A sus 84 años Clint Eastwood ya no está en el cénit de su carrera (diez años hace ya de Million Dollar Baby,
su indiscutible última gran película), pero tras la cámara sigue
teniendo la pasión de quien está en la flor de la vida. Y puesto que
está ahí, o gracias a ello, se puede permitir el lujo (o el capricho) de
realizar una película que, a priori, no es de su género. A priori...
pero no olvidemos al autor de Bird, al compositor de scores para muchas de sus películas, incluso al actor que se lanzó a cantar en La leyenda de la ciudad sin nombre.
Así pues, ¿Clint Eastwood ha decidido hacer un musical? ¡Pues bien por
él! Y así ha cogido una oferta para dirigir una versión cinematográfica
de una obra que lleva ocho años en Broadway sobre Frankie Valli y los
Four Seasons, un cantante con una voz unica de falsete y el grupo que
formó (o en el que formó parte) de música muy de los años sesenta. Y el
resultado es Jersey Boys, una curiosa película con la que Eastwood parece decir "eh, no me entierren antes de tiempo" que aún tengo mucho que decir. De hecho, resulta incluso enternecedor que en una secuencia de la película los personajes tengan el televisor encendido y aparezca de pronto la imagen de un joven Clint Eastwood en aquellos años sesenta.
No estamos ante una película de las que formen el canon de Eastwood,
pero sí es una película digna. No es un musical al uso, en el que de
pronto los actores se ponen a cantar, al margen de cualquier
plausibilidad argumental, sino que es un biopic y la estampa de una
época: la de la música popular en los años sesenta y setenta, con
cantantes solistas y grupos que realizaban giras maratonianas por un
puñado de dólares en bares, cabarets, fiestas y ocasionalmente grandes
espacios. De grupos como los Four Seasons hubo muchos y triunfar suponía
un esfuerzo titánico: grabar un demo con cuatro canciones podía abrir
las puertas a los principales sellos discográficos que recibían multitud
de maquetas y elegían aquellas que creían que se podían radiar en
emisoras de éxito y tener éxito. La carrera de Frankie Valli y los Four
Seasons es de las que se forjan en la larga distancia: muchos coros
grabados para otros artistas, hasta que de la unión de la voz de Valli y
las canciones de Bob Gaudio surgió una serie de éxitos como "Sherry",
"Big Girls Don't Cry", "Walk Like a Man", "Dawn" y tantas otras
canciones que habremos escuchado centenares de veces. Valli compaginó su
carrera en grupo con la de solista y, con letra y música de Gaudio (su
eterno socio), reverdeció sus laureles con un hit como "Can't Take My Eyes Off You" o "My Eyes Adored You". Por tanto, estamos ante el biopic de un grupo, de su
auge, querellas internas, caída y reconocimiento. Todo muy "clásico".
La película tiene el aliciente de conocer a unos cantantes que se forjaron en las calles de Nueva Jersey, con el crimen organizado y chanchullos de todo tipo antes de triunfar. De hecho, Tommy de Vito y Nick Massi estuvieron en la cárcel, y la delincuencia fue parte de su currículum. Ahí tuvieron cerca la figura del capo Gyp DeCarlo (Christopher Walken), peculiar y bondadosa figura mafiosa, que les enseña algo de código de las calles de Newark y alrededores. Eastwood centra parte de la película en este trasfondo inicial de quienes serían los Four Seasons, antes de acercarse a un estudio de grabación y hacerse conocer. El referente de películas de Martin Scorsese está presente e incluso uno de los Four Seasons tuvo sus tejemanejes con un Joe Pesci que en los años sesenta aún no era actor y trabajaba de peluquero y tanteó la música.
La película tiene el aliciente de conocer a unos cantantes que se forjaron en las calles de Nueva Jersey, con el crimen organizado y chanchullos de todo tipo antes de triunfar. De hecho, Tommy de Vito y Nick Massi estuvieron en la cárcel, y la delincuencia fue parte de su currículum. Ahí tuvieron cerca la figura del capo Gyp DeCarlo (Christopher Walken), peculiar y bondadosa figura mafiosa, que les enseña algo de código de las calles de Newark y alrededores. Eastwood centra parte de la película en este trasfondo inicial de quienes serían los Four Seasons, antes de acercarse a un estudio de grabación y hacerse conocer. El referente de películas de Martin Scorsese está presente e incluso uno de los Four Seasons tuvo sus tejemanejes con un Joe Pesci que en los años sesenta aún no era actor y trabajaba de peluquero y tanteó la música.
El problema de la película es que dilata el metraje y alarga algunos
conflictos hasta el punto de que la película se resiente desde la mitad y
en adelante. Para los melómanos nostálgicos y amantes del cine musical
el interés estará en las canciones; para los interesados en un cine de
corte "mafioso" y sobre la delincuencia callejera, quizá no llegue a
despuntar; para los que no esperen una mezcla de ambos géneros, quizá se
pregunten si Eastwood delira. Pues no, no delira, pero Jersey Boys no
es una gran película. Asumiendo eso y estando dispuesto a dejarse llevar
por la panorámica de una década, los sesenta, desde un punto de vista
diferente, más a ras de suelo, con la música de entretenimiento y de
fondo de bar o sala de fiestas, el resultado es estimable.
Atención al número musical final que, entre Bollywood y Grease, dirige un Clint Eastwood a quien se podría decir aquello de "a la vejez, viruelas". Que cada cual se lo tome como quiera...
Atención al número musical final que, entre Bollywood y Grease, dirige un Clint Eastwood a quien se podría decir aquello de "a la vejez, viruelas". Que cada cual se lo tome como quiera...
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