[18-X-2009]
Los hechos son estos: en la Colonia Iulia Vrbs Triumphalis Tarraco, Tárraco con el acento para abreviar, en el año 846 de la fundación de Roma, bajo el consulado de Domiciano César –ó 92 d.C. si lo preferís–, ha aparecido el cadáver de un joven marmolista en la Vía Augusta, justo al lado de las gradas del circo en construcción de la ciudad. El optio Cayo Pompeyo Specula, no convencido con la tesis de la muerte accidental, investiga el caso, ya archivado por el centurión de la I cohorte de ciudadanos, Aulo Lico Favor, y contando con la colaboración (y la curiosidad) del archivero de la cohorte Cayo Mario Malacitano. Pero las cosas son más complejas de lo que parecen: ambos, indagando en el caso, descubren que el joven marmolista se une a otros diez muchachos, de la misma edad, muertos en extrañas circunstancias. La novela se llama El sicario de los idus. Asesinato en Tárraco (Edhasa, 2009).