Un 9 de noviembre (o 18 de brumario) de 1799 Napoleón Bonaparte dio un golpe de estado que liquidó el Directorio, forma de gobierno que supuso en la Francia del período revolucionario (1789-1799/¿1804?) una "reacción" frente a la "revolución" de la Convención (desde el 19 de septiembre de 1792) y el gobierno en poder de los jacobinos de octubre de 1793 al 27 de julio/9 de termidor de 1794 (con una primera etapa previa, la llamada Convención termidoriana desde esta última fecha al 26 de octubre de 1795 (qué de fechas, ¿eh?). El Directorio, como etapa de Gobierno en Francia, supuso un frenazo en seco a las ansias de una revolución popular que se les había ido de las manos a jacobinos y 'sans-culottes' parisinos, y abrió una etapa de corte más conservador; más "burgués", si se prefiere. Formado por cinco "directores", elegidos anualmente de manera parcial (uno diferente cada año, al estilo a como el Congreso estadounidense se renueva parcialmente cada dos años en las elecciones de "mitad de mandato" presidencial), su designación es potestad del Consejo de Ancianos que, junto al Consejo de los Quinientos sustituyeron a la Convención como poder legislativo tras la reacción termidoriana y la promulgación de la Constitución del Año III (1795).
9 de noviembre de 2018
8 de noviembre de 2018
7 de noviembre de 2018
6 de noviembre de 2018
Crítica de cine: El árbol de la sangre, de Julio Medem
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Ver El árbol de la sangre, la última película presentada por Julio Medem (n. 1958), en cierto modo supone realizar un ejercicio de retrospectiva de la obra del director donostiarra, pues en este filme se perciben varias de las constantes de su filmografía: pequeñas obsesiones como las vacas, el árbol como elemento simbólico (y telurio), bien arraigado a una tierra que respira y aporta la sangre a tres familias; la propia familia como vehículo narrativo y testimonio personal (Medem dedica la película a su madre en los créditos finales; Caótica Ana [2007] ya supuso un proyecto que el cineasta emprendió como mecanismo para superar la depresión por la muerte de su hermana); la construcción de una narración que rompe a menudo los estándares de lo que es el tiempo y el espacio; la pasión sexual como obsesión y al mismo liberación; y la literatura como terreno de construcción de historias, de evasión, de redención incluso. Y es que la pulsión literaria sobrevuela a menudo el cine de Medem, evidentísima en Lucía y el sexo (2000), una de sus mejores películas. En Vacas (1992), las sagas familiares (con varias generaciones) asumieron un papel parecido al que juegan las tres familias entrelazadas, por el amor, la sangre derramada y las verdades ocultas, en esta película que presentamos. De un modo parecido, Rebeca (Úrsula Corberó) y Marc (Álvaro Cervantes), evocan, en su historia de conocimiento personal, a Otto (Fele Martínez) y Ana (Najwa Nimri) en Los amantes del círculo polar (1998), y la invención de una nueva realidad, como hace Jota (Nancho Novo) en La ardilla roja (1993), también subyace en esta ocasión. La pasión de dos mujeres en Habitación en Roma (2010) se recoge también en esta ocasión en la historia de Amaia (Patricia López Arnaiz) y Núria (Maria Molins).
5 de noviembre de 2018
3 de noviembre de 2018
Efemérides historizadas (XXXII): 3 de noviembre de 1534 - promulgación del Acta de Supremacía en Inglaterra
Un 3 de noviembre de 1534 el Parlamento de Inglaterra aprobó la (primera) Acta de Supremacía por la que se establecía que el rey, entonces Enrique VIII, sería "la suprema y única cabeza [Supreme Head] en la Tierra de la Iglesia en Inglaterra". De esta manera, Inglaterra rechazaba la autoridad del Papa de Roma y daba inicio a su particular Reforma anglicana. Todo comenzó, como sabemos todos, con un divorcio, o el intento, según las leyes canónicas, que intentó Enrique para poder anular su matrimonio con Catalina de Aragón y casarsae con Ana Bolena. La reina se negaba a aceptar la nulidad y con ella su sobrino, el emperador Carlos V, con quien inicialmente barajó Enrique casar a su hija María; futura reina María I Tudor, que a la postre se casaría con el hijo de Carlos, Felipe II, quien durante cuatro años, además de sus títulos hispánicos y en varios territorios europeos, fue rey consorte de Inglaterra (1554-1558)... pero esa es otar historia. El asunto del divorcio real duró varios años, acabó con la preeminencia del principal ministro de Enrique, el cardenal Wolsey, hartó al rey, al Papado, a media Europa y acabó como el rosario de la aurora. Puesto que Clemente VII se negaba sistemáticamente a conceder la nulidad y menos con la burda alegación de los abogados de Enrique de que, puesto que Catalina estuvo prometida y casada previamente con el malogrado hermano mayor de Enrique —Arturo, de quien enviudó sin haber consumado el matrimonio, se decía—, pues en realidad el matrimonio de Catalina era nulo, lo cual suponía considerar a la hija de ambos, María, ilegítrima. Todo un culebrón en la época; acerca de los pormenores del proceso de divorcio recomiendo leer la biografía de Catalina a cargo de Giles Tremlett que publicó Crítica en 2012.
2 de noviembre de 2018
1 de noviembre de 2018
Crítica de cine: Bohemian Rhapsody, de Bryan Singer
Desde que Brian May y Roger Taylor anunciaran en 2010 que había un proyecto para realizar una película sobre Queen, los fans de la banda británica se frotaron las manos. De la elección inicial de Sacha Baron Cohen como Freddie Mercury y de Peter Morgan como guionista, pasamos al abandono del proyecto por parte de Baron Cohen (cuyo parecido físico con Freddie era evidentísimo, pero se temía que “Borat” se acabaría comiendo al personaje) en 2013 y a una posterior marea de cambios que incluían a Ben Whishaw como el icónico líder de la banda y la designación de Dexter Fletcher como el director, cosa que finalmente no cuajó y ambos dejaron la producción en 2014. La cosa se alargaba, se rumoreó que tanto Baron Cohen como Whishaw podrían retornar al proyecto. Se encargó en 2015 a Anthony McCarten, autor de los guiones de La teoría del todo y El instante más oscuro, la escritura del guion del filme y finalmente se anunció un año después que Bryan Singer (que no necesita presentación) dirigiría el filme. Por fin las cosas parecían encarrilarse: se fichó a Rami Malek (de la serie Mr Robot) para encarnar a Freddie y paulatinamente se anunciaron los nombres del resto del elenco. Se inició el rodaje en septiembre de 2017, las primeras imágenes de Malek como Freddie en la recreación del mítico concierto Live Aid de Wembley, en julio de 1985, corrieron por las redes sociales, la cosa ya iba en serio, el estreno se anunció para este 2018. Luego vino el despido de Bryan Singer (¿qué hubo detrás? ¿Desidia, ausencias del rodaje y falta de profesionalidad? ¿Pique con Malek?), nos temimos lo peor, pero con dos tercios del rodaje ya completado, el sustituto de Singer, Dexter Fletcher, se limitó a completar lo que faltaba y a finales de enero de 2018 terminó la fase de grabación; y se mantiene a Singer en los créditos como director del filme. Y empezamos a contar las horas para que llegara este deseadísimo Bohemian Rhapsody. Por fin.
31 de octubre de 2018
30 de octubre de 2018
29 de octubre de 2018
26 de octubre de 2018
Crítica de cine: La sociedad literaria y el pastel de piel de patata, de Mike Newell
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Mike Newell, director de algunos exitosos filmes británicos –Cuatro bodas y un funeral (1994), sobre todo; Harry Potter y el cáliz de fuego (2005), Grandes esperanzas (2012)– y de filmes también muy resultones en Estados Unidos (La sonrisa de Mona Lisa, 2003, Donnie Brasco, 1997), entre otros, asume el reto de llevar a la gran pantalla una de esas novelas británicas que se han hecho enormemente populares en los últimos años: La Sociedad Literaria del Pastel de Piel de Patata de Guernsey de Mary Ann Shaffer y Annie Barrows, publicada en 2008 y que por nuestros lares tradujo Ediciones Salamandra. Su protagonista es Juliet Ashton (Lily James), una joven escritora que, en enero de 1946, recibe en Londres la carta de un desconocido: un habitante de la isla de Guernsey, en el Canal de la Mancha, que le escribe porque tiene en su poder un libro de Charles Lamb que en el pasado perteneció a Juliet, que dejó sus señas en una de las primeras páginas, y le pide ayuda para conseguir más libros de Lamb que podrán leer los (pocos) miembros de la curiosa sociedad que da título a la novela. Picada en su curiosidad, Juliet intercambia correspondencia con el remitente de la carta, Dawsey Adams (Michiel Huisman), que se dedica a la crianza de cerdos en la isla inglesa, y decide dar el salto al vacío y autoinvitarse a una reunión de la citada sociedad literaria, presentándose por sorpresa en Guernsey. Allí conocerá al peculiar grupo de personas que han dado vida a un club de lectura durante la ocupación alemana de la isla, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, y los secretos (y algunas tiranteces locales) relacionados con uno de sus miembros, Elizabeth (Jessica Brown Findlay), que fue deportada por los nazis al continente y de la que no se ha vuelto a saber nada más. La llegada de Juliet removerá algunas conciencias y lidiará con el dolor soterrado de los miembros de la sociedad literaria, que aún esperan que regrese Elizabeth.
25 de octubre de 2018
24 de octubre de 2018
23 de octubre de 2018
Crítica de cine: Caravaggio, en cuerpo y alma, de Jesús Garcés Lambert
Crítica publicada previamente en el portal Fantasumundo.
Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo, Grup Balañà y los Cines Verdi en Barcelona, lo emitirán los días 22 o 23 de octubre, en algún caso (los Cines Verdi) vinculado a una programación cultural especial; consúltese sus webs o en FilmAffinity para saber en qué cines se emitirá.
Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio originalmente porque se creyó que nació en esta localidad de la provincia de Bérgamo –la partida de nacimiento encontrada hace unos años certifica que nació en Milán en 1571; falleció en 1610 en Porto Ercole, en la Toscana–, constituye uno de los grandes exponentes de la pintura italiana a caballo entre las últimas etapas del Renacimiento y los preludios del Barroco. Precursor del tenebrismo, con la utilización del claroscuro, en su obra hay diversas constantes: la desaparición del fondo, la utilización de prostitutas, mendigos y muchachos de la calle como modelos (lo cual a menudo provocaba escándalos), el naturalismo de las figuras, huyendo de una idealización de la belleza, y los temas religiosos como fundamental motivo de inspiración. Una inspiración que lidiaba con la necesidad de un mecenazgo que buscó a menudo en ámbitos eclesiásticos, entre los que halló protectores (el cardenal Francesco Maria del Monte) y no pocos detractores, que censuraban su estilo de vida y los modelos de sus obras. Su propia personalidad –irascible, rufianesca y disoluta– no ayudó a que hiciera amigos en las altas esferas: sus obras a menudo eran rechazadas por ser demasiado provocadoras o apartarse de los cánones que marcaba la Contrarreforma católica posterior al Concilio de Trento. En menos de dos décadas Caravaggio pintó una serie de obras maestras, que influyeron en artistas de las décadas posteriores como Vermeer, Rembrandt y Poussin, o en pintores del siglo XIX como Delacroix, Courbet y Manet. Su vida privada, desaforada, le llevó a trifulcas y peleas en Milán, Roma (donde fue acusado de un asesinato), Nápoles (lugar de exilio bajo la protección eclesiástica), Malta (donde logró el honor de ser nombrado Caballero de la Orden de Malta… y de la que fue expulsado ignominiosamente) y Sicilia. En Nápoles estuvo a punto de ser asesinado y su rostro quedó desfigurado: en dos cuadros de 1609-1610, Salomé con la cabeza de Juan Bautista y David con la cabeza de Goliat, su rostro es el del decapitado.
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