Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
A cuenta de Algo celosa (David y Stéphane Foenkinos, 2017), hace unas semanas hicimos algunos comentarios sobre la comedia francesa, “ese” género en sí mismo y tan en boga en la actualidad. No incidiré de nuevo en ello, básicamente porque Sácame de dudas, la película de Carine Tardieu sobre la que toca ahora decir algunas palabras, no es una comedia al uso. Sí es francesa (bueno, franco-belga), sí parece seguir algunas tónicas de ese género y sí aparecen actores como François Damiens, quien, aunque no es francés sino belga, sí parece, con algunas películas de éxito a sus espaldas –La familia Bélier (2014) y Los seductores (2010; cómo no recordar la secuencia a lo Dirty Dancing entre ambos protagonistas...), especialmente– abonarse al susodicho “género”. Sea como fuere, Tardieu parece apartarse de la vorágine que esta etiqueta provoca y se dedica a diseccionar el concepto de la familia, como ya hizo en sus dos largometrajes anteriores: La cabeza de mamá (2007) y Pequeñas diferencias (2012), y como guionista en la exitosa serie francesa Famille d’accueil (TV5: 2001-2015). Y es que la familia es un tema que, por muy manido que sea, resulta tan inmortal como las erratas en un libro: siempre aparecen.