 de marzo de 2014

Crítica de cine: La gran belleza, de Paolo Sorrentino

Las dos primeras secuencias de La gran belleza de Paolo Sorrentino ya nos deja claro qué vamos a ver en las casi dos horas y media de película: si la primera nos traslada al Gianicolo, uno de las colinas a las afueras de la Roma histórica (y con unas vistas estupendas, como todos los que han/hemos viajado a Roma habrán podido comprobar), en el que la belleza visual de lo que se muestra (con un cierto manierismo en la forma), la siguiente escena rompe con ese escenario casi bucólico: una fiesta en el que se mezclan personajes de diversas edades, al son de la música más chillona y la estridencia que cada uno puede aportar, y que nos recuerda que la Roma (por no decir Italia) de hoy es pasto de vulgaridades berlusconianas que van más allá de un magnate y político... y que, en el fondo, no anda muy alejada de personajes y situaciones del cine de Federico Fellini, ya sea en La Dolce Vita, Giulietta de los espíritus, La strada o ese homenaje particular a la Urbe que es Roma (1972), que es inevitable evocar. Pero quedarse en la herencia de Fellini (más que el homenaje o la reminiscencia) sería no ver las múltiples y personales virtudes de la película de Sorrentino, que no se limita a seguir la senda trazada por el gran Federico. No, La gran belleza tiene espíritu y, valga la redundancia, grandeza propia.

6 de marzo de 2014

Crítica de cine: Her, de Spike Jonze

La convivencia e interacción entre seres humanos y máquinas como tema a desarrollar es tan antiguo como el propio cine (¿recordáis Metrópolis de Fritz Lang?); e incluso la idea de que una máquina puede sentir como un ser humano, para bien o para mal (no es necesario retrotraerse a Hal 9000). Crear vida artificial y que esa vida sea como la nuestra es un tema que nos lleva a los debates éticos de la Criatura frankensteniana o a ese androide que busca desesperadamente al Hada Azul para poder convertirse en un niño de verdad, en la actualización del cuento de Pinocho según Steven Spielberg (y Stanley Kubrick). Por tanto, en Her Spike Jonze bebe de ideas clásicas pero les da una vuelta de tuerca y, especialmente, nos obliga a nosotros, seres humanos, a replantearnos no tanto los aspectos morales en relación con la hominización tecnológica, sino nuestra propia condición humana. ¿Quiénes somos, de dónde venimos y, sobre todo, qué queremos? Porque, a fin de cuentas, como seres humanos estamos abonados a la constante introspección de cuál es nuestro lugar en este mundo, cómo comprenderlo y cómo asimilar los cambios que, inevitablemente, se producen.

Canciones para el nuevo día (1379/608): "You Can't Be Beat "

Howlin' Wolf - You Can't Be Beat 



Disco: You Can't Be Beat - single (1956)


28 de febrero de 2014

27 de febrero de 2014

26 de febrero de 2014

25 de febrero de 2014

24 de febrero de 2014

Crítica de cine: The Monuments Men, de George Clooney

La cuadrilla de los once (Lewis Milestone, 1960), el título que se puso en castellano para el original en inglés Ocean's Eleven reunió al grupo de amigos y cantantes actores de Hollywood conocido como el Rat Pack para crear una película que dejó un poso en el imaginario colectivo: un grupo de amiguetes pasándoselo bien con una película ligera, con canciones y el tema de fondo del robo simultáneo a cinco casinos de Las Vegas. La fórmula funcionó y sirvió de inspiración para el remake de la películas, de idéntico título en inglés, y que se aleja en cuanto a la calidad. A mí la trilogía Ocean's Eleven de Steven Soderbergh, liderada por George Clooney, Brad Pitt, Matt Damon y demás siempre me ha dejado frío; evoco con nostalgia el original de Frank Sinatra, Dean Martin, Peter Lawford y compañía, así como me parece mucho más interesante como "villano" César Romero en 1960 que no Andy García en 2001. Pero cuajó la idea del grupo de amiguetes que se reúnen de vez en cuando, sin importar lo que vayan a rodar, tratando de pasárselo bien mientras trabajan y haciendo partícipe al espectador de esa diversión (a mí no, yo voy al cine a disfrutar de una buena película, no de un grupo de actores de jarana). Y eso es lo que trasluce, sin demasiado disimulo, The Monuments Men, película bélico-artística (?) que reúne a Clooney y una serie de amiguetesMatt Damon, Bill Murray, John Goodman, Bon Balaban, Hugh Bonneville, Jean Dujardincon la excusa de mostrar una historia real: un grupo de especialistas en arte, directores de museos, artistas estadounidenses y británicos que convencieron a Franklin D. Roosevelt en los dos últimos años de la Segunda Guerra Mundial para trasladarse a la Europa ocupada por Alemania y recuperar las obras de arte robadas por Göring y demás nazis.