¿Cómo definir una novela como HHhH (Seix Barral, 2011)? Es la primera pregunta que me hice tras leer unas decenas de páginas y que me vuelvo a plantear una vez terminada. ¿Novela de no ficción, como
A sangre fría de Truman Capote? ¿Ensayo? ¿Biografía? ¿Reportaje periodístico? ¿Ejercicio de metaliteratura? ¿Más que todo eso o menos que la suma de sus factores? La verdad, sigo dándole vueltas. Lo que sí tengo claro es que no es una novela cualquiera. No es un ejercicio de literatura al uso. Y desde luego no es una novela que te deja indiferente. Del mismo modo que con
Las benévolas de Jonathan Littell uno se quedaba dándole vueltas a la cabeza acerca de qué nos habíamos metido entre ceja y coronilla, en este caso, con todas las diferencias habidas y por haber entre ambos libros, uno también se estruja las meninges, llegando a la conclusión de que, no, no nos han dado gato por liebre; sí, hemos disfrutado como niños ante un libro que se devora con fruición y, también, estamos quizá ante un nuevo ejercicio literario; o quizá no, pues ni la novela está muerta ni hay nada nuevo bajo el sol.