11 de noviembre de 2021
10 de noviembre de 2021
Reseña de The Secular Enlightenment, de Margaret C. Jacob
«La Ilustración fue un movimiento de ideas y prácticas del siglo XVIII que hizo del mundo secular su punto de partida. Esto no negaba necesariamente el significado o una percepción emocional de la religión, pero gradualmente desplazó la atención de las cuestiones religiosas a otras seculares. La búsqueda de respuestas en términos seculares –incluso en muchas cuestiones religiosas– expandió enormemente la esfera de lo secular, al incrementar el número de personas con una educación, e hizo de ello un marco de referencia primordial. En el mundo occidental, el arte, la música, la ciencia, la política e incluso las categorías del espacio y el tiempo habían experimentado un proceso gradual de secularización en los siglos XVI y XVII; la Ilustración se construyó sobre este proceso y lo convirtió en una causa intelectual internacional. Al afirmar esta expansión de la secularidad, no trato de minimizar las muchas manifestaciones religiosas que hallamos en esta época: este libro no declara que la religión estuviera en camino de ser erradicada como una mala bacteria que espera ser eliminada por un antibiótico deísta o ateo» (p. 1, traducción propia, así en las demás citas).
9 de noviembre de 2021
8 de noviembre de 2021
5 de noviembre de 2021
4 de noviembre de 2021
3 de noviembre de 2021
2 de noviembre de 2021
1 de noviembre de 2021
30 de octubre de 2021
Crítica de cine: Verano del 84, de François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Cuánto daño hace la nostalgia ochentera por culpa de Stranger Things (Netflix: 2016-); y “cuán gritan esos malditos” estoy tentado de decir bien alto muchas veces a tenor del hype que esta serie (y similares) provocan en la redes sociales. Lo cierto, sin embargo, es que la serie de Netflix no deja de apelar a un segmento muy marcado de sus suscriptores, aquellos que crecieron (crecimos) en la década de los años ochenta y disfrutaron (disfrutamos) de películas como Los Goonies (Richard Donner, 1985), El Club de los Cinco (John Hughes, 1985), Los Cazafantasmas (Ivan Reitman, 1984),… entre otras muchas películas. Y lo cierto es que el revival ochentero ya llegó antes: cómo no mencionar el efecto evocador de aquella década (de hecho, finales de la anterior) en Súper 8 (J.J. Abrams, 2011). Desde luego, los veinteañeros actuales ven Stranger Things con otros ojos, sin la carga testimonial que los que ya estamos en la cuarentena añadimos a la serie, y les gustará, pero probablemente no les llegará tanto como a nosotros (bueno, a los otros nostálgicos: no pasé de la primera temporada y tampoco me pareció una serie que fuera para TANTO). Pero lo ochentero se ha puesto de moda y “volver” a aquella década se ha convertido en un ejercicio de recreación casi “histórica” en películas y series de televisión. Quizá por ello una película como Verano del 84 (François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell, 2018) pueda llegar a las salas de cine y despertar una cierta curiosidad, levantar alguna suspicacia y sorprender cuando te pensabas que la cosa iba por caminos muy trillados.*