14 de junio de 2019
13 de junio de 2019
12 de junio de 2019
11 de junio de 2019
Reseña de Ascenso y crisis. Europa 1950-2017: un camino incierto, de Ian Kershaw
Nota: la reseña se realiza a partir de la lectura del original en inglés, Roller-Coaster. Europe, 1950–2017, leído en mayo de 2018; por ello, las citas (traducidas al castellano por el autor de la reseña) y su paginación proceden de la edición original.
Una anécdota puede servir para ilustrar un estado de las cosas, del ánimo, en un momento determinado, y cómo las cosas han cambiado. En una nota a pie de página en el capítulo 9 (“Power of the People”, pp. 360-361 [«El poder popular» en la traducción castellana, pp. 383-425]), Ian Kershaw explica que estuvo en Berlín cuando «cayó» el Muro en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1989, pero que se «perdió» el acontecimiento. Durante el curso académico 1989-1990 estuvo, acompañado de sus hijos David y Stephen –que sí vivieron in situ el momento en el que miles de ciudadanos de la RDA (República Democrática Alemana) cruzaron el Muro, es decir, la frontera, y visitaron la parte occidental de la ciudad– como profesor invitado en el Instituto de Estudios Avanzados de Berlín (Wissenschaftskolleg zu Berlin), y esa tarde-noche tuvo una reunión con un estudiante estadounidense para hablar sobre su tesis doctoral en un pub del Berlín Occidental, apenas a una milla de la Puerta de Brandeburgo y de aquellos sucesos históricos a ambos lados del Muro. Al regresar al piso en el que residía, su hijo Stephen le contó que el Muro había «caído» y que su esposa había llamado desde Reino Unido para decir que lo estaba viendo todo por las noticias de las nueve de la noche en la BBC. [1] A la mañana siguiente, «pasó» al Berlín Oriental junto con un amigo alemán y ambos vieron que los controles fronterizos en la Friedrichstrasse aún funcionaban y que, aparentemente, todo parecía ir como siempre. Cuenta también Kershaw una anécdota que refleja el clima de optimismo de esos días. Regresó en metro a Berlín Occidental y al salir a la calle en el zoo Bahnhof, un berlinés corrió hacia él y le estrechó en un abrazo de oso, diciéndole, emocionado: «tenga una cálida bienvenida al Oeste, ¿de dónde es usted?», a lo que el historiador británico respondió: «de Manchester, Inglaterra», momento en el que el ciudadano berlinés le soltó, como si tuviera la peste bubónica, y se fue corriendo a abrazar al siguiente «recién llegado».
10 de junio de 2019
9 de junio de 2019
Crítica de cine: Klimt & Schiele, eros y psique, de Michele Mally
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Nota: este documental llega a las salas de cine como evento cinematográfico. Exhibidores como Yelmo, Grup Balañà y los Cines Verdi en Barcelona, lo emitirán los días 10 y 11 de junio, vinculado a una programación cultural especial; consúltese también en FilmAffinity para saber en qué otros cines se emitirá.
Gustave Klimt, Egon Schiele, Otto Wagner, Koloman Moser, Wilhelem List… son artistas que tienen algunas cosas en común. Para empezar, todos, de un modo u otro y con mayor o menor influencia, participaron en el movimiento artístico vienés conocido como la Secesión, fundado en 1897 y que trató de romper (el nombre era más que evidente) con un estilo artístico que consideraban estanco e incluso decadente, y pretendían especialmente renovar las artes en sus diversas vertientes: la arquitectura, la pintura, los carteles o la joyería y la artesanía, pasando por aplicaciones prácticas como el menaje de hogar o incluso las sillas. Encuadrado en el marco del modernismo, como gran movimiento artístico del período (con el Art Noveau como etiqueta que ha quedado ya fijada), y durante los años que son conocidos como la Belle Époque, que transita grosso modo entre la década de 1870 y el inicio de la Primera Guerra Mundial en 1914. Por otro lado, todos ellos fallecieron en 1918, en algunos casos a raíz de la pandemia de gripe, la mal llamada “gripe española”, que se extendió por prácticamente todo el planeta entre ese año y finales de 1920. Schiele, el más joven de todos ellos (apenas tenía 28 años cuando murió) falleció a causa de la gripe tres días después que su pareja, Edith, embarazada, el 31 de octubre de 1918. Con él murió una época en Viena, si es que los estragos de la Gran Guerra no la habían finiquitado un poco antes.
7 de junio de 2019
6 de junio de 2019
5 de junio de 2019
4 de junio de 2019
3 de junio de 2019
2 de junio de 2019
Crítica de cine: Rocketman, de Dexter Fletcher
Crítica publicada previamente en el portal Fantasymundo.
Cuando se estrenó Bohemian Rhapsody (Bryan Singer [y Dexter Fletcher], 2018) las salas de cine emitieron entre los tráileres previos a la película un primer avance de Rocketman, película que aún tardaría siete meses en llegar a la gran pantalla. Fletcher se puso detrás de la cámara (esta vez desde el principio, sin tener que sustituir a nadie) y realizó una película que, con guion de Lee Hall, recrea la biografía de Reginald “Reggie” Kenneth Dwight (nacido en 1947), conocido en todo el orbe como Elton John, desde su infancia y hasta algún momento de los años ochenta; de hecho, el film se cierra con una versión “fílmica”, clavada al original, del videoclip que se grabó en Cannes para el tema “I’m Still Stand In”, grabado en 1983.
[Nota curiosa: Taron Egerton, actor protagonista de este filme, ya hizo una versión de esta canción para la película de animación ¡Canta! (2016). Estaba destinado a interpretar a Elton John, sin duda, y quizá sea esa capacidad canora, junto con un cierto parecido físico, aunque a diferencia de Rami Malek en la película sobre Freddie Mercury, le sobra volumen respecto al Elton John de aquellos años setenta y ochenta.]
31 de mayo de 2019
30 de mayo de 2019
29 de mayo de 2019
28 de mayo de 2019
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24 de mayo de 2019
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