[20-VIII-2009]
«Los informadores conocen el desarrollo de las últimas batallas, el precio del trigo en Egipto, la llegada de una flota comercial desde Oriente; comentan las nuevas de la Casa Imperial o las disposiciones del Senado, cuyas actas renuevan ¡cada día! en un mural indescifrable no sólo para la mayoría analfabeta, sino para los que no gocen de una vista de águila, pues los subrostranos no permiten que se acerque nadie a la fuente de sus informaciones». (p.10)
Últimamente se han publicado un par de novelas ambientadas en la Barcino romana: una en catalán, Barcino, de Maria Carme Roca (Edicions 62), que sigue las andanzas de un personaje histórico, el primer «barcelonés» conocido, Lucio Minicio Natal Quadronio Vero, que llegó a procónsul en época de Antonino Pío; y la otra, en castellano, es Hay luz en casa de Publio Fama (RBA), de Juan Miñana: una novela histórica que trasciende el género y que se convierte en una defensa del libre periodismo ante los embates del Gran (o Pequeño) Poder.