17 de julio de 2019

Crítica de Apolo 11, de Todd Miller

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

El 16 de julio de 1969, a las 9:32 hora de Houston (13:32 horas UTC), la misión Apollo 11 despegó desde la plataforma 39 del centro espacial John F. Kennedy en Cabo Cañaveral, Florida. Un millón de personas, aproximadamente, se habían trasladado a la zona y, a varios kilómetros de distancia, observaron el lanzamiento de la nave formada por el módulo de mando (Columbia), en el que viajaban los tres astronautas de la misión –el comandante de la misión Neil Armstrong, el piloto del módulo de mando Michael Collins y el piloto del módulo lunar (Eagle) Edwin E. “Buzz” Aldrin–, el módulo de servicio, el citado módulo lunar y el cohete Saturn V (que constaba de tres fases), el cohete más potente de la historia y equivalente a 180 millones de caballos de vapor. El conjunto de la nave, de 111 metros de altura y casi 3.000 toneladas de peso, se elevó sin problemas; tres minutos después se desprendió la primera fase del cohete y se encendió la segunda; a los nueve minutos del despegue se separó esta segunda fase y se produjo la ignición de la tercera; a los once minutos (9:43 horas) se apagaron el motor de la tercera fase y la nave entró en la órbita terrestre, donde se mantuvo durante dos horas y media (y realizó dos vueltas al planeta), tiempo necesario para comprobar que todos los sistemas funcionaban a la perfección. A las dos horas y cuarenta cinco minutos del despegue (12:22 horas), la nave encendió el motor de la tercera fase del Saturn V y mantuvo la ignición durante seis minutos para poder establecer la trayectoria correcta hacia la Luna. Todo salió según lo previsto y se realizó la maniobra de transposición: el Apollo 11 se liberó de la tercera fase del Saturn V, giró sobre sí mismo y se acopló al módulo lunar en forma de araña y que previamente se había sacado de su “envoltorio” (operación que habremos visto en películas como Apollo 13 [Ron Howard, 1995], por ejemplo), entre las 13:01 y las 13.49 horas. El Apollo 11 abandonó la órbita terrestre e inició un viaje de tres días hasta la Luna, a 380.000 kilómetros de distancia.

Canciones para el nuevo día (2778/1997): "Thunder Road"

Bruce Springsteen - Thunder Road 

Disco: Born to Run (1975)


15 de julio de 2019

Crítica de cine: An Accidental Studio, de Kim Leggatt, Ben Timlett y Bill Jones

Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.

Para el común de los mortales quizá las palabras Handmaid Films no le resulten conocidas; pero si digo La vida de Brian (Terry Jones, 1979) la cosa ya cambia. Y es que uno puede dejar de recordar la película de los Monty Python, que de principio a fin nos regala momentos cumbre: el sermón de Jesús (“¡bienaventurados los gansos!”), la lapidación del blasfemo, la pintada en el muro de la fortaleza romana (“¿gente llamada romanos ir la casa?”), el Frente Popular de Judea (o la burla de la división endémica de la izquierda: “¡idisidente!”), la discusión sobre qué han hecho los romanos por nosotros, Pijus Magnificus (Diggus Bockus, en el original), la parodia del mesianismo … y tantas otras secuencias magistrales de una de las grandes comedias que se han realizado en el cine. Sin embargo, la película de los Python corrió el serio riesgo de no realizarse: es más, la productora inicial, EMI Films, se “rajó” al conocer el guion (y habiendo empezado ya el rodaje en Túnez), que malinterpretó –no es una crítica de la fe religiosa, sino de la intolerancia y el dogmatismo religiosos– y se apartó del proyecto ante las críticas que temía que recibiría el filme cuando se estrenase… si es que se estrenaba. Los Python se quedaron sin financiación y hacían falta 3 millones de libras (de la época) para terminar el rodaje y encarar la posproducción y la promoción. La salvación llegó de la mano de George Harrison, integrante de los Beatles y un fan declarado de todo lo que hacían los Monty Python, quien, en colaboración con su mánager, Denis O’Brien, creó la productora Handmade Films –originalmente iba a llamarse Handmade British Films, “películas británicas hechas a mano”–, puso el dinero (Harrison hipotecó su casa) y permitió que viera la luz el que es, sin duda, el mejor filme del sexteto británico-estadounidense (la cuota de Terry Gilliam) y un hito en la historia del cine. 

Canciones para el nuevo día (2776/1995): "Gentleman Jack"

O'Hooley & Tidow - Gentleman Jack 

Disco: The Fragile (2012)

29 de junio de 2019

Crítica de cine: Rembrandt, de Kat Mansoor

Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo, Grup Balañà y los Cines Verdi en Barcelona, lo emitirán los días 1 y/o 2 de julio, vinculado a una programación cultural especial; consúltese sus webs o en FilmAffinity para saber en qué cines se emitirá. 

Rembrandt Harmenszoon van Rijn (1606-1669) es quizá el pintor neerlandés más popular y apreciado, y eso que en los Países Bajos abundan los artistas, especialmente en el siglo XVII. En este 2019 se conmemora por aquellas latitudes el 350º aniversario de la muerte de este pintor: entre los actos que se han celebrado, destacó una exposición (abierta hasta el pasado 10 de junio), All the Rembrandts, en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Más cerca, en el Museo del Prado de Madrid, se inauguró esta semana una exposición, Velázquez, Rembrandt, Vermeer. Miradas afines (hasta el 29 de septiembre), en el marco de los fastos por su 200º aniversario y que, en colaboración con el mencionado museo neerlandés, establece una comparativa entre las obras de estos gigantes del arte, que además fueron coetáneos (Vermeer fue el más joven de los tres). Aprovechando esta coyuntura, y también como cierre de la Temporada de Arte en algunos cines, llega a algunas salas de cine este documental de 2014, que, con el título original. Rem­brandt from the Natio­nal Gallery and Rijksmu­seum, fue dirigido por Kat Mansoor, contó con la producción del ya veterano en este tipo de películas Phil Grabsky (que también participó en la escritura del guion), tuvo a Robert Lindsay como presentador/narrador y tomó como excusa argumental la exposición Rembrandt: The Late Works, presentada en la National Gallery de Londres y el Rijksmuseum de Ámsterdam en 2014 y 2015, y que, como indica su título, trata sobre las obras de los últimos años de vida de Rembrandt.

25 de junio de 2019

Crítica de cine: En los 90, de Jonah Hill


Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.


A Jonah Hill (n. 1983) lo hemos visto crecer como actor: desde su debut en Extrañas coincidencias (2004), peculiarísima, película del (sobrevalorado) director David O. Russell, ha encadenado notables papeles en la comedia –Virgen a los 40 (2005), Supersalidos (2007), 21 Jump Street (2012) [estrenada en España como Infiltrados en clase] y su secuela 22 Jump Street (2014) [Infiltrados en la universidad]– con interpretaciones de altura en Moneyball (2011) y (especialmente) El lobo de Wall Street (2013), ha puesto la voz en numerosas películas de animación e incluso ha tenido alguna incursión en las series de televisión, como Maniac (Netflix: 2017). Siempre ha tenido el gusanillo de la escritura de guiones: así, parte del guion de 21 Jump Street es obra suya, por ejemplo; un filme que adaptó la serie televisiva protagonizada veinticinco años atrás por un joven Johnny Depp (la recordamos los que ya peinamos canas) y que es realmente divertido. Como todo actor con curiosidad que se precie, Hill tarde o temprano se pondría en las labores de la dirección. Lo ha hecho, encargándose del guion, además, en un filme de apariencia muy indie: En los 90.