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24 de octubre de 2017
23 de octubre de 2017
20 de octubre de 2017
Crítica de cine: Handia, de Aitor Arregi y Jon Garaño
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Loreak (Flores) se convirtió en una de las películas españolas del año 2014, superando el falso hándicap de estar hablada en eusquera y logrando varios premios en la temporada (incluyendo dos nominaciones, a mejor película y música, en los Premios Goya). Dirigida por Jon Garaño y José Mari Goenaga, con guion de ambos y de Aitor Arregi, contó la(s) historia(s) de tres mujeres que recibían de manera anónima un ramo de flores y consiguió emocionar a los espectadores con una trama sencilla pero muy poderosa. El equipo creador de la película se reúne otra vez, aunque cambiando ahora las tornas –Arregi se une a Garaño en la dirección, mientras que el guion (también en lengua vasca) corre a cargo de Goenaga y Andoni de Carlos–, para relatar otra historia (con mucha Historia) que se basa en la del “Gigante de Altzo”, en la guipuzcoana comarca de Tolosaldea: Miguel Joaquín Eleizegi, que vivió a mediados del siglo XIX y llegó a medir casi dos metros y medio de altura y pesar 200 kilos; un empresario navarro convenció a su padre para que Miguel Joaquin fuera exhibido, como la atracción y rareza que era, por España y el extranjero, logrando ambos ganar mucho dinero. Handia (grande o enorme en eusquera) es, pues, la historia de un hombre de quien se utilizó su aspecto físico como en las ferias de monstruos que pulularon en el siglo XIX (y parte del XX), pero no se reduce a este punto de partida. Afortunadamente, pues Handia es mucho más: historia, leyenda… y los brumosos límites entre ambos conceptos.
Loreak (Flores) se convirtió en una de las películas españolas del año 2014, superando el falso hándicap de estar hablada en eusquera y logrando varios premios en la temporada (incluyendo dos nominaciones, a mejor película y música, en los Premios Goya). Dirigida por Jon Garaño y José Mari Goenaga, con guion de ambos y de Aitor Arregi, contó la(s) historia(s) de tres mujeres que recibían de manera anónima un ramo de flores y consiguió emocionar a los espectadores con una trama sencilla pero muy poderosa. El equipo creador de la película se reúne otra vez, aunque cambiando ahora las tornas –Arregi se une a Garaño en la dirección, mientras que el guion (también en lengua vasca) corre a cargo de Goenaga y Andoni de Carlos–, para relatar otra historia (con mucha Historia) que se basa en la del “Gigante de Altzo”, en la guipuzcoana comarca de Tolosaldea: Miguel Joaquín Eleizegi, que vivió a mediados del siglo XIX y llegó a medir casi dos metros y medio de altura y pesar 200 kilos; un empresario navarro convenció a su padre para que Miguel Joaquin fuera exhibido, como la atracción y rareza que era, por España y el extranjero, logrando ambos ganar mucho dinero. Handia (grande o enorme en eusquera) es, pues, la historia de un hombre de quien se utilizó su aspecto físico como en las ferias de monstruos que pulularon en el siglo XIX (y parte del XX), pero no se reduce a este punto de partida. Afortunadamente, pues Handia es mucho más: historia, leyenda… y los brumosos límites entre ambos conceptos.
Crítica de cine: La piel fría, de Xavier Gens
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
La novela corta La piel fría (La pell freda, 2002) de Albert Sánchez Piñol fue un éxito de crítica y ventas, y se tradujo a casi cuarenta idiomas en todo el mundo. La adaptación cinematográfica, en cierto modo, estaba implícita en esta novela de terror psicológico sobre dos personajes en una isla solitaria que deben hacer frente a unos extraños seres anfibios que surgen del mar y a los que llaman “carasapos”, con la piel azulada y fría. Desde 2009 comenzaron las negociaciones para adaptar la novela a un guion cinematográfico; en 2014 los hermanos David y Álex Pastor (Infectados, Los últimos días) empezaron a escribir el guion, pero abandonaron el proyecto y no fue hasta avanzado 2015 que recogió el guante el director francés Xavier Gens (Hitman, The Crucifixion), que puso el guion en manos de Jesús Olmo, con la colaboración de Eron Sheean. De hecho, estamos ante una película que se podría decir que está más “inspirada” que basada fielmente en la novela de Sánchez Piñol, pues son numerosos los elementos divergentes entre ambos productos, novela y película; ello puede constituir un aliciente para los lectores de la novela, a los que quizá dé pereza que les cuenten exactamente lo mismo, y no compromete a los que no la hayan leído, pues podrán disfrutar de la película sin apriorismos.
La novela corta La piel fría (La pell freda, 2002) de Albert Sánchez Piñol fue un éxito de crítica y ventas, y se tradujo a casi cuarenta idiomas en todo el mundo. La adaptación cinematográfica, en cierto modo, estaba implícita en esta novela de terror psicológico sobre dos personajes en una isla solitaria que deben hacer frente a unos extraños seres anfibios que surgen del mar y a los que llaman “carasapos”, con la piel azulada y fría. Desde 2009 comenzaron las negociaciones para adaptar la novela a un guion cinematográfico; en 2014 los hermanos David y Álex Pastor (Infectados, Los últimos días) empezaron a escribir el guion, pero abandonaron el proyecto y no fue hasta avanzado 2015 que recogió el guante el director francés Xavier Gens (Hitman, The Crucifixion), que puso el guion en manos de Jesús Olmo, con la colaboración de Eron Sheean. De hecho, estamos ante una película que se podría decir que está más “inspirada” que basada fielmente en la novela de Sánchez Piñol, pues son numerosos los elementos divergentes entre ambos productos, novela y película; ello puede constituir un aliciente para los lectores de la novela, a los que quizá dé pereza que les cuenten exactamente lo mismo, y no compromete a los que no la hayan leído, pues podrán disfrutar de la película sin apriorismos.
19 de octubre de 2017
18 de octubre de 2017
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