15 de diciembre de 2017

Crítica de cine: Alanis, de Anahí Berneri

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Alanis es prostituta en Buenos Aires desde hace un par de años, cuando llegó a la capital desde su ciudad natal, Cipolletti. En realidad, no se llama Alanis (pronunciado “Alanís”): es sólo el nombre que se ha puesto para dedicarse al oficio y no parece que sea en homenaje a la cantante estadounidense Alanis Morrissette (“Morrissey”, como le dice una asistente social). Tiene 25 años y un hijo, Dante, de año y medio de edad y al que todavía da el pecho. Cuando el piso en el que trabaja y vive con una compañera, Gisela, es clausurado por la policía tras las quejas de los vecinos del inmueble, y Alanis se queda literalmente en la calle con Dante en brazos y la escasa ropa que lleva encima, se iniciará una odisea para sobrevivir y tirar adelante: la policía ha confiscado el dinero y el móvil que utilizaba para contactar con los clientes, y además se han llevado detenida a Gisela. Una pariente, su tía Andrea, que regenta una tienda de moda (en cuya trastienda también vive con Román, aparentemente un inmigrante ilegal, le ofrecerá un hueco y un colchón, al mismo tiempo que le busca trabajo como asistenta de hogar/limpiadora. Pero Alanis se ha acostumbrado a la prostitución, le resulta más cómoda, sabe en qué terreno(s) juega y hasta dónde está dispuesta a llegar. Y todo ello para sobrevivir y cuidar de su hijo.

Canciones para el nuevo día (2365/1594): "Don't Stop"

Fleetwood Mac - Don't Stop

Disco: Rumours (1977)