La Pegatina - Muérdeme
Disco: Xapomelön (2011)
«Detrás de la Nieuwe Kerk de Delft, en la primera casa levantada en un cruce de calles, está lo que buscamos. El taller y la tienda de un constructor de instrumentos musicales, de un luthier, un lugar en el que se obran los sonidos, todavía no música. Allí la madera adquiere forma para dársela al mundo y compensarlo. Una armonía necesaria» (p. 7).
«—No puedes pretender comprender, por más agudo y versátil que sea tu ingenio. Aprovecha en lo que puedas mi benevolencia y no preguntes más. Lo que ha sucedido hoy yo no podía cambiarlo porque era la voluntad de los dioses que habitan en los cielos. No era su deseo que la guerra terminase, pues quieren que este juego mortal prosiga para su deleite. Algunos de ellos ayudan a los troyanos, otros a los aqueos. Así la lucha continuará sin descanso ni interrupción aún por mucho tiempo. Resignaos: a los mortales no les es dado sustraerse a la voluntad de los númenes.
—¿Por esa razón corre nuestra sangre, por eso muchos jóvenes se precipitan al Hades?
—No, no solo por eso: lo que ocurre es también un misterio para nosotros. El hado insondable no tiene rostro ni expresión, no tiene finalidad ni causa.
—¿Qué te mueve, pues, a ayudarme si todo es inútil?
—El hado no es otra cosa que el resultado de mil y mil voluntades, infinitas, humanas y divinas, de la fuerza de las olas y del soplo de los vientos, del canto de los pájaros y del movimiento de los astros, así como un gran río está hecho de mil y mil corrientes y su potencia es invencible. Yo estoy a tu lado porque desde los orígenes de los tiempos hasta el final nadie ha sido nunca como tú, nadie lo será jamás. Yo amo tu miedo y tu coraje, tu odio y tu amor, tu voz y tu silencio y por tanto vive tu vida, rey de Ítaca, mientras te quede aliento. Ningún dios podrá ser nunca lo que tú eres, ni aunque quisiera» (pp. 284-285).