13 de septiembre de 2013

Reseña de Heydrich: el verdugo de Hitler, de Robert Gerwarth

Hay personajes que crean una mitología propia a su alrededor. El período nazi está lleno ellos, pero sin duda uno de los que llaman más la atención, y que curiosamente reciben menos atención editorial, es Reinhard Heydrich (1904-1942). Alto, rubio, nariz imponente, aspecto ario por los cuatro costados según los cánones raciales del nacionalsocialismo (compárese con Hitler, Himmler, Goebbels y una amplia plétora de gerifaltes nazis). «El ángel rubio», «la bestia rubia», «el carnicero de Praga»… su sola presencia ya provoca curiosidad. Combinaba una resolución ejecutiva con una ausencia de piedad, una fanatismo casi religioso con una dureza que los checos sintieron en apenas sus nueve meses como Protector del Reich de Bohemia y Moravia. Y su muerte a los treinta y ocho años alimentó leyendas de todo tipo, incluyendo aquella que decía que Himmler, su colaborador más íntimo y con quien mantuvo una relación que iba mucho más allá de la de subordinado al Reichsführer de las SS, se alegró de su muerte. Falso, probablemente Himmler lamentó más que nadie la muerte de su más estrecho colega. No en balde, como ya recordamos en la reseña de HHhH de Laurent Binet (Seix Barral, 2011), Heydrich era conocido como Himmlers Hirn heisstn Heydrich, es decir, «el cerebro de Himmler se llama Heydrich». 

Canciones para el nuevo día (1255/484): "Someday"

Sugar Ray's Week ( y V): Someday



Disco: 14:59 (1999)

12 de septiembre de 2013

Reseña de Humanidad e inhumanidad: una historia moral del siglo XX, de Jonathan Glover

John Milton (Al Pacino) en Pactar con el diablo (Taylor Hackford, 1997; desde minuto 1:12) 
El siglo XX fue el siglo del horror, parafraseando de algún modo al histriónico personaje que encarna Al Pacino y que, a su vez, no deja de ser un trasunto del mismo diablo. Ha sido el siglo más mortífero de la Historia, suele decirse: dos guerras mundiales, diversos genocidios, la caída del hombre desde su esfera moral hacia los horrores del infierno. La ética quedó por el camino que conduce a las trincheras de la Primera Guerra Mundial, Auschwitz, las purgas estalinistas, Hiroshima, el Gran Salto Adelante de Mao, My Lai, Pol Pot, Yugoslavia y Ruanda, por citar algunas de las pesadillas y terrores que se vivieron en el siglo que comenzó con la idea de que el ser humano había aceptado la autoridad de la moral, una ley que había que aceptar y obedecer. Recogiendo las palabras de Lord Acton en una conferencia en Cambridge en 1895 –«las opiniones cambian, las costumbres mudan, los credos surgen y caen, pero la ley moral está escrita en las tablillas de la eternidad»–, se podría decir que el pensamiento de Immanuel Kant –«el cielo estrellado sobre mí y la ley moral dentro de mí» (ambas citas en p. 17)–, se podía creer en 1900 acerca del progreso moral y en el retroceso de la barbarie. Del Mal, podríamos argüir. Hoy en día, avanzando en un siglo XXI mucho menos ingenuo que el inicio de la centuria anterior, el recuerdo de los cien años anteriores deja bien claro que la perversión del desafío filosófico de Friedrich Nietzsche había llevado al abandono de la ética y, especialmente, de la moral. 

Canciones para el nuevo día (1254/483): "Words to me"

Sugar Ray's Week (IV): Words to me



Disco: Sugar Ray (2001)

9 de septiembre de 2013

Canciones para el nuevo día (1251/480): "Fly"

Tenía ganas de dedicarle una semana a este grupo californiano...

Sugar Ray's Week (I):
Sugar Ray ft. Super Cat - Fly



Disco: Floored (1997)

7 de septiembre de 2013

Crítica de cine: La mejor oferta, de Giuseppe Tornatore

"Siempre hay algo auténtico oculto en toda falsificación".

Virgil Oldman (Geoffrey Rush) es el mejor en su especialidad, como tasador, subastador y experto en antigüedades. Es capaz de distinguir una falsificación de una aparente obra maestra auténtica. Es frío, mecánico, incluso tiene un punto de misantropía: siempre lleva guantes, evita tocar a las personas, se limita a no dar señales de afecto o incluso de empatía. No es un hombre sin sentimientos, sino alguien que se ha ejercitado durante años para mantenerse por encima de lo que considera mera sensiblería o incluso parloteo banal. Evalúa, tasa y vende obras de arte con un criterio que nadie le discute. Su vida es aparentemente rutinaria, metódica, aburrida. Lejos de ser cierto, en realidad Virgil atesora en lo más profundo de su intimidad un amor por el arte, sí, pero también por el propio sentimiento en sí, encerrado en una habitación en la que, sin más muebles que una butaca, se sienta para contemplar su vasta colección de cuadros y retratos de mujeres. Los mira y contempla con la pasión de quien nunca ha pasado de la adoración juvenil o incluso pueril. Ese sanctasanctórum es el último refugio de Virgil: su muro no de lamentaciones, sino de fascinante adoración, sentado en su butaca, los libros apilados en el suelo, todo dispuesto para colocar su última adquisición y dejarse llevar por la belleza de los trazos pictóricos, por los colores, por el simbolismo de las imágenes. Por las mujeres que nunca ha conocido y que sabe que no conocerá.

4 de septiembre de 2013

Crítica de cine: Guerra Mundial Z, de Marc Forster

No estaba yo predispuesto a ver esta película cuando se estrenó hace un mes; de hecho iba a dejarla pasar. Pero se presentó la oportunidad de verla y me dije ayer tarde-noche "¿por qué no?". Tener unas expectativas bastante bajas ayudó a que me sentara delante de la pantalla para tragarme, no lo que fuera, sino al menos que me hicieran pasar un rato entretenido. Saturado de zombis por aquí y por allí (por ahora me resisto a series como The Walking Dead), pero al mismo tiempo interesado en apuestas que se salgan de lo convencional (series como Les Revenants o In the Flesh) y que utilicen la metáfora del zombi para reflexionar sobre la propia condición humana, tenía claro que la película de Marc Forster no me iba a aportar gran cosa o que incidiera en aspectos sociológicos. No, te presentan un blockbuster de verano y ves eso. Ni más ni menos. Pero podría haber sido mucho peor. 

Canciones para el nuevo día (1248/477): "Morena mía"

Miguel Bosé & Julieta Venegas - Morena mía



Disco: Papito (2007)

http://en.academic.ru/pictures/enwiki/80/Papito_miguelbose.jpg

3 de septiembre de 2013

2 de septiembre de 2013

Reseña de Soldados a la fuerza. Reclutamiento obligatorio durante la Guerra Civil, 1936-1939, de James Matthews

¿Hubo una tercera España entre los combatientes de la Guerra Civil española? Pregunta que no es baladí y que tampoco pretende jugar a la equidistancia ideológica. Habitualmente tenemos la idea de que se enfrentaron dos bandos: por un lado, el sublevado y representado por una gran parte del ejército español y una amalgama de partidos y fuerzas políticas, que adquirieron el calificativo de nacionales, y que diversos y múltiples estudios en las últimas décadas muestran que ya empezaron a preparar la sublevación tras las elecciones de febrero de 1936. Y por otro, el bando republicano, aquel que defendía la legitimidad del régimen y del Gobierno imperantes el 18 de julio de 1936, y que adolecía de la unidad y la fortaleza de los sublevados. El pronunciamiento militar que surgió desde África el 17 de julio, que el 18 ya fue general en toda la península, y que fracasó al cabo de unos pocos días, al no lograr hacerse con la capital y las principales ciudades españolas, se convirtió automáticamente en guerra civil, y ahí entraron en liza otros factores. Uno fue el reconocimiento y el apoyo internacional a uno u otro bando. Otro, y fundamental, el reclutamiento forzoso de soldados en cada uno de los dos bandos. Y precisamente de ello trata el libro de James Matthews, Soldados a la fuerza. Reclutamiento obligatorio durante la Guerra Civil, 1936-1939 (Alianza Editorial, 2013).

Canciones para el nuevo día (1246/475): "Even Better Than The Real Thing"

U2 - Even Better Than The Real Thing



Disco: Achtung Baby (1991)

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/en/7/72/Achtung_Baby.png