La calle de una ciudad (podemos suponer que es
París), bajo la lluvia y vacía, sin gente. La cámara se acerca a un
teatro. Entra por la puerta principal. Un cartel ofrece audiciones en la
puerta de entrada a la sala de butacas. Dentro, un hombre habla por
teléfono, no está contento: las actrices que han venido para la audición
no le convencen. No encuentra a la protagonista de su obra. En ese
momento entra una mujer exuberante, vestida provocativamente y cargada
con dos grandes bolsas de viaje. "Toc, toc". Ella es Vanda (Emmanuelle
Seigner), una mujer descarada, vocinglera y de modos demasiado ruidosos
para Thomas (Mathieu Amalric), el director y autor ("adaptador",
remarca) de una obra de teatro basada en La Venus de las pieles, novela de Leopold von
Sacher-Masoch,
comúnmente conocido como quien dio nombre al masoquismo.
Thomas ya se iba del teatro, hastiado de unas audiciones que no le han supuesto más
que decepciones, pero la presencia arrolladora de Vanda, que solicita
que se la escuche, le obliga a darle una oportunidad. Y cuando empieza
la lectura de la obra y Vanda comienza a hablar, personificando a la
perfección a la protagonista del texto, Thomas queda sorprendido ante la
metamorfosis de quien parecía alguien vulgar y estridente...