22 de noviembre de 2016

Reseña de Los mundos clásicos: una historia épica de Oriente y Occidente, de Michael Scott

Michael Scott es, ante todo, un divulgador… y de los buenos. Sus documentales para la BBC y otros canales temáticos (además de programas radiofónicos para la cadena pública británica), como por ejemplo Delphi: the Bellybutton of the Ancient World (2010), Rome's Invisible City (2015) y Who Were The Greeks? (2013) o la miniserie  Ancient Greece: The Greatest Show on Earth (2013),  (de)muestran que, tras (o incluso delante de) un buen investigador como es él, está el comunicador. El buen comunicador, además, que se ha empapado a fondo del tema sobre el que va a tratar, que escribe los guiones de los programas y trata de sintetizar, sin caer en la “divulgarización”, una serie de temas en un documental de apenas una hora. Sus libros anteriores publicados en castellano, Un siglo  decisivo. Del declive de Atenas al auge de Alejandro Magno (Ediciones B, 2011) y Delfos. Historia del centro del mundo antiguo (Ariel, 2015), son fruto de una investigación que no está (para nada) reñida con la amenidad de un relato y el rigor que se espera de una monografía histórica. Sobre temas de Grecia, Scott se desenvuelve con comodidad, pisa un terreno que conoce bien; con el ámbito romano se le ve algo más pegado a una narración de corte más convencional, pero puede rastrearse su huella en aquello que escribe/guioniza para un libro/documental. Dar el salto a un mundo menos conocido para quien se ha criado en la cuna de los clásicos, como es el Extremo Oriente, básicamente el mundo chino y el ámbito indio, puede resultar una enorme apuesta de la que, sin embargo, Scott sale airoso… aunque con algunos matices.

Canciones para el nuevo día (2087/1316): "Closing Time"

Leonard Cohen - Closing Time

Disco: The Future (1992)

 

21 de noviembre de 2016

Canciones para el nuevo día (2086/1315): "Lizstomania "

Roger Neill (arr.  a partir de Wolfgang Amadeus Phoenix) - Lizstomania 


 Disco: Mozart in the Jungle: Seasons 1 and 2
(An Amazon Music Original Soundtrack)

(2016)

18 de noviembre de 2016

16 de noviembre de 2016

Reseña de Apóstoles. Historia y leyenda de los discípulos de Jesús, de Tom Bissell

Tom Bissell es un tipo curioso, tanto por lo cuenta por cómo lo cuenta e incluso por quién es. Ya de entrada nos dice que perdió la fe religiosa cuando tenía dieciséis años de edad (ahora tiene cuarenta y uno) pero las páginas de su libro nos dejan claro que una cosa, la pérdida de la fe, no está reñido con el interés que se pueda tener por la historia del cristianismo, las “historias” que el Nuevo Testamento y textos apócrifos relatan sobre Jesucristo y los Doce Apóstoles, o  la teología en general. Y eso es algo que se desprende de su texto: interés, curiosidad y pasión por saber y conocer; incluso “descubrir”, no sólo en el sentido ·arqueológico” o “científico” de la palabra, sino en el más amplio significado: a fin de cuentas, se podría argüir que la religión, la fe, también significa “descubrir” algo sobre uno mismo, no necesariamente en relación con una creencia religiosa determinada, sino algo más bien “socrático” o que, también en clave helénica, dejaba entrever uno de los lemas que estaba inscrito en la entrada del templo de Apolo en el santuario de Delfos: “conócete a ti mismo”. La curiosidad le lleva a buscar los restos de un monasterio legendario en Kirguistán, seducido por la mención de un mapa medieval catalán y por un documental de la 2 (zona, que por otro lado, conoce de un viaje anterior como miembro de los Cuerpos de Paz estadounidenses) o a la India, donde sufre problemas intestinales constantes y trata de encontrar quién le lleve a una iglesia que parece cercana… pero que no lo es tanto. La misma curiosidad que, esté donde esté, le incita a mantener conversaciones de todo tipo con gente diversa acerca de religión, desde concepciones muy diferentes (siempre encuentra a alguien dispuesto a hacerlo). Una curiosidad, pues, que despierta la nuestra como lectores y de todo ello se beneficia este libro.

Canciones para el nuevo día (2083/1312): "Try (Just a Little Bit Harder)"

Janis Joplin - Try (Just a Little Bit Harder)

Disco: In Concert (1972)

 

4 de noviembre de 2016

Crítica de cine: Sully, de Clint Eastwood

Un gélido 15 de enero de 2009, un día normal en Estados Unidos (a apenas una semana del inicio del primer mandato presidencial de Barack Obama), un suceso maravilló a la población de Nueva York, el país, el mundo. Un avión comercial de la compañía America Airlines, el vuelo 1649, amerizó en las frías aguas del río Hudson, apenas iniciado su vuelo, unos minutos antes, desde el neoyorquino aeropuerto LaGuardia. A bordo, entre tripulació0n y pasajeros, iban 155 personas y, a pesar de los temores de una catástrofe aérea, no hubo víctimas mortales. En apenas 24 minutos desde el amerizaje todos fueron rescatados. Fue un hecho inaudito, "el milagro del Hudson", como enseguida los medios lo bautizaron. Y en toda hazaña hay un héroe: el comandante Chesley Sullenberger, "Sully" para todo el mundo (Tom Hanks). A su lado estaba el copiloto Jeff Skiles (Aaron Eckhart). Sully había tomado los mandos del avión tras producirse la incidencia que marcó el suceso: una bandada de pájaros se estrelló contra el avión y varios de ellos inutilizaron los dos motores, lo cual obligaba a regresar a LaGuardia, buscar un aeropuerto cercano o probar un aterrizaje de emergencia. Sully, tras los lógicos momentos iniciales de desconcierto, se decidió por al última opción en la improvisada "pista" de las aguas del Hudson (recordemos que era enero y con una sensación térmica de varios grados bajo cero). Esa decisión logró salvar la situación, pero también generó dudas en las autoridades del país encargadas de la seguridad aérea (básicamente, la Junta de Seguridad del Transporte Aéreo (NTSB, por sus siglas en inglés). A pesar de haber salvado las vidas de todos los ocupantes del avión, ¿estuvo equivocado Sully? ¿Tomó una decisión que puso en juego esas vidas humanas? ¿No era acaso más factible el aterrizaje de emergencia en LaGuardia u otro cercano, una vez se dio la vuelta? En última instancia, Sully, el "héroe", ¿pudo ser lo contrario?

Canciones para el nuevo día (2075/1304): "Best Day Of My Life"

American Authors - Best Day of my Life

Disco: Oh, What a Life (2014)

3 de noviembre de 2016

Reseña de El mundo en la Antigüedad tardía. De Marco Aurelio a Mahoma, de Peter Brown

«Estoy convencido de que la tierra es muy grande, y que nosotros sólo habitamos la parte que se extiende desde Fáside hasta las columnas de Heracles, derramados a orillas de la mar como hormigas o como ranas alrededor de charca».
Platón, Fedón, 109 a-b.
El mundo antiguo se formó alrededor de un mar. El mundo antiguo mediterráneo, claro está (ay, esa visión eurocéntrica que tenemos). Este mundo conoció una unidad cuando los romanos controlaron las riberas de este mar casi cerrado. Mare Nostrum, que decían los clásicos. Mare clausus, que dirían los foráneos. Porque la civilización pareció que sólo podía existir alrededor de esa charca, de tal modo que apenas cien kilómetros tierra adentro uno ya podía considerar que no estaba en terreno civilizado. Mar rodeado de montañas, escarpados acantilados, condenado a la inanición si no fuera, paradójicamente, por las llanuras del interior, ese vasto hinterland que alimentaba con su grano a los habitantes de la costa. Un mundo en el que era más económico transportar productos de punta a punta de la «charca de ranas» que a cincuenta o setenta kilómetros tierra adentro. Las principales ciudades del vasto imperio romano estaban en la costa. Pasarían siglos, muchos siglos, para que, en el interior, del frío norte, se desarrollaran los centros modernos que prefiguraron la Europa moderna. Pero para entonces el mundo forjado durante milenios en las riberas de la Gran Charca había pasado a mejor vida. Cambio y continuidad. El mundo en la Antigüedad tardía. De Marco Aurelio a Mahoma, de Peter Brown (Taurus, 1989) nos habla de ello. De cambios y continuidades. De cómo el mundo conocido tuvo que afrontar transformaciones a lo largo de varios siglos, pongamos en un lapso de tiempo que va del 200 al 700. Las sociedades que vivieron los años del apogeo del imperio romano tuvieron que enfrentarse a la larga crisis tras la cual la unidad del mar Mediterráneo se trocó en diversidad y la continuidad se disfrazó de ruptura. Henri Perenne ya nos habló de ello en Mahoma y Carlomagno (Alianza), su gran obra clásica, en la que relacionaba el triunfo del Islam con la destrucción de la unidad impuesta por el mundo romano. Peter Brown también introduce el elemento islámico como transición, pero en la etapa final de un gran proceso que se inició, poco a poco, varios siglos atrás.

Canciones para el nuevo día (2074/1303): "Little Talks"

Of Monsters and Men - Little Talks

Disco: My Head Is an Animal (2011)