[20-IX-2009]
Anoche la vi. Quentin Tarantino, después de Pulp fiction (1994), me ha aburrido soberanamente: repitiendo los mismos clichés una y ptra vez en sus siguientes películas (y colaboraciones varias). Una cosa se la reconozco y que hace grande a una película como Malditos bastardos (que lo es): su cinefilia en grado alto no, altísimo, su capacidad para utilizar los diversos géneros y sacarles el máximo partido dándoles vuelta.
Malditos bastardos es la cara B de la Segunda Guerra Mundial, la historia alternativa, el conflicto pasado por el tamiz tarantiniano y su cinefilia. Cójase un poco de Los doce del patíbulo, una pizca de La gran evasión, un homenaje a las películas de Leni Riefenstahl y de G. W. Pabst, un poco del cine bélico europeo de los años 60 y 70, añádase una banda sonora que coge un poco de aquí y de allá (de Ennio Morricone a David Bowie) y, sobre todo, póngase un guión no perfecto pero más que solvente, y voilà!: tenemos un peliculón de los buenos como es Malditos bastardos.