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24 de abril de 2020
23 de abril de 2020
Reseña de Mi cuaderno estoico: cómo prosperar en un mundo fuera de tu control, de Massimo Pigliucci y Gregory Lopez
Nota: esta reseña parte de la lectura del original en inglés, A Handbook for New Stoics: How to Thrive in a World Out of Your Control de Massimo Pigliucci y Gregory Lopez (The Experiment, 2019).
¿Puede servir la filosofía como objeto de uso para un manual de autoayuda? Quizá pueda sonar a irreverente tal idea, pero al margen de los prejuicios que el lector aficionado a la primera pueda tener (y admito que yo mismo comencé el libro con curiosidad, pero también con mucha prevención), los dos autores de este «manual» consideran que sí; y en particular piensan que el estoicismo puede ayudarnos a superar (o lidiar) con las trifulcas y obstáculos del día a día. Unos problemas que en cierto modo parten de nosotros mismos: nuestros prejuicios hacia los demás, nuestra ira, nuestra impaciencia, nuestra manía de reducirlo todo a bueno o malo en función de nuestra propia experiencia. Nuestros deseos, en última instancia, que pueden convertirnos en rehenes de los mismos, y nuestras acciones, todo lo cual conduce al tercer principio del estoicismo, el asentimiento. El objetivo de la filosofía es reflexionar sobre el mundo que nos rodea y nuestro papel (activo) en él, tiene su utilidad (aunque se repita como un mantra que, como las humanidades en general, no sirven para nada) y su valor más allá de lo meramente utilitario.
22 de abril de 2020
Reseña de Built: The Hidden Stories Behind our Structures, de Roma Agrawal
En el inicio del último capítulo de su libro (“Dream”), y que funciona a modo de epílogo, Roma Agrawal (n. 1983) comenta:
«Imagina, por un momento, un mundo sin ingenieros. Abandona a Arquímedes. Destierra a Brunelleschi, Bessemer, Brunel y Bazalgette. Olvida a Fazlur Khan, expulsa a Otis y, sí, obvia a Emily Roebling y Roma Agrawal. ¿Qué ves? Más o menos nada» (traducción propia).
Y no es una cuestión baladí, todo lo contrario: imaginar un mundo en el que la ingeniería no existiera nos llevaría, y parafraseo a la autora, a un panorama sin rascacielos, sin ascensores, sin acero, sin elevadores, sin casas, sin alcantarillas; tampoco teléfonos móviles, ni Internet ni televisión. No habría coches ni siquiera carretillas, y por tanto ni carreteras ni puentes. Ni siquiera ropa, si nos apuramos, ni herramientas, ni fuego, barro para adobes, ni madera para cabañas. Por supuesto, existirían el fuego, el agua, la tierra y el viento como elementos naturales, pero no serían utilizados por el ser humano, que no vería una necesidad en utilizarlos y adaptarlos para sus medios. Sin la ingeniería, el hombre, me dejo llevar por ese razonamiento, se hubiera extinguido como especie humana; sería un animal más.
21 de abril de 2020
20 de abril de 2020
17 de abril de 2020
16 de abril de 2020
15 de abril de 2020
14 de abril de 2020
Reseña de Escape from Rome. The Failure of Empire and the Road to Prosperity, de Walter Scheidel
¿Pudo ser la caída del Imperio Romano un hecho positivo para el mundo moderno, a pesar de una tradición catastrofista que nos obliga a ver la «caída» de Roma con tintes negativos, incluso peyorativos? Esta es LA pregunta que se plantea Walter Scheidel en Escape from Rome. The Failure of Empire and the Road to Prosperity (Princeton University Press, 2019), un libro extenso y con una cierta tendencia a alargarse y «contrafactualizar» en exceso, pero que también aporta un muy interesante análisis sobre la pervivencia de los imperios. De hecho, tomando la famosa y divertidísima secuencia de la película La vida de Brian (Terry Jones, 1979) sobre «¿qué han hecho los romanos por nosotros?», podríamos responder que sí, que fueron «el alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras, los baños públicos e incluso la paz», pero también que aportaron una «herencia cultural y política» que, parafraseando al ínclito Donald Trump en un discurso ante el presidente italiano Sergio Mattarella en octubre de 2019, «se remonta miles de años» hasta ellos.* Un legado que ha pervivido a pesar de esa «caída» de Roma, que la tradición (y la convención historiográfica) sitúan en la deposición del último emperador romano de Occidente en el año 476 por el líder de un ejército de «bárbaros».
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