Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Durante unos años quien esto escribe fue lector profesional de libros de ficción: fueron muchos los manuscritos que leí y pocos los que valoré positivamente (hubo muchísima más paja que grano). Mi labor era esa, valorar un manuscrito, tanto desde el aspecto literario como el comercial: en función de esa primera valoración, a la que seguirían otras en el seno de la editorial, ésta decidía si publicaba el libro o no; que recuerde, dos de esas novelas se acabarían publicando, aunque no parece que tuvieran demasiado éxito de ventas (lástima). Las editoriales no son ONGs y no pueden publicar (lógicamente) todo lo que les llega y los rechazos de manuscritos, tras una valoración, son habituales. ¿Dónde acaban estos libros que no se publican? Quién sabe: es de suponer que muchos de ellos irán de editorial en editorial hasta que, quizá, encuentre un editor receptivo que ha visto algo que los demás no han visto (o valora algo que los demás dejan de lado) y publica el libro, y puede que sea la sorpresa del año… o de la década (añádanse los títulos que el lector de esta crítica considere). Pero es de suponer también muchos de estos libros rechazados acaben el olvido y nunca más se sepa de ellos.