«Todas las historias de Roma son historias de un imperio: su auge al poder, la larga paz e incluso la aún más larga decadencia forman conjuntamente el trasfondo de toda historia contadas sobre los romanos. Mi tema, sin embargo, es el imperio en sí mismo. ¿Cómo creció? ¿Qué permitió que resistiera derrotas y sacara el máximo partido de las victorias? ¿Por qué Roma triunfó donde sus enemigos fracasaron? ¿Cómo el imperio sobrevivió a crisis, se encerró en sí mismo y reemplazó caóticas campañas de conquista por estabilidad? ¿Cómo el imperio llegó a coordinar los grandes flujos de crecimiento y las poblaciones sobre las que dependió? ¿Cómo evolucionó para encarar nuevas necesidades y nuevas amenazas? ¿Por qué flaqueó, recuperó su equilibrio y entonces se contrajo bajo una serie de golpes militares hasta que fue, otra vez, una ciudad estado? ¿Qué circunstancias y tecnologías lograron la creación y mantenimiento de un imperio posible en ese preciso espacio y ese preciso tiempo? ¿Qué instituciones, hábitos y creencias favorecieron a Roma para ese papel? ¿Y qué hizo el imperio para lograr todas las creencias, hábitos e instituciones con las que se conquistó el mundo? ¿Qué parte jugó el azar en sus éxitos y fracasos?» (p. vii, traducción propia, en esta y otras citas).
Y es que estamos ante una historia de Roma diferente –en la senda de SPQR. Una historia de la antigua Roma de Mary Beard–, no centrada exclusivamente en fechas, batallas, personajes y sucesos, sino que trata de interpretar estos mismos datos para ofrecer un relato (story) sobre Roma y su imperio, conceptos que desde el principio estuvieron unidos y que se conjugaron en función de las dinámicas de cada momento.