24 de octubre de 2013

23 de octubre de 2013

Canciones para el nuevo día (1283/512): "The Bourne Supremacy (Bim Bam Smash)"

Semana Hoy Me Como El Mundo Al Ritmo De Estos Scores (III):
John Powell - The Bourne  Supremacy (Bim Bam Smash)



Disco: The Bourne Supremacy - score (2004)

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22 de octubre de 2013

21 de octubre de 2013

Canciones para el nuevo día (1281/510): "Unstoppable (The Stanton Curve)"

Semana Hoy Me Como El Mundo Al Ritmo De Estos Scores (I):
Harry Gregson-Williams - Unstoppable (The Stanton Curve)



Disco: Unstoppable - score (2010)

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20 de octubre de 2013

Crítica de cine: Parkland, de Peter Landesman

Docudrama, más que película, no tanto sobre el asesinato de Kennedy sino sobre el dia del mismo (y los dos siguientes), el 22 de noviembre de 1963, y tomando a algunos personajes como protagonistas. Lo cierto es que si has leído Muerte de un presidente de William Manchester no vas a encontrarte mucho más. De hecho, es la recreación de los acontecimientos inmediatamente posteriores al aesinato: la llegada del cuerpo al Parkland Memorial Hospital de Dallas y los intentos infructuosos para salvar la vida de Kennedy; la grabación del asesinato en la famosa cinta de Abraham Zapruder y cómo afectó a este todo el asunto; el secuestro del cádaver del presidente por el Servicio Secreto y el traslado a Washington en avión; la detención de Oswald y la conversación de este con su hermano Robert, además de la idea de su madre Marguerite de que Oswald era un agente al servicio del gobierno de los Estados Unidos; el descubrimiento en la oficina del FBI de Dallas de que Oswald habló con un agente local; el asesinato del presunto asesino del presidente en los sótanos del Departamento de Policía de Dallas, ante las cámaras de todo el mundo; su entierro, paralelo al de Kennedy, pero en un lugar apartado, y el inicio de la estigmatización social de la familia Oswald. 

19 de octubre de 2013

Crítica de cine: El quinto poder, de Bill Condon

Resulta curioso cómo el cine de los últimos años en Hollywood se ha acercado a los cambios revolucionarios de las nuevas tecnologías, básicamente centrados en la relación hardware/software y, especialmente, en Internet. Lejos (e ingenuamente perturbadoras) quedan películas como La red (1995), que alertaban, en los años previos a la popularización de Internet y los riesgos para la seguridad nacional. Algo similar, con el consabido tono grandilocuente, hizo una película como Enemigo público (1998) y los peligros, ya claros, de que un Estado o un gobierno manipulen las tecnologías de la comunicación para fines como la “seguridad nacional”. El cine patriotero a la par que palomitero no entraba tanto en el individuo como motor del cambio, sino en redes, ordenadores, satélites y policías militarizados detrás de todo ello. Matrix (1999) obligaba a reflexionar sobre la identidad del ser humano en un mundo en el que la Tecnología se hacía con los designios de la propia especie humana. El Gran Hermano tecnológico se agazapaba detrás de imágenes (e imaginarios) de la ciencia-ficción, llevados después a series de televisión como Person of Interest (CBS, 2011-) Pero quedaba mucho camino por recorrer. Y llegó el acento en el genio revolucionario, a la par que asocial, excéntrico y (por qué no) peligroso de los últimos tiempos: tres ejemplos han sido el Mark Zuckerberg de La red social (2010), y en este 2013 el Steve Jobs de la película homónima y el Julian Assange de El quinto poder.

18 de octubre de 2013

Crítica de cine: Todas las mujeres, de Mariano Barroso

En 2010 el canal TNT estrenó Todas las mujeres, una serie de seis episodios de media hora cada uno, dirigida por Mariano Barroso y protagonizada por Eduard Fernández, un veterinario al que le sale mal un “golpe”: roba unos novillos a su suegro para venderlos en Portugal, pero la jugada sale mal y comienza a verse acorralado. Cada episodio se centraba en las conversaciones del protagonista, Nacho, con unas mujeres: su mujer, su colaboradora en el robo/amante, una abogada y pareja muchos años atrás, su madre, su cuñada y una psicóloga. La serie funcionó, al parecer bastante bien, en el canal de pago e incluso se estrenó en Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo (lo que viene siendo el Benelux de toda la vida, vamos). Y ahora llega una versión cinematográfica (¿qué idea, es decir, qué fue primero, el huevo o la gallina?), con los mismos actores y director, reducida a una película de poco más de hora y media, y con la misma historia. ¿Puede funcionar? Tras haber visto la película en un preestreno (con la presencia del propio Fernández, que, por cierto, hay que cuan bajito es…), yo quedé muy satisfecho con la película. Mucho. 

Canciones para el nuevo día (1280/509): "Las brujas de Zugarramurdi"

Joan Valent - Las brujas de Zugarramurdi



Disco:  Las brujas de Zugarramurdi - soundtrack (2013)

11 de octubre de 2013

Crítica de cine: El mayordomo, de Lee Daniels

Si yo fuera académico de Hollywood (¿es una profesión?) y me enviaran esta película para visionarla antes de realizar mis votaciones, pensaría que Lee Daniels se ha quedado corto. No de talento (tampoco anda sobrado en esta ocasión, aunque, a tenor de anteriores apuestas, ¿lo ha estado alguna vez?), ni de medios, y desde luego no de azúcar. Se ha quedado corto en cuanto a la sutileza. Sí, Lee, si tras Precious, durísima película (pero también interesante... si es un adjetivo que sele pueda aplicar) no pareció quedarte claro el vocablo, te lo repetiré. Y como por estos lares no solemos consultar (y quizá debiéramos) el dicccionario Webster's, y no tengo a mano a doña María Moliner, te pongo la definición de la RAE: "cualidad de sutil", uséase, "agudo, perspicaz, ingenioso". En otras circunstancias te diría, en mi diccionario particular, que me tomas por tonto, pero no es el caso. Porque si lo que quieres es entrar en la carrera de los Oscars y jugar sobre seguro con una película que trata de camelarme, emocionarme hasta el punto de soltar la lagrimita, cortesanearme (esto otro día te lo explico) y dorarme la píldora... pues igual me ofendo. Pero como no soy académico de esos y sólo comento la película, pues vamos allá.

Reseña de La liebre con ojos de ámbar: una herencia oculta, de Edmund de Waal

¿Cómo llegan doscientas sesenta y cuatro netsuke o figuras en miniatura a los bolsillos de un ceramista británico? Bueno, obviamente, no todos a la vez, que los netsuke son pequeños, pero no tanto… Esta es la pregunta que uno se hace cuando lee la historia de Edmund de Waal (n. 1964), que no deja de ser la historia de su familia, los Ephrussi, originarios de Odessa, y que llegaron a ser figuras destacadas de la alta sociedad parisina y vienesa entre 1870 y 1938. Es la historia de la familia, sí, pero también es un libro de viajes (in)voluntario, un libro sobre pintura y poesía, sobre un hombre que encontró la libertad personal en Japón, sobre los estragos del Anschluss nazi por parte de una familia, unas memorias familiares, un libro de descubrimiento personal y, sí, una obra sobre los netsuke… El libro se titula La liebre con ojos de ámbar: una herencia oculta (Acantilado, 2012) y es una preciosa historia familiar construida alrededor de esas miniaturas japonesas, pero también es libro de aprendizaje, de crecimiento personal, de historia social y política, de un período de tiempo (grosso modo, entre 1870 y finales de la Segunda Guerra Mundial), trasladando al lector a un mundo que conoce, o mejor dicho que cree conocer. Porque, a fin de cuentas, ¿quién va por el mundo con una figura en miniatura en los bolsillos?
 

Canciones para el nuevo día (1275/504): "The Departed (The Departed Tango)"

Howard Shore ft. Marc Ribot - The Departed (The Departed Tango)



Disco: The Departed - score (2006)

6 de octubre de 2013

Reseña de Recursos inhumanos. Guardianes de campos de concentración, 1933-1945, de Fabrice D'Almeida

«En los campos de concentración y de exterminio, los verdugos no solo masacraron a hombres, mujeres y niños; también mataban el tiempo». 

Sobre los campos de concentración nazis (Konzentrationslager, abreviado KL) existe una numerosa bibliografía, prácticamente inagotable, del mismo modo que suele serlo el período nazi en general y el Holocausto en particular. Los estudios suelen centrarse muy a menudo, y gracias a una amplísima documentación basada en memorias y recuerdos de los supervivientes, en las víctimas, dejando un poco más de lado el caso de los perpetradores. Y tratándose de estos últimos, lo habitual es focalizar el interés en los responsables del genocidio nazi, los jerarcas del partido, los líderes de las SS o algunos de los asesinos más notorios. Queda en un espacio aparte, bastante menos tratado, la figura de los guardianes de los campos de concentración. ¿Qué papel jugaron en el funcionamiento cotidiano de esos campos de la muerte? ¿Cómo se formaban para ejercer su oficio? Y, especialmente, ¿cómo era su día a día, su bienestar, sus mecanismos de entretenimiento? A este empeño dedica Fabrice d’Almeida su libro Recursos inhumanos. Guardianes de campos de concentración, 1933-1945 (Alianza Editorial, 2013).