Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Si hay un director que ha tocado lo indie y lo comercial, el corto y el largometraje, el cine y la televisión, el videoclip y las grabaciones de voz, ese es Gus Van Sant. Nunca podrás decir que te deja indiferente o que no has visto nada de él. Hagamos un poco de memoria cinematográfica. ¿Te acuerdas de películas independientes como Mi Idaho privado y Cowboy Drugstore? Son suyas. ¿Te acuerdas de películas oscarizadas como El indomable Will Hunting y Mi nombre es Harvey Milk? Él las dirigió. ¿Te acuerdas de Elephant, Gerry y Last Days? Él las concibió, escribió y dirigió. ¿Te acuerdas del remake (fotograma a fotograma y en color) de Psicosis? Él lo perpetró. ¿Te acuerdas de una película con mala baba como Todo por un sueño? Él la dirigió y permitió que Nicole Kidman se luciera. ¿Te acuerdas de decepciones como Descubriendo a Forrester? Él también es responsable. ¿Te acuerdas del primer episodio de Boss, la serie de televisión con Kelsey Grammer como alcalde de Chicago? Él lo dirigió y le dio el tono a la serie (Farhad Safinia la creó y escribió varios de sus episodios). ¿Te acuerdas del vídeo de “Fame ’90” la canción de David Bowie? Él lo dirigió. Sí, recuerdas a Gus Van Sant más de lo que sospechabas.