11 de mayo de 2014

Reseña de Hombres fuera de serie. De Los Soprano a The Wire y de Mad Men a Breaking Bad. Crónica de una revolución creativa, de Brett Martin

Tenemos tendencia a etiquetar las cosas. Ya sean períodos históricos (la falsa estanqueidad de las “edades”), los géneros literarios (en ocasiones permeables a la hibridación) o cinematográficos, o los productos de uso cotidiano. Con la ficción serial actual, esencialmente estadounidense, sucede algo similar cuando hablamos de la segunda o tercera edad de oro de las series de televisión. Tenemos claro que empieza, más o menos, con The Sopranos (1999-2006), pero los hay que retrasarían su inicio a Twin Peaks (1990-1991), la madre de las series, o adelantarla a mediados de los años 90 con The X-Files (1993-2002), o a finales de la misma década con Oz (1997-2003). En el fondo, tanto monta, aunque parece claro que en el cambio de milenio se produce la transformación, el gran  salto adelante, con la emergencia de HBO y la Quality Television y la llegada de una serie de guionistas/creadores/showrunners/productores como David Chase, David Simon, David Milch (los Tres Davids), Alan Ball, Matthew Weiner, Shawn Ryan o Vince Gilligan. Quizá en lo que no ha consenso es en decidir si esta esplendorosa etapa ha terminado (¿cuándo?) o si ya la ha sustituido un nuevo período, con una nueva concepción de las series televisivas. Y también quizá el lector/seriéfilo echará en falta algunos nombres más en esta lista, que es esencialmente la que recoge Brett Martin en Hombres fuera de serie. De Los Soprano a The Wire y de Mad Men a Breaking Bad. Crónica de una revolución creativa (Ariel, 2014), un libro que todo seguidor de la ficción serial actual debe leer. Obligatoriamente.

9 de mayo de 2014

8 de mayo de 2014

Canciones para el nuevo día (1424/653): "El Oro del Rin (Preludio)"

Richard Wahner Overtures & Preludes' Week (IV):
El Oro del Rin (Preludio)



Disco: Wagner: Der Ring - Tristan und Isolde - Parsifal / Orchestral adventures (2010)



6 de mayo de 2014

Reseña de El cáliz de Melqart, de Arturo Gonzalo Aizpiri

En el inicio de la reseña de El heredero de Tartessos comentaba que a menudo tenemos una imagen “apriorizada” de Roma como conquistadora, sí, pero especialmente como luz de la civilización y creadora de una identidad allá donde pasa, de modo que su sello distintivo no es tanto la conquista de un territorio sino el legado que deja en todo aquello relacionado con la romanización. De manera similar, se puede argüir el peso de la influencia cartaginesa en la creación de un imaginario colectivo o, para el caso que nos toca, de un modelo de civilización alternativo al romano. En el fondo no dejan de ser constructos historiográficos, a partir de exempla que las fuentes del período (mejor dicho, posteriores a los acontecimientos) perfilan, crean y fijan en ese imaginario colectivo (la perfidia plus quam punica, por ejemplo). De modo que surge la idea de una Cartago, o Qart Hadasht, para no asumir necesariamente el punto de vista “romano”, que trataba de expandirse en Hispania –Ispania, para ellos– mediante el comercio y la explotación de los recursos naturales de Iberia –si asumimos el punto de vista local–, política que los bárcidas, desde la llegada de Amílcar en el año 237 a.C-, modificarían para crear un imperio nuevo en una península de la que apenas controlaban el sur y algunas factorías estratégicas en el interior. Un modelo de imperialismo púnico que llevaría a los bárcidas (¿con la aquiescencia del gobierno y las élites de la Qart Hadasht en África?) a controlar de facto el territorio peninsular allende el Betis, a poner orden en la maraña de pueblos iberos, a establecer un protectorado de nombre, a fundar una nueva capital en Ispania (otra Qart Hadasht) y a, incluso, prepararse para un nuevo enfrentamiento con Roma… que había de llegar. O esa idea sigue reiterándose en ese imaginario colectivo.

Canciones para el nuevo día (1422/651): "Lohengrin (Preludio del 1er. Acto"

Richard Wagner Overtures & Preludes' Week (II):
Lohengrin (Preludio del 1er. Acto)



Disco: Wagner: Orchestral Music (2004)






2 de mayo de 2014

29 de abril de 2014

V Encuentro Hislibris (25-27 de abril de 2014)

El pasado fin de semana se realizó el V Encuentro Hislibris en Alcalá de Henares (viernes tarde) y Madrid (sábado y domingo). Como necesitaba la mayor parte dle domingo para tareas de corrección y calificación de notas de mi asignatura en la UOC, estuve solamente el viernes tarde y el sábado, regresando a Barcelona la mañana del domingo. No es mi primer encuentro hislibreño: acudí con cierta timidez (¡a ver qué me voy a encontrar!) en la primera reunión en 2010 en Madrid, siendo un descubrimiento y una confirmación de lo que en el portal Hislibris ya conocía. Conocí a un buen grupo de amigos, compartí tres días con ellos y regresé más integrado que nunca en la comunidad hislibreña. La segunda reunión fue en Valencia en 2011 y aunque estaba cerca, no pude asistir, ¡a pesar de que se presentaba el libro de relatos en el que se publicaba mi primer relato, "Larinum"!. Pero para el tercer encuentro, celebrado en Cornellà de Llobregat en 2012, no tenía excusa. En 2013 los actos se celebraron en Carmona (Sevilla), y en esta ocasión, mal me pesara, tampoco pude acudir. Y ahora tocaba el V Encuentro, el más entrañable y "familiar" de los que hasta ahora se han celebrado.

Canciones para el nuevo día (1417/646): "Great Harrowsford Square"

Alexandre Desplat's Fantastic World (II):
Great Harrowsford Square


Disco: Fantastic Mr. Fox - soundtrack (2009)


28 de abril de 2014

22 de abril de 2014

Reseña de La maldición de Stalin: la lucha por el comunismo en la guerra mundial y la guerra fría, de Robert Gellately

En sus últimos años de vida, Iósif Stalin preparó su testamento político. De hecho, era la puesta al día de Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS: Compendio redactado en los años treinta y al que desde 1950 dedicó notables esfuerzos, dedicación y tiempo –en medio de la Guerra de Corea, la formación tutelada de las «democracias populares» en Europa del Este y Asia y los diversos choques que conforman la etapa inicial de la Guerra Fría–, y confiaba en que fuera un libro de lecciones de economía política (o de cómo concebía él dicha materia). Supervisando a un grupo de autores a su exclusivo servicio, el libro era su particular Biblia y pretendía ser la culminación de un largo proceso: Karl Marx había prefigurado los principios del socialismo, Vladimir Lenin proporcionó una «teoría de la revolución» y Stalin confiaba en quedar como el genio que le dio sentido pleno a todo ello, y, especialmente, una aplicación práctica en todo el mundo. En sus propias palabras, el libro desvelaría «cómo escapamos de la esclavitud del capitalismo; cómo transformamos la economía según los criterios del socialismo; cómo nos ganamos la amistad del campesinado; y cómo convertimos lo que poco antes era un país débil y pobre en una nación rica y poderosa» (citado en p. 455). La realidad, sin embargo, distaba de ser tan esplendorosa: si la Unión Soviética había alcanzado el «éxito», lo cierto era que se logró recurriendo a la violencia y la eliminación sistemática de «contrarrevolucionarios» de diverso tipo, condición y especialmente etiquetación: burgueses, industriales, kulaks, militares, prácticamente la globalidad de la población soviética, cuyos sacrificios en la construcción del «socialismo en un solo país» y en una «Gran Guerra Patriótica» significaron millones de muertos (alrededor de 26 tan sólo en la Segunda Guerra Mundial). Stalin murió antes de poder leer la versión definitiva del libro y, una vez desaparecido de la escena y convenientemente «denunciado» en el XX Congreso del PCUS, se dejó que pasara al olvido.